tag:blogger.com,1999:blog-87551779568624430222024-03-13T08:53:55.254-07:00LA ESTANTERÍA / Manuel RicoCríticas y reflexiones sobre poesía y literaturaMANUEL RICOhttp://www.blogger.com/profile/18013142254113133506noreply@blogger.comBlogger70125tag:blogger.com,1999:blog-8755177956862443022.post-41457257323901322762018-02-22T14:50:00.000-08:002018-02-22T14:50:32.751-08:00Tantear las sombras... y las luces / Sobre "Arquitectura del silencio", de Alicia Aza<br />
<div class="MsoNormal">
<span style="color: #674ea7;"><i>Después de Auschwitz, la poesía fue posible pese a las
dudas de<b> Paul Celan</b>. En </i>Aquitectura del silencio<i>, el
nuevo libro de poemas de <b>Alicia Aza</b>, se proyecta una mirada,
cargada de desolación y de denuncia, sobre ese y otros desastres
colectivos</i>.</span><span style="color: #0b5394;"><o:p></o:p></span></div>
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<span style="color: #674ea7;"><br /></span></div>
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<a href="https://4.bp.blogspot.com/-430lnCkB29o/Wo9D5M47haI/AAAAAAAADiM/9fKfsGl9iT0Y-DwEMYvkwmvwOfj0GUgVACEwYBhgL/s1600/campo-concentracion-auschwitz-birkenau.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="563" data-original-width="853" height="263" src="https://4.bp.blogspot.com/-430lnCkB29o/Wo9D5M47haI/AAAAAAAADiM/9fKfsGl9iT0Y-DwEMYvkwmvwOfj0GUgVACEwYBhgL/s400/campo-concentracion-auschwitz-birkenau.jpg" width="400" /></a></div>
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<span style="color: #674ea7;"><br /></span></div>
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No es frecuente encontrar libros en los que el poema,
más allá de su función como objeto artístico o como cauce de emociones íntimas
o de nuevos sentidos, aborda el pulso colectivo a partir de las sombras que
gravitan sobre la civilización y sobre los valores humanistas y democráticos en
que se asienta. También sobre sus luces y pliegues de esperanza. <b>Alicia
Aza </b>(Madrid, 1966), poeta con tres libros publicados ente 2010 y
2014, se atreve con ello en su nuevo poemario<i>, Arquitectura del
silencio. </i>El libro se sustenta en 13 poemas, todos construidos en
endecasílabos blancos y de cierta extensión, que recorren la geografía de los
grandes acontecimientos colectivos del siglo XX y de lo que llevamos del siglo
XXI. También momentos esperanzadores. Un objetivo ambicioso, poliédirico y
valiente. Es muy alto el listón que<b> Aza </b>coloca a su proyecto.
Y, por ello, poéticamente arriesgado.</div>
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<o:p></o:p></div>
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<a href="https://1.bp.blogspot.com/--PEoEv0gR18/Wo9D8iHYyRI/AAAAAAAADiQ/0o7lfFtxlU8U7arh8Egp__IQgZSILv_iACEwYBhgL/s1600/129-arquitectura-del-silencio.jpg" imageanchor="1" style="clear: left; float: left; margin-bottom: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="604" data-original-width="439" height="320" src="https://1.bp.blogspot.com/--PEoEv0gR18/Wo9D8iHYyRI/AAAAAAAADiQ/0o7lfFtxlU8U7arh8Egp__IQgZSILv_iACEwYBhgL/s320/129-arquitectura-del-silencio.jpg" width="232" /></a></div>
<div class="MsoNormal">
En el fondo, el libro es una suerte de recorrido por las más
importantes grietas que en el último siglo ponen de relieve la fragilidad de
nuestra civilización y la debilidad de las utopías que han marcado a varias
generaciones. En la trastienda de las sociedades del bienestar o, tal y como
las definiera <b>Herbert Marcuse</b>, "de la opulencia", hay
trapos sucios, restos de antiguos naufragios, miedos, intolerancia, crueldad y,
de manera muy especial, intereses económicos que determinan y condicionan el
curso de la Historia. Así, el lector asiste, a media que avanza en los textos
de <i>Arquitectura del silencio,</i> a acontecimientos
históricos que van de Auschwitz a la guerra del Vietnam, de la lucha por la
dignidad bajo la dictadura de <b>Franco </b>a los fundamentalismos de
todo signo expresados en hechos como el atentado terrorista contra las torres
gemelas en Nueva York, la sima del estalinismo prolongándose en Tianamen,
en Serbia y los Balcanes o en la Rumanía del último <b>Ceaucescu</b>, la
irracionalidad del terrorismo yihadista y su saldo de muertos en
París/Bataclan, en Munich, en Bruselas…. Sobre todo ello se levanta
la extensa sombra del miedo, asoman los temores y los terrores de las víctimas,
la piedad y la solidaridad del sujeto poético…. Y se alza la arquitectura del
silencio, de todos los silencios. Un silencio metafórico que arraiga en la
sociedad y que muchas veces es elusión de la realidad, otras es
deformación o desinformación, otras es mentira y huida. Y las más,
desconcierto, perplejidad ante las sevicias que caben en el comportamiento
humano y, sobre todo, en las decisiones de los poderes que lo conducen y
determinan. A veces, las menos, es la esperanza, quizá la salvación que
asoma en la tímida luz de la mirada de un niño, o de los refugiados bajo la
nieve de Europa, o el nacimiento de otras posibilidades de utopía tras la caída
del Muro de Berlín.</div>
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<br /></div>
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<o:p></o:p></div>
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<a href="https://4.bp.blogspot.com/-WolL-zQ9Gos/Wo9EBuiO7oI/AAAAAAAADiU/4Bu92B654ncNdypOeMvZg1JYlDoQl6UmACEwYBhgL/s1600/maxresdefault%2B%25281%2529.jpg" imageanchor="1" style="clear: left; float: left; margin-bottom: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="720" data-original-width="1280" height="180" src="https://4.bp.blogspot.com/-WolL-zQ9Gos/Wo9EBuiO7oI/AAAAAAAADiU/4Bu92B654ncNdypOeMvZg1JYlDoQl6UmACEwYBhgL/s320/maxresdefault%2B%25281%2529.jpg" width="320" /></a></div>
<div class="MsoNormal">
Son poemas donde la prevalencia de lo colectivo aparece
filtrada por la experiencia personal, por la subjetividad que nace de lo vivido
de manera más o menos próxima. Poemas narrativos con un filo documental
(los nombres propios —<b>Ortega Lara, Milosevic, Tejero, Bin laden</b>— y
la toponimia del terror —World Trade Center, los Altos del Golán, Irak,
Vitcong— son referencia obligada que <b>Aza</b> utiliza con
inteligencia y equilibrio) que cobran intensidad lírica y altura emotiva
cuando la poeta alude a los hechos colectivos <i>con el tamiz del
binomio intimidad/sentimiento por delante: </i> “Atrás quedó la niña
y, sin embargo, / llevo una margarita en un bolsillo / Y sé que morirá como Hu
Yaobang”. La poeta da cuenta de la deriva de un mundo deshumanizado en el que,
sin embargo, la belleza no es del todo extirpada: la luna, el mar, la luz del
sol, los atardeceres, la sonrisa de los niños y los requerimientos del
amor seguirán existiendo y aportando sus precarias dosis de alegría a un mundo
radicalmente injusto: “Nacer donde es mejor estremecerse / ante la cercanía de
la luna”. Esa capacidad de sanación, o de consuelo, asoma en el único
lugar donde <b>Aza </b> parece encontrar huellas, indicios de
esa posibilidad: en el arte, ya sea en la música (<b>Mahler</b>) , en la
pintura (<b>Leonardo</b> y la sonrisa de la <i>Dama de armiño</i>, <b>Dalí </b>y <i>La
persistencia, </i>el horror inconmensurable de <i>El grito</i>, de<b> Munch</b>),
en la propia literatura (<b>Lu Xun, Rilke, Kertesz, Manea</b>…) o
en la filosofía. Un libro valiente y, antes lo decía, arriesgado: si hablamos
de poesía (que es de lo que se trata), quizá habría reforzado su sentido y su
intensidad rebajando la vertiente más descriptiva de algunos poemas y
acentuando la mirada interior y las capacidades más reveladoras del lenguaje.
Libro necesario que a nadie dejará indiferente. </div>
<div class="MsoNormal">
<o:p></o:p></div>
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<br /></div>
<div class="MsoNormal">
<span style="color: #674ea7;"><b>Alicia Aza / </b><i>Arquitectura del silencio
/ </i>Valparaíso Ediciones. Granada, 2017 / 73 pags.</span><o:p></o:p></div>
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-------------<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal">
También en el diario digital<span style="color: #cc0000;"> <i><a href="http://www.nuevatribuna.es/articulo/cultura---ocio/tantear-sombras-luces/20180219011614148716.html"><b>NUEVA
TRIBUNA.</b></a></i><o:p></o:p></span></div>
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<br /></div>
<br />MANUEL RICOhttp://www.blogger.com/profile/18013142254113133506noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-8755177956862443022.post-55274064033291865432017-11-30T01:46:00.000-08:002017-11-30T01:50:53.386-08:00La sombra que ocupó nuestras ciudades / Sobre "Ayer fue sombra", de Miguel Ángel Yusta<br />
Los últimos meses, con la crisis de Cataluña, se ha puesto de relieve en nuestro país una mirada corta, indocumentada e irresponsable sobre el franquismo. Una mirada deforme, interesada, que para nada ayuda a las nuevas generaciones. Alejada de la verdad histórica como puede verse en multitud de documentos sobre la época, una verdad que no resiste comparación alguna con el presente.<br />
<br />
<table align="center" cellpadding="0" cellspacing="0" class="tr-caption-container" style="margin-left: auto; margin-right: auto; text-align: center;"><tbody>
<tr><td style="text-align: center;"><a href="https://4.bp.blogspot.com/-RgtiYkjQ5qs/WhaWaNkaR8I/AAAAAAAADeg/g3xLzLgompgF7JLzzEMj0YJwk-5FdYcBQCLcBGAs/s1600/Mayusta%2B3.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: auto; margin-right: auto; text-align: center;"><img border="0" data-original-height="687" data-original-width="1024" height="266" src="https://4.bp.blogspot.com/-RgtiYkjQ5qs/WhaWaNkaR8I/AAAAAAAADeg/g3xLzLgompgF7JLzzEMj0YJwk-5FdYcBQCLcBGAs/s400/Mayusta%2B3.jpg" width="400" /></a></td></tr>
<tr><td class="tr-caption" style="text-align: center;"><span style="color: blue;"><i>Zaragoza, finales de los 50</i></span></td></tr>
</tbody></table>
En ese ámbito, la literatura contribuye, sin duda, a poner sobre la mesa la verdad y su raíz, lo más profundo de la experiencia humana y la atmósfera de un tiempo en el que quedó expresado lo más sombrío, triste y duro de nuestra historia. Y de la Historia de nuestro país. Una de mis lecturas preferentes de este año ha sido un libro que quizá haya pasado inadvertido en su "segunda edición ampliada" (la primera se remonta a 2010), de <b>Miguel Ángel Yusta</b>. Se trata de <i>Ayer fue sombra,</i> una colección de poemas que tiene la virtud, gracias a un lenguaje entre lo conversacional, lo narrativo y la emoción lírica, de trasladar al lector la atmósfera que vivió la infancia de varias generaciones, especialmente las de aquellos españoles nacidos en las décadas de los cuarenta y cincuenta del pasado siglo.<br />
<br />
<a href="https://1.bp.blogspot.com/-AJr0O6vnrhY/Wh_SYgEWYtI/AAAAAAAADhE/8zjZeOIC0kYIWoMF5fgWzardrUgDxE0zgCLcBGAs/s1600/Auyer%2Bfue%2Bsombra.jpg" imageanchor="1" style="clear: left; display: inline; float: left; margin-bottom: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="268" data-original-width="188" src="https://1.bp.blogspot.com/-AJr0O6vnrhY/Wh_SYgEWYtI/AAAAAAAADhE/8zjZeOIC0kYIWoMF5fgWzardrUgDxE0zgCLcBGAs/s1600/Auyer%2Bfue%2Bsombra.jpg" /></a><a href="https://3.bp.blogspot.com/-rwBEvXOdICk/Wh_SHOZWZNI/AAAAAAAADhA/NbesVOAjF3UMff-JW3_u3OjroiynI4vpwCLcBGAs/s1600/MAYUSTA%2B2.jpg" imageanchor="1" style="clear: right; display: inline !important; float: right; margin-bottom: 1em; margin-left: 1em;"><img border="0" data-original-height="594" data-original-width="634" height="186" src="https://3.bp.blogspot.com/-rwBEvXOdICk/Wh_SHOZWZNI/AAAAAAAADhA/NbesVOAjF3UMff-JW3_u3OjroiynI4vpwCLcBGAs/s200/MAYUSTA%2B2.jpg" width="200" /></a> Las tardes de radio amasadas en una vida cotidiana llena de asperezas. La esperanza extraña que llegaba a través de las ondas. Los cambios vividos por la ciudad (Zaragoza al fondo) tras la guerra. La escasez, la pobreza como una enfermedad social y como una seña de identidad de una mayoría derrotada (y humillada).. El cine como refugio. Los viejos trenes como caleidoscopios de las diversas formas de menesterosidad. La misa, el estraperlo, los juguetes imposibles, los largos e incomprensibles silencios de los mayores, el gris dominante en el aire de las ciudades y en los escenarios de la memoria....<strong> Miguel Ángel Yusta</strong> ha reconstruido ese mundo pequeño, miserable, mediocre, en que crecimos los hijos de la posguerra. En los quince poemas que componen <i>Ayer fue sombra </i>podemos encontrar la radiografía emocional de ese tiempo contemplada con los ojos de quien lo sobrevivió. Lo hemos leído, sin duda, en novelas memorables de <strong>García Hortelano</strong>, de<strong> Antonio Ferres</strong>, de <strong>Juan Marsé </strong>o de <strong>Ana María Matute.</strong> También en la obra de no pocos poetas de la promoción del cincuenta. Pero no es fácil encontrar poemarios, aparecidos en los últimos años en los que se proyecte una mirada que devuelva la memoria a quienes vivieron aquella experiencia y que sitúen a las jóvenes generaciones ante aquel mundo. En <em>Ayer fue sombra</em> hay una reflexión de fondo que, a partir de la dolorosa constatación de la infancia perdida (algo que resalta de modo certero <strong>Marisa Peña</strong> en su atinado prólogo) entre miedos, frustraciones, decepción y complejos --aquel terrible complejo de culpa que hacía sentirse responsables de su probreza a los propios niños--, se constata la victoria, aunque fuera tardía, de la luz.<br />
<br />
<br />
Vida al final del túnel. Un túnel que<strong> Yusta </strong>describe con la precisión del entomólogo llevando a cabo una suerte de viaje por costumbres, objetos, sensaciones y anécdotas. Los escaparates contemplados con envidia e impotencia en los días previos a la fiesta de Reyes ("esos Ford basculantes con la cabina roja / y preciosos, inalcanzables trenes eléctricos / con máquinas veloces y vagones de lujo / también había bicicletas que solo poseían niños desconocidos / a los que no podíamos pedírselas prestadas"), los juguetes de hojalata, los trenes de vagones de madera, una memoria vinculada al estraperlo y a la presencia de guardias civiles de inspección ("Mi padre sacaba los papeles apresuradamente"), el carbón vegetal en la impotencia de las cocinas humildes. Ese acercamiento, que despierta en el lector maduro los fantasmas de la memoria y en el más joven la realidad de un mundo desaparecido que es saludable evocar (ya se sabe, los pueblos que olvidan su historia...), cumple, también, una función terapéutica. En la mirada de Yusta hay una forma de piedad hacia el niño que fue, cierto enfrentamiento a la suma de culpabilidades con que creció (la envidia hacia los más ricos, la vergúenza por la condición humilde, la conciencia de víctima): es una reconciliación, un abrazo lleno de ternura y de comprensión, como si le dijera: "no fue tu culpa". En el fondo, todos llevamos con nosotros, a lo largo de la vida, al niño que fuimos. Si éste vivió en la sombra, si creció sintiéndose diferente y relegado al país de la mayoría derrotada y marginada, la poesía sirve para reconciliarse con él, para restituir, al cabo del tiempo, la dignidad que otros no le reconocieron, para vindicar la memoria de los tuyos. Hermoso y emocionante libro del de Miguel Ángel Yusta. Y necesario. Muy necesario.<br />
<br />
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="https://2.bp.blogspot.com/-TGHqP5n9ANY/WhaWaPodNCI/AAAAAAAADek/z2d9az5Ww-wRYmjECVlzRO8lH2JVQGb3QCLcBGAs/s1600/Mayusta%2B4.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em; text-align: center;"><img border="0" data-original-height="459" data-original-width="696" height="263" src="https://2.bp.blogspot.com/-TGHqP5n9ANY/WhaWaPodNCI/AAAAAAAADek/z2d9az5Ww-wRYmjECVlzRO8lH2JVQGb3QCLcBGAs/s400/Mayusta%2B4.jpg" width="400" /></a></div>
MANUEL RICOhttp://www.blogger.com/profile/18013142254113133506noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-8755177956862443022.post-90411717888420366472017-07-06T17:02:00.002-07:002017-07-07T06:38:54.701-07:00El latido de la tierra / Sobre "Sin ir más lejos", de Fermín Herrero<b><span style="color: #0b5394;"><i>Fermín Herrero</i></span></b><span style="color: #0b5394;"><i> es un poeta con una dialatada trayectoria basada en el rigor y en un hondo entrañamiento con el entorno rural en que vivió la infancia. </i></span><span style="color: #0b5394;">Sin ir más lejos</span><span style="color: #0b5394;"> <i>es su último libro publicado. Con él ha obtenido el último Premio de la Crítica de poesía en lengua castellana.</i></span><br />
<span style="color: #0b5394;"></span><br />
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="https://3.bp.blogspot.com/-sp0qzWKseck/WV7KvDekOFI/AAAAAAAADdw/F5KjQhYIelI8YauhKATDV5j4f79ZhxZoQCLcBGAs/s1600/IMG-20130613-01019%2B%25282%2529.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="1200" data-original-width="1600" height="300" src="https://3.bp.blogspot.com/-sp0qzWKseck/WV7KvDekOFI/AAAAAAAADdw/F5KjQhYIelI8YauhKATDV5j4f79ZhxZoQCLcBGAs/s400/IMG-20130613-01019%2B%25282%2529.jpg" width="400" /></a></div>
<br />
En los últimos dos años han aparecido en librerías diversos ensayos, lindantes con la narrativa, que proyectan una mirada, entre nostálgica y reivindicativa y crítica, sobre la realidad de los pueblos abandonados o semiabandonados de nuestro país. Ahí están <em>La España vacía</em>, de<strong> Sergio del Molino</strong><em>, Los últimos</em>, de <strong>Paco Cerdá,</strong> <em> El viento derruido</em>, de <strong>Alejandro López Andrada</strong>, o el ciclo de libros sobre La Alcarama de <strong>Abel Hernández</strong>. El mundo rural y su imparable declive y la muerte de un rico legado vital y cultural por ausencia de herederos (viven lejos, en un mundo tecnológico y urbano) que lo cultiven y renueven son la base sobre la que se levanta esa literatura.<br />
<br />
Pocos autores se han acercado a ese universo en ruinas desde la poesía. Entre ellos, <strong>Fermín Herrero </strong>(Ausejo de la Sierra, 1963), poeta soriano que no ha dejado de asomarse a él desde su primer libro, <em>Echarse al monte </em>(1997) y que con<em> Sin ir más lejos </em>ha obtenido el último Premio de la Crítica de poesía en castellano. Un libro que pasó casi inadvertido, que ha contado con muy pocas reseñas — lo que revela el marasmo y el despiste con que se mueven, a veces, los suplementos culturales— y que, sin embargo, es uno de los más intensos y hondos de cuantos se publicaron el pasado año. De lenguaje desnudo, preciso y radical (de raíz), de sabia comunión con las verdades ancestrales que tuvieron su papel primordial en un universo, ahora perdido, en el que tierra y hombre mantenían vínculos indisolubles y directos (“Vivo en un lugarcillo de hartos pocos / vecinos”).. <em>Sin ir más lejos</em> es un libro universal, válido para cualquier territorio aunque contiene lugares, nombres propios (muy pocos: Moncayo, Urbión, Las landas, también Ohio o Nebraska, o Kolymá) y contiene, sobre todo, celebración de la vida desde la conciencia de la pérdida del espacio donde esta fluye.<br />
<span style="color: #0b5394;"><br /></span>
<br />
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="https://1.bp.blogspot.com/-qrX4CsqdkIw/WV7KiovsimI/AAAAAAAADdo/YMdd_OoE1oA3g3FcpInPaHj0v6z0cLxnQCLcBGAs/s1600/fermin-premio-letras--644x362.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"></a><a href="https://1.bp.blogspot.com/-qrX4CsqdkIw/WV7KiovsimI/AAAAAAAADdo/YMdd_OoE1oA3g3FcpInPaHj0v6z0cLxnQCLcBGAs/s1600/fermin-premio-letras--644x362.jpg" imageanchor="1" style="clear: right; float: right; margin-bottom: 1em; margin-left: 1em;"></a><img border="0" data-original-height="362" data-original-width="644" height="223" src="https://1.bp.blogspot.com/-qrX4CsqdkIw/WV7KiovsimI/AAAAAAAADdo/YMdd_OoE1oA3g3FcpInPaHj0v6z0cLxnQCLcBGAs/s400/fermin-premio-letras--644x362.jpg" width="400" /></div>
<br />
<br />
<span style="color: #0b5394;">“Mi ser es de silencio. En la quietud</span><br />
<span style="color: #0b5394;">del campo, solo, donde siempre,</span><br />
<span style="color: #0b5394;">debajo de las peñas, mantengo</span><br />
<span style="color: #0b5394;">la contemplación largo rato.</span><br />
<span style="color: #0b5394;">Sin más allá: vivir sintiendo</span><br />
<span style="color: #0b5394;">que la vida te pertenece</span><span style="color: #0b5394;"></span><br />
<span style="color: #0b5394;">por completo, pararte a comprender</span><br />
<span style="color: #0b5394;">esa simpleza, mientras te escucha,</span><br />
<span style="color: #0b5394;">largo rato, el silencio. Para volver</span><br />
<span style="color: #0b5394;">a congraciarse con el mundo”</span><br />
<br />
<strong>Fermín Herrero</strong> canta a las pequeñas cosas del campo (en algunos momentos me ha recordado, lejanamente, la poesía más entrañada de<strong> Muñoz Rojas,</strong> en otros un <strong>Claudio Rodríguez </strong>contemplativo y asombrado), a los fenómenos naturales que el viajero ignora, se detiene en las huellas que cada estación del año (“Obedecer / a la tierra, asumir / los ciclos pase / lo que pase, que el tiempo / dirá”) deja en la tierra de cultivo, en el árbol, en un campo solitario y vencido, la soledad de los corrales, las losas de lavar, el río. Paisajes, micropaisajes, naturaleza, muros, pueblos abandonados y silencio grávido, sometido sólo a los ruidos que acompañan los cambios meteorológicos, el fluir del tiempo.<br />
<br />
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="https://3.bp.blogspot.com/-Pe1y2k5rKpE/WV7KlAdEjsI/AAAAAAAADds/U5GMuHGHQDcJP8UR7CITflGsrMS_L_lhgCLcBGAs/s1600/Sin%2Bir%2Bm%25C3%25A1s%2Blejos.jpg" imageanchor="1" style="clear: left; float: left; margin-bottom: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="507" data-original-width="340" height="320" src="https://3.bp.blogspot.com/-Pe1y2k5rKpE/WV7KlAdEjsI/AAAAAAAADds/U5GMuHGHQDcJP8UR7CITflGsrMS_L_lhgCLcBGAs/s320/Sin%2Bir%2Bm%25C3%25A1s%2Blejos.jpg" width="214" /></a></div>
<em>Sin ir más lejos </em>es un canto a lo próximo y todavía vivo y es, también, una apelación a la memoria <a href="https://3.bp.blogspot.com/-Pe1y2k5rKpE/WV7KlAdEjsI/AAAAAAAADds/U5GMuHGHQDcJP8UR7CITflGsrMS_L_lhgCLcBGAs/s1600/Sin%2Bir%2Bm%25C3%25A1s%2Blejos.jpg" imageanchor="1" style="clear: left; float: left; margin-bottom: 1em; margin-right: 1em;"></a><a href="https://3.bp.blogspot.com/-Pe1y2k5rKpE/WV7KlAdEjsI/AAAAAAAADds/U5GMuHGHQDcJP8UR7CITflGsrMS_L_lhgCLcBGAs/s1600/Sin%2Bir%2Bm%25C3%25A1s%2Blejos.jpg" imageanchor="1" style="clear: left; float: left; margin-bottom: 1em; margin-right: 1em;"></a>infantil, a las costumbres desaparecidas, a una vida que quedó enterrada con la propia niñez. Porque al igual que en la sociedad cibernética y ultraurbanizada se pierde la noticia de lo más primigenio, de los pequeños signos de vida que en el campo aún conservan su sentido más hondo, su predominio (Internet, el mundo tecnificado, la veneración de la imagen tienen efectos desoladores sobre esa realidad), también se pierden costumbres, ritos, oficios y para dar cuenta de esas pérdidas le sirve a <strong>Herrero </strong>la sutileza afilada y cargada de emoción del poema: la pesca del cangrejo, la matanza que señalaba los inviernos, la caza de pájaros con liga, espiar los nidos son algunos de los acontecimientos que afloran en la memoria y cobran identidad, existencia, en el poema. Esa conciencia, que surge del enfrentamiento del poeta con todo lo que ya no volverá es, también, sorda protesta, crítica, una crítica que contiene, como alimento, el regreso, la devoción por la tierra que alumbró todo aquello y que ha sido abandonada por el hombre: “Se siente, ahora, seca la casa, / apenas sensitiva, con mucho / ayer. Y con penumbra”.<br />
<strong><br /></strong>
<strong>Fermín Herrero</strong> obtuvo con este libro un merecido premio de la Crítica. Un galardón imprevisto, contra la lógica que parece vincular ese premio con una significativa presencia previa en los suplementos literarios de los más importantes diarios. Un libro que emociona, que nos invita a mirar lo esencial de la vida y a saborear un lenguaje que, como las tierras cantadas, parece condenado, también, al abandono: “a tenazón”, “solanillo”, “cardelinas”, “primadas”, “reguero”, “adormijaba”… son algunos de los términos que Herrero recupera. Poesía en estado esencial brotando de la tierra. <br />
<div style="text-align: right;">
<strong><em><br /></em></strong></div>
<div style="text-align: right;">
<strong><em><span style="color: #0b5394;">También en el diario digital <a href="http://www.nuevatribuna.es/articulo/cultura---ocio/latidos-tierra-ir-mas-lejos-fermin-herrero/20170707010855141533.html">Nueva Tribuna</a></span></em></strong></div>
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<b></b><br /></div>
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<em><span style="color: #0b5394;"><b>Sn ir más lejos</b></span></em><br />
<strong><span style="color: #0b5394;">Fermín Herrero</span><span style="color: #0b5394;"></span></strong><br />
<span style="color: #0b5394;">60 págs.</span><br />
<span style="color: #0b5394;">Hiperion. Madrid, 2016</span></div>
<span style="color: #0b5394;"></span><br data-cke-eol="1" />
<b></b><i></i><u></u><sub></sub><sup></sup><strike></strike>MANUEL RICOhttp://www.blogger.com/profile/18013142254113133506noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-8755177956862443022.post-63844063585970787542017-04-08T03:44:00.000-07:002017-04-08T05:31:02.720-07:00La vida en crudo | Sobre "Trabajo sucio", de Eva Vaz<br />
<div style="margin: 0px 0px 13px;">
<a href="https://1.bp.blogspot.com/-wW8T1qDPK_Y/WOi7N6sGjnI/AAAAAAAADcU/K4XDgp9O6UYNxt-e4k18Kr8IFH46tHDzgCLcB/s1600/Eva%2BVaz%2B2.jpg" imageanchor="1" style="clear: left; float: left; margin-bottom: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" height="320" src="https://1.bp.blogspot.com/-wW8T1qDPK_Y/WOi7N6sGjnI/AAAAAAAADcU/K4XDgp9O6UYNxt-e4k18Kr8IFH46tHDzgCLcB/s320/Eva%2BVaz%2B2.jpg" style="cursor: move;" width="225" /></a><span style="font-family: inherit; margin: 0px;"><b>Eva Vaz</b>
(Huelva, 1972) mira al mundo como a través de una lente agrietada. Se confiesa,
se desnuda sin pudor y hace el poema una suerte de puente para que la geografía
más íntima, a veces inconfesable, cruce hacia el dominio colectivo. Un lenguaje
crudo y directo, levemente irónico, nos muestra la conciencia madura, un punto
pesimista, de la vida. No hay tregua, la poesía calma aunque no cura, aplaca el
dolor pero no cauteriza del todo, da cuenta de la felicidad pero también de sus
rotos y debilidades (“Pero todavía puede romperse el mundo”). De <b>Eva Vaz</b>
tenemos noticia porque ha publicado cinco libros, por su antología <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Frágil</i> (2010), por su presencia en el
foro crítico-poético “Voces del extremo” y por su sintonía con el aliento
insumiso de ese colectivo aunque su insumisión parte de lo íntimo cotidiano y
no es directamente política, tiene un poso existencialista que apunta a la
individualidad y a los límites de lo cotidiano. Todo eso está en <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Trabajo sucio</i>, su último poemario. Proyectado
sobre la sexualidad, gozo y tormento <span style="margin: 0px;"> </span>a
la vez, acercándose a la muerte próxima (“Los amigos no mueren, / fallecen, / y
sois más fieles que los amigos vivos”), derivando hacia la maternidad y hacia
la memoria y atenta a aquellos gestos ajenos que no por irrelevantes, a veces
invisibles, carecen de importancia (“La vida en minúsculas, / la que no se ve o
se olvida”). </span><br />
<span style="font-family: inherit;"><span style="font-family: "arial";"><br /></span>
<span style="margin: 0px;"></span></span><a href="https://2.bp.blogspot.com/-3xSHRkVVFwQ/WOi7KjlLHtI/AAAAAAAADcQ/h1qwdW_nMFMik8hUjPrk7lBABG0ahHbfACLcB/s1600/Eva%2BVAz.jpg" imageanchor="1" style="clear: left; float: left; margin-bottom: 1em; margin-right: 1em;"><span style="font-family: inherit;"><img border="0" src="https://2.bp.blogspot.com/-3xSHRkVVFwQ/WOi7KjlLHtI/AAAAAAAADcQ/h1qwdW_nMFMik8hUjPrk7lBABG0ahHbfACLcB/s1600/Eva%2BVAz.jpg" /></span></a><span style="font-family: inherit; margin: 0px;">Los objetos cotidianos, la visita al psicólogo o al psiquiatra, la
experiencia vivida en el dentista, el destello feliz de un encuentro, de una
lectura, de un descubrimiento y la certeza de lo que oculta la vida más allá de
esos momentos: sombra y decepción, miedo y fracaso. El origen humilde (“yo
también soy hija de obrero y madre ama de casa. / Y también conozco la fauces
del paro”) y las servidumbres de lo cotidiano, un escenario no siempre fácil,
parecen determinar<span style="margin: 0px;"> </span>el<span style="margin: 0px;"> </span>tono amargo, desangelado y “sucio” aunque
irresistiblemente lírico e intenso, de un libro que deja huella. <span style="margin: 0px;"> </span></span></div>
<span style="font-family: inherit;"><br /></span>
<div style="line-height: normal; margin: 0px; text-align: right;">
<span style="font-family: inherit;"><b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><i style="mso-bidi-font-style: normal;"><span style="font-size: x-small; margin: 0px;">Trabajo sucio- </span></i></b><b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><span style="font-size: x-small; margin: 0px;">Eva Vaz / </span></b><span style="font-size: x-small; margin: 0px;">La Isla de Siltolá. Sevilla, 2016 / </span><span style="margin: 0px;"><span style="font-size: x-small;">84 pgs.</span><span style="font-size: x-small; margin: 0px;"> </span></span></span></div>
<span style="font-family: inherit;"><span style="margin: 0px;"><span style="margin: 0px;"><br /></span></span>
</span><br />
<div>
<span style="margin: 0px;"><span style="font-family: inherit; margin: 0px;"><br /></span></span></div>
<div style="text-align: right;">
<span style="margin: 0px;"><span style="font-family: inherit; margin: 0px;"><span style="color: #3d85c6;"><i><b>Publicada en </b></i><b>Babelia. El País</b><i><b>. Sábado, 8 de abril de 2017</b></i></span><span style="font-size: x-small;"></span><span style="font-size: x-small;"></span></span></span></div>
<div style="line-height: normal; margin: 0px;">
<br /></div>
MANUEL RICOhttp://www.blogger.com/profile/18013142254113133506noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-8755177956862443022.post-79549799937025601122017-03-09T16:04:00.003-08:002017-03-09T16:04:33.231-08:00La luz insobornable de aquel tiempo | Sobre "Ciudades", de Antonio Jiménez Millán<span style="font-family: inherit;">Si algo han aportado algunos poetas nacidos en la década de los cincuenta del pasado siglo al imaginario lírico de nuestro país es una mirada crítica nacida de la propia experiencia de la dictadura y la búsqueda de un espacio expresivo apoyado en la dialéctica entre lo íntimo y lo colectivo. Poetas que, entre la adolescencia y la primera juventud, vivieron los últimos años del franquismo y que cruzaron la transición debatiéndose entre la pureza de los sueños acumulados y la perversión de éstos por los requerimientos de una sociedad más pragmática y cautelosa de lo que esperaban. Los binomios pasión/decepción o utopía/realidad marcaron su conciencia y se colaron, como una suerte de savia añadida, en una poesía escrita casi a pie de calle, como seña de identidad complementaria a la contestación universitaria o al inconformismo social.</span><br />
<br />
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="https://2.bp.blogspot.com/-Fz_F6BtZp4w/WMHqpK_acqI/AAAAAAAADa0/Wu0Jeaz9VaE1anQPFiaxNvuKWLGqlLPcACLcB/s1600/jim%25C3%25A9nez%2Bmillan%2Bantonio.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" height="300" src="https://2.bp.blogspot.com/-Fz_F6BtZp4w/WMHqpK_acqI/AAAAAAAADa0/Wu0Jeaz9VaE1anQPFiaxNvuKWLGqlLPcACLcB/s400/jim%25C3%25A9nez%2Bmillan%2Bantonio.jpg" width="400" /></a></div>
<br />
<span style="font-family: inherit;">Primeros libros en los años ochenta, apertura de una nueva hegemonía frente al culturalismo dominante hasta finales de la década anterior, vuelta a Machado y a las poéticas del cincuenta, renovada visión de los poetas sociales, revalorización de la experiencia, despojamiento lingüístico, tendencia a lo conversacional,… En Madrid, en Barcelona, en Granada y en otras ciudades surgían núcleos de poetas no novísimos, rehumanizadores, amantes de la palabra y de sus capacidades de revelación y, a la vez, ajenos a lo alardes vanguardistas y críticos con los sectores dominantes en una sociedad dividida en clases.</span><br />
<strong><span style="font-family: inherit;"><br /></span></strong>
<a href="https://2.bp.blogspot.com/-d--BzYtHyug/WMHqrgkEr3I/AAAAAAAADa4/eetLCyeXSqoVPb2DoIgdcxa00e270w-LgCLcB/s1600/Jim%25C3%25A9nez%2BMill%25C3%25A1n%2B3.jpg" imageanchor="1" style="clear: left; float: left; margin-bottom: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" height="320" src="https://2.bp.blogspot.com/-d--BzYtHyug/WMHqrgkEr3I/AAAAAAAADa4/eetLCyeXSqoVPb2DoIgdcxa00e270w-LgCLcB/s320/Jim%25C3%25A9nez%2BMill%25C3%25A1n%2B3.jpg" width="227" /></a><strong><span style="font-family: inherit;">Antonio Jiménez Millán</span></strong><span style="font-family: inherit;"> (Granada, 1954) fue/es uno de ellos. La primera vez que supe de su existencia como poeta fue en la sede de Endymión, no recuerdo si en la calle San Bernardo/Fuentetaja o en el sótano de Cruz Verde, a dos pasos del metro de Noviciado. El poeta que acaba de publicar la antología </span><em><span style="font-family: inherit;">Ciudades </span></em><span style="font-family: inherit;">terminaba d</span><em><span style="font-family: inherit;">e </span></em><span style="font-family: inherit;">dar a la luz su segundo libro en la colección de poesía en la que, a mi vez, yo había publicado cuatro años antes mi primer poemario. En aquellos pasos iniciales de Endymión coincidimos algunos de los que entonces asomábamos al panorama literario: </span><strong><span style="font-family: inherit;">Adolfo García Ortega</span></strong><span style="font-family: inherit;"> y </span><strong><span style="font-family: inherit;">Julio Llamazares, Álvaro Salvador, Fanny Rubio, José Carlón, Carlos Álvarez</span></strong><span style="font-family: inherit;">, el entonces ensayista </span><strong><span style="font-family: inherit;">Rogelio Blanco</span></strong><span style="font-family: inherit;">, abismado ya en </span><strong><span style="font-family: inherit;">María Zambrano</span></strong><span style="font-family: inherit;"> … El libro de </span><strong><span style="font-family: inherit;">Jiménez Millán </span></strong><span style="font-family: inherit;">llevaba por título </span><em><span style="font-family: inherit;">Poemas del desempleo</span></em><span style="font-family: inherit;"> y suponía un primer acercamiento a la poesía mezcla de reflexión intimista y preocupación colectiva con el telón de fondo de las secuelas de la crisis económica de los años setenta o del petróleo, todavía presente en los primeros años de nuestra democracia.</span><br />
<span style="font-family: inherit;"><br /></span>
<span style="font-family: inherit;">Aquellos jóvenes poetas, que miraban con veneración a quienes, según la “teoría de las generaciones” y de acuerdo con un término utilizado por Julián Marías, habían llegado ya a la edad “cesárea” y staban en su plenitud creadora como </span><strong><span style="font-family: inherit;">Jaime Gil de Biedma, Ángel González, Claudio Rodríguez</span></strong><span style="font-family: inherit;"> o </span><strong><span style="font-family: inherit;">José Agustín Goytisolo </span></strong><span style="font-family: inherit;">han cumplido ya los sesenta años (“Ayer cumplí sesenta años. / La muerte ronda inevitablemente / en la pantalla del televisor”. ) y han comprobado la vigencia de los presupuestos éticos y estéticos de los que partían, presupuestos que, en buena medida, alimentan a los poetas de las últimas hornadas. Es, en consecuencia, la hora del balance, de las obras completas, de las antologías referenciales. </span><strong><span style="font-family: inherit;">Jiménez Millán</span></strong><span style="font-family: inherit;"> lo hace con </span><em><span style="font-family: inherit;">Ciudades </span></em><span style="font-family: inherit;">de la mano de un prologuista coetáneo, </span><strong><span style="font-family: inherit;">Luis García Montero</span></strong><span style="font-family: inherit;">, y lo hace prescindiendo, de manera no explicada, del ya aludido </span><em><span style="font-family: inherit;">Poemas del desempleo</span></em><span style="font-family: inherit;">.</span><br />
<br />
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="https://2.bp.blogspot.com/-TIYNezGYOqE/WMHquf3brUI/AAAAAAAADa8/4EUQaL3ReBkCzFl78RcTbnqER7nJ1EFhgCLcB/s1600/Granada%2BDarro.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" height="222" src="https://2.bp.blogspot.com/-TIYNezGYOqE/WMHquf3brUI/AAAAAAAADa8/4EUQaL3ReBkCzFl78RcTbnqER7nJ1EFhgCLcB/s400/Granada%2BDarro.jpg" width="400" /></a></div>
<span style="font-family: inherit;"><br /></span>
<span style="font-family: inherit;">Es la poesía de </span><strong><span style="font-family: inherit;">Jiménez Millán</span></strong><span style="font-family: inherit;"> un camino extraño, teñido de oscuridad ambiental y sentimental y no carente de pesimismo. En todos sus títulos hay una vertiente que nos habla de ello. La niebla, las ventanas que asoman al bosque, la casa invadida (“como una balsa a la deriva, / siempre a salvo del frío y las tormentas”), el desorden que inquieta y perturba (“la lógica siniestra del azar, / la ley del miedo”), el urbano claroscuro de la clandestinidad… En </span><em><span style="font-family: inherit;">Ciudades </span></em><span style="font-family: inherit;">el poeta hace un recorrido por cinco de sus libros estableciendo como frontera inicial la década de los ochenta: en 1983 publica </span><em><span style="font-family: inherit;">Restos de niebla</span></em><span style="font-family: inherit;"> y aunque </span><em><span style="font-family: inherit;">Poemas del desempleo </span></em><span style="font-family: inherit;">aparece en 1985, el volumen estaba concluido (y premiado) a la altura de 1979-</span><br />
<span style="font-family: inherit;"><br /></span>
<span style="font-family: inherit;">La poesía de</span><strong><span style="font-family: inherit;"> Jiménez Millán</span></strong><span style="font-family: inherit;"> tiene una rotunda vocación urbana (Granada es personaje y telón de fondo), un vivo componente cultural, que no culturalista, y un firme anclaje en la experiencia de lo cotidiano y, como sustrato inevitable de esa experiencia, tantea de manera obstinada en la memoria. Esas”materias”, que conviven en la mayoría de sus libros (y de sus poemas) establecen una línea medular que no es otra que la meditación sobre el paso del tiempo, el poema como única vacuna contra su devastación (“¿Y fue por estas calles donde anduvo / el tiempo, el olvido?”), el barrio como lugar fundacional, como geografía íntima a la que volver entre la nostalgia y la decepción. La poesía como tiempo significante —</span><strong><span style="font-family: inherit;">Vázquez Montalbán </span></strong><span style="font-family: inherit;">dixit— o como machadiana palabra en el tiempo. En </span><em><span style="font-family: inherit;">Ciudades </span></em><span style="font-family: inherit;">hay presencias que definen el tiempo evocado: </span><strong><span style="font-family: inherit;">Javier Egea</span></strong><span style="font-family: inherit;"> o</span><strong><span style="font-family: inherit;"> Francisco Brines</span></strong><span style="font-family: inherit;">, </span><strong><span style="font-family: inherit;">Joan Margarit, Gil de Biedma Allen Ginsberg</span></strong><span style="font-family: inherit;">, </span><strong><span style="font-family: inherit;">Rafael Alberti, Pavese,</span></strong><span style="font-family: inherit;"> el mítico </span><strong><span style="font-family: inherit;">Orson Welles</span></strong><span style="font-family: inherit;">. Y hay, como una impregnación que tamiza el conjunto de su obra pero que abastece de manera casi total su último libro,</span><em><span style="font-family: inherit;"> Clandestinidad </span></em><span style="font-family: inherit;">(2011), conciencia crítica. Es la necesaria conciencia que marcó a toda una generación concretándose en la memoria de un tiempo en blanco y negro en el que todo estaba por construir: el miedo, el peligro, la felicidad, el erotismo incompleto y urgente, el entusiasmo también</span><em><span style="font-family: inherit;">. Clandestinidad</span></em><span style="font-family: inherit;"> es la visita a una ciudad en la que todo fue posible (“las noches que no acababan nunca”) pero que hoy vive en el conformismo y en la aceptación decepcionada. Octubre, lluvia, los primeros fríos anunciando el invierno, la habitación y el libro, el hotel y el sexo, la soledad acompañada y la colectividad vivida con el filtro de lo radicalmente íntimo.`</span><br />
<br />
<table align="center" cellpadding="0" cellspacing="0" class="tr-caption-container" style="margin-left: auto; margin-right: auto; text-align: center;"><tbody>
<tr><td style="text-align: center;"><a href="https://2.bp.blogspot.com/-iOKYq9V_-8g/WMHtEi4wnuI/AAAAAAAADbQ/hsYuXufPzVcTpkMzcPPlA3H3Bzi7R834QCLcB/s1600/Hopper%2B2.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: auto; margin-right: auto;"><img border="0" height="400" src="https://2.bp.blogspot.com/-iOKYq9V_-8g/WMHtEi4wnuI/AAAAAAAADbQ/hsYuXufPzVcTpkMzcPPlA3H3Bzi7R834QCLcB/s400/Hopper%2B2.jpg" width="400" /></a></td></tr>
<tr><td class="tr-caption" style="text-align: center;"><i><b><span style="color: #0b5394;">Hopper, los artistas plásticos visibles en la poesía de Jiménez Millán</span></b></i></td></tr>
</tbody></table>
<strong><span style="font-family: inherit;">Jiménez Millán</span></strong><span style="font-family: inherit;"> nos deja en </span><em><span style="font-family: inherit;">Ciudades</span></em><span style="font-family: inherit;"> la esencia de cinco libro que han contribuido a la construcción del imaginario lírico de los últimos treinta años. Desde una opción estética que enlaza con una tradición entre realista y meditativa que si en los años noventa fue polo de un debate literario con las opciones más informalistas, hoy forma parte del paisaje poético y ha traspasado la frontera generacional para formar parte del imaginario de los poetas más jóvenes con toda naturalidad. Es, en el fondo, un forma de perduración, de vivificar una aventura estética cuya vigencia es hoy, tantos años después, una realidad “Hay días en que vuelve a los tejados / la luz insobornable de aquel</span> tiempo”.MANUEL RICOhttp://www.blogger.com/profile/18013142254113133506noreply@blogger.com1tag:blogger.com,1999:blog-8755177956862443022.post-30599775457701065282016-12-07T00:54:00.000-08:002016-12-07T00:54:48.716-08:00Los días finales de Antonio Machado en Collioure: la crónica necesaria<b><i><span style="color: #0b5394;">El profesor y ensayista francés publica un hermoso y exhaustivo volumen sobre Antonio Machado en los días que precedieron a su muerte en Collioure. A esa crónica se añade una colección de breves estudios sobre el poeta.</span></i></b><br />
<b><i><span style="color: #0b5394;"><br /></span></i></b>
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="https://1.bp.blogspot.com/-BhahOuxi7fk/WEfKa8fWimI/AAAAAAAADXs/doK1Gi7fStwzeCxTZRMITnj_LMoyNimJQCLcB/s1600/Machado%2B%25C3%25BAltimo%2B3.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" height="243" src="https://1.bp.blogspot.com/-BhahOuxi7fk/WEfKa8fWimI/AAAAAAAADXs/doK1Gi7fStwzeCxTZRMITnj_LMoyNimJQCLcB/s400/Machado%2B%25C3%25BAltimo%2B3.jpg" width="400" /></a></div>
<b><span style="color: #0b5394;"><i><br /></i></span></b><strong>Jacques Issorel </strong>es un profesor (catedrático honorario de la Universidad Perpiñán Via Domitia) y ensayista con una dilatada trayectoria de estudio y análisis de la poesía española, en la que cabe destacar la edición crítica de la poesía completa del autor “lateral” del 27 <strong>Fernando Villalón.</strong> La publicación del libro <em>Últimos días en Collioure, 1939 y otros estudios breves sobre Antonio Machado </em>confirma esa trayectoria y nos sitúa en la cotidianidad apenas conocida de <strong>Antonio Machado</strong> en el período comprendido entre la llegada del poeta a Barcelona en 1939 y el 22 de febrero de aquel año, día de su muerte. Junto a ello, el libro recoge interesantes aproximaciones a parte de la obra del poeta sevillano, desde el análisis del último verso que escribió (“Estos días azules y este sol de la infancia”) hasta acercamientos, siempre originales, a poemas especialmente significativos de su trayectoria pasando por la relación de <strong>Machado</strong> con <strong>Alfonso Reyes</strong>, por las aportaciones de <strong>Josep Maria Corredor</strong> a la memoria de los últimos días del sevillano y por la carta que en, julio de 1954, <strong>José</strong> <strong>y Joaquín Machado</strong>, hermanos del poeta, dirigieron, desde Santiago de Chile, a <strong>Marcel Bataillòn</strong>.<br />
<br />
<table cellpadding="0" cellspacing="0" class="tr-caption-container" style="float: left; margin-right: 1em; text-align: left;"><tbody>
<tr><td style="text-align: center;"><a href="https://4.bp.blogspot.com/-ROrlLeYigD0/WEfKePrg20I/AAAAAAAADXw/JQLRrmB1sLQSee1kzjxaWr2lrUVahhyLACLcB/s1600/Issorel.jpg" imageanchor="1" style="clear: left; margin-bottom: 1em; margin-left: auto; margin-right: auto;"><img border="0" height="160" src="https://4.bp.blogspot.com/-ROrlLeYigD0/WEfKePrg20I/AAAAAAAADXw/JQLRrmB1sLQSee1kzjxaWr2lrUVahhyLACLcB/s200/Issorel.jpg" width="200" /></a></td></tr>
<tr><td class="tr-caption" style="text-align: center;"><i><span style="color: #0b5394;"><b>Jacques Issorel, autor del libro</b></span></i></td></tr>
</tbody></table>
El apartado de mayor interés del libro es el capítulo que lo abre y que da título al conjunto.<strong> Issorel </strong>se adentra, con el apoyo de los textos de <strong>Corpus Barga,</strong> que acompañó al poeta en su viaje a Collioure, de los testimonios de <strong>Juliette Figueres</strong>, dueña de la mercería que había frente al hotel en que se alojarían los Machado, y de <strong>Jacques Baills</strong>, antiguo jefe de la estación suplente de Collioure que, tal y como se nos relata en la introducción, “vio bajar del tren de las cinco y media de la tarde, procedente de Cerbère, aquel 28 de enero de 1939, a <strong>Antonio Machado</strong>, su madre,<strong> Ana Ruiz</strong>, su hermano <strong>José </strong>y<strong> Matea</strong>, la esposa de este”. Es probable que la inmensa mayoría de los machadianos, o de los simples lectores de poesía que alguna vez se emocionaron con sus versos, que visitan Collioure y pasan unos minutos ante su tumba homenajeando en silencio al autor de <em>Campos de Castilla</em>, desconozca los detalles de aquellas tres semanas o poco más que uno de nuestros más grandes exiliados vivió en la pequeña ciudad de Collioure aquellos días negros en los que las playas colindantes se iban llenando de refugiados cuyo único destino eran los campos de concentración como estación de paso hacia nadie sabía dónde<strong>. </strong><br />
<strong><br /></strong>
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
</div>
<strong><br /></strong>
<table cellpadding="0" cellspacing="0" class="tr-caption-container" style="float: left; margin-right: 1em; text-align: left;"><tbody>
<tr><td style="text-align: center;"><a href="https://2.bp.blogspot.com/-EmHtAuKX3b0/WEfNJ4V6hqI/AAAAAAAADYE/3d0XmzzfdMUSsZ5oKfTJyEWnNMgD4JktwCLcB/s1600/WP_20141122_014.jpg" imageanchor="1" style="clear: left; margin-bottom: 1em; margin-left: auto; margin-right: auto;"><img border="0" height="222" src="https://2.bp.blogspot.com/-EmHtAuKX3b0/WEfNJ4V6hqI/AAAAAAAADYE/3d0XmzzfdMUSsZ5oKfTJyEWnNMgD4JktwCLcB/s400/WP_20141122_014.jpg" width="400" /></a></td></tr>
<tr><td class="tr-caption" style="text-align: center;"><i><b><span style="color: #0b5394;">El hotel Bugnol Quintana, hoy. Foto del autor</span></b></i></td></tr>
</tbody></table>
<strong>Issorel</strong> nos ofrece testimonios directos de quienes fueron acompañantes privilegiados de la vida de <strong>Machado </strong>durante aquellos días. El orgullo de algunos vecinos al saber que a la ciudad había llegado uno de los más grandes poetas españoles, algo de lo que se sorprenden gratamente los propietarios del hotel en que se alojaría, la plena disposición del comisario de policía de Collioure (lo cuenta <strong>Corpus Barga</strong>) para poner a disposición de los <strong>Machado</strong> su propio coche oficial para trasladarlos a un alojamiento seguro y cómodo dentro de los límites de la situación (al final fue el hotel Bugnol-Quintana), el paso torpe e indeciso de Antonio cuando ha de caminar desde la estación al hotel junto a su madre y su hermano cargado con la maleta porque las obras del pueblo impedían la circulación de vehículos, la gestación de la que fuera, quizá, la última frase de la anciana <strong>Ana Ruiz</strong> mientras caminaban hacia el hotel, contada por <strong>Corpus Barga</strong>,: “La madre de los Machado me iba preguntando al oído: ‘¿Llegaremos pronto a Sevilla?’”, o los paseos del poeta junto al mar con la conciencia de estar viviendo sus últimos días. Una serenidad dolorosa y un pesimismo profundo, unido a la nostalgia por los días de infancia y juventud, la sima emocional provocada por la derrota de la República y la conciencia —porque lo había vivido en Cerbère, donde milagrosamente se había salvado de entrar en una de las sacas destinadas a los campos de concentración— de que decenas de miles de compatriotas no iban a tener su suerte (si a su experiencia podía llamar suerte), presiden los últimos días de <strong>Antonio Machado. </strong><br />
<strong><br /></strong>
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="https://4.bp.blogspot.com/-KYXAJXP-Vag/WEfKN8OZnlI/AAAAAAAADXo/5ZU5oAxoQ6oKEeNFCbA5ynnK4D44PPrgACLcB/s1600/Machado%2B%25C3%25BAltimo%2B2.jpg" imageanchor="1" style="clear: right; float: right; margin-bottom: 1em; margin-left: 1em;"><img border="0" height="283" src="https://4.bp.blogspot.com/-KYXAJXP-Vag/WEfKN8OZnlI/AAAAAAAADXo/5ZU5oAxoQ6oKEeNFCbA5ynnK4D44PPrgACLcB/s320/Machado%2B%25C3%25BAltimo%2B2.jpg" width="320" /></a></div>
<strong>Issorel</strong> nos recuerda las que fueron, quizá, últimas lecturas de un Machado desprovisto de todo equipaje (incluso la ropa que utilizó en aquellos días le fue prestada por sus anfitriones): gracias a las periódicas visitas de<strong> Jacques Baills</strong> al hotel pudo tener en sus manos algunos libros de <strong>Baroja </strong>o el emblemático <em>Los vagabundos</em>, de<strong> Máximo Gorki</strong>. Esas lecturas, el sufrimiento por la impotencia de orden anímico para escribir, el repaso de algunos periódicos para constatar los avances de <strong>Hitler </strong>y la atención a las emisiones radiofónicas llenaron aquellos días. El relato de sus últimas horas junto a su madre, en coma profundo en la cama de al lado en la misma habitación, del entierro, modesto y extremadamente austero después de que José desestimara la invitación de <strong>Jean Cassou</strong> en nombre de los intelectuales franceses para enterrar con todos los honores sus cenizas en París (para <strong>José Machado</strong> aquello estaba fuera de la humildad de las pautas de vida del hermano), cierran el hermoso y emocionante capítulo que abre el libro.<br />
<br />
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="https://2.bp.blogspot.com/-9Y59NJye7Hg/WEfKNjQTOtI/AAAAAAAADXk/OzrGC8gAycAeiS_gLbc2GFErl2S5YfWwACLcB/s1600/Machado%2B%25C3%25BAltimo%2Bportada.jpg" imageanchor="1" style="clear: left; float: left; margin-bottom: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" height="320" src="https://2.bp.blogspot.com/-9Y59NJye7Hg/WEfKNjQTOtI/AAAAAAAADXk/OzrGC8gAycAeiS_gLbc2GFErl2S5YfWwACLcB/s320/Machado%2B%25C3%25BAltimo%2Bportada.jpg" width="228" /></a></div>
A <em>Últimos días en Collioure, 1939, </em><strong>Jacques Issorel</strong> añade, tal y como apuntábamos al principio, una serie de breves ensayos que aportan luz a la vida y a la obra del poeta. Junto a los arriba anunciados, cabe destacar el ahondamiento en la concepción casi humana que <strong>Machado</strong> tenía del paisaje, de la naturaleza, a través del estudio del poema “Amanecer de otoño”, de su libro <em>Campos de Castilla, </em>o del soneto amoroso, con Leonor al fondo, escrito en 1919 cuyo dos primeros versos dicen “¿Por qué, decisme, hacia los altos llanos / huye mi corazón de esta ribera… “ y en el que se evoca, desde Sevilla, ciudad en que está fechado, su experiencia amorosa en tierras sorianas. Y, para completar esa vertiente analítica de la poesía machadiana, <strong>Issorel</strong> dedica un capítulo del libro a la pulsión viajera de Antonio Machado con el título “Contemplar, observar, soñar, recordar: el poeta viajero".<br />
<br />
Un extenso índice onomástico y una detallada bibliografía completan el volumen. Sin dejar de lado el exhaustivo aparato de notas y de informaciones complementarias sobre las labores que se vienen desarrollando por distintos colectivos en Collioure, de manera especial por la Fundación Antonio Machado con sede en esa ciudad francesa, con motivo de la conmemoración anual, cada 22 de febrero, de la muerte del poeta, completan un libro imprescindible para los amantes de la literatura y, aún más, para quienes, de entre ellos, tienen en el autor sevillano el gran poeta de referencia del siglo XX.<br />
<br />
<table align="center" cellpadding="0" cellspacing="0" class="tr-caption-container" style="margin-left: auto; margin-right: auto; text-align: center;"><tbody>
<tr><td style="text-align: center;"><a href="https://4.bp.blogspot.com/-Zpc7hbcddg4/WEfL5rG3FyI/AAAAAAAADX8/zl-4nYmWxcQobRg56wSax73Bq6XVdQIkACLcB/s1600/WP_20141123_004.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: auto; margin-right: auto;"><img border="0" height="223" src="https://4.bp.blogspot.com/-Zpc7hbcddg4/WEfL5rG3FyI/AAAAAAAADX8/zl-4nYmWxcQobRg56wSax73Bq6XVdQIkACLcB/s400/WP_20141123_004.jpg" width="400" /></a></td></tr>
<tr><td class="tr-caption" style="text-align: center;"><i><span style="color: #0b5394;"><b>Una muestra de los legados que acoge el buzón de la tumba de Machado</b></span></i></td></tr>
</tbody></table>
<br />
<hr />
<span style="color: #0b5394;">Jacques Issorel / <strong><em>Últimos días en Collioure, 1939 / </em></strong>y otros estudios breves sobre Antonio Machado / Renacimiento. Sevilla, 2016. / 215 páginas.</span><br />
<span style="color: #0b5394;"><br /></span>
<br />
<br data-cke-eol="1" />MANUEL RICOhttp://www.blogger.com/profile/18013142254113133506noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-8755177956862443022.post-70630925499087702792016-02-14T17:07:00.002-08:002016-02-14T17:08:09.884-08:00En un tiempo perdido: sobre "Café Hafa", de Verónica Aranda<div class="MsoNormal" style="margin-bottom: 0.0001pt;">
<br /></div>
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="https://2.bp.blogspot.com/-vZSY9xAfTSs/VsEiv86U_LI/AAAAAAAADSQ/cOAkWgEmuAI/s1600/Cafe-Hafa.jpg" imageanchor="1" style="clear: left; float: left; margin-bottom: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" height="320" src="https://2.bp.blogspot.com/-vZSY9xAfTSs/VsEiv86U_LI/AAAAAAAADSQ/cOAkWgEmuAI/s320/Cafe-Hafa.jpg" width="213" /></a></div>
<span style="font-family: inherit;">Con
prólogo de <b>Álvaro Valverde,</b> <b>Verónica Aranda </b>(Madrid, 1982) nos ofrece en<b> </b></span><i style="font-family: inherit;"><b>Café Hafa</b>, </i><span style="font-family: inherit;">un viaje poetizado a un Marruecos
hecho de ciudades y rincones construidos con fragmentos en los que se mezcla
realidad y fantasía, vigilia y ensoñación, experiencia y cultura. Tanger, quizá
la ciudad del norte de África que mejor conocemos gracias a la literatura (de
<b>Barthes </b>a <b>Go</b></span><span style="font-family: inherit;"><b>ytisolo</b> pasando por <b>Ginsberg, Becket</b> o <b>Capote</b>, entre otros), hecha
de raras postales llenas de vida, se prolonga en espíritu en otros escenarios,
en otras ciudades marroquíes. Son lugares “donde bulle la vida, donde nada
acontece” en los que, a la vez, sorprendemos lo que quizá sea su esencia
última: apurar el tiempo dejándolo deslizarse sobre los objetos (“un tiempo
líquido, humeante”), barnizar los momentos de contemplación, acompañar las evocaciones,
recrear lugares (Xauén, Mequinés, Fez….) Toda una iconografía de época se filtra en los
poemas prolongando los imaginarios heredados, reconstruyéndolos y depurándolos.
A ese respecto, el poema que da título al libro es un mosaico que casi lo
resume. <b>Kerouak, Ángel Vázquez, Choukri, Tennsesse Williams</b> asoman en un texto
en el que la poeta afirma: “Veo morir los mitos, mientras pienso / en la
literatura”. </span><br />
<div class="MsoNormal">
<span style="font-family: inherit;"><br /></span></div>
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="https://3.bp.blogspot.com/-HKYeRTw0W_A/VsEi-ulS60I/AAAAAAAADSU/kIcqmbYsAv0/s1600/VERONICA-ARANDA-CASADO-POETISA-MADRILE%25C3%2591A-14-.jpg" imageanchor="1" style="clear: right; float: right; margin-bottom: 1em; margin-left: 1em;"><img border="0" height="240" src="https://3.bp.blogspot.com/-HKYeRTw0W_A/VsEi-ulS60I/AAAAAAAADSU/kIcqmbYsAv0/s320/VERONICA-ARANDA-CASADO-POETISA-MADRILE%25C3%2591A-14-.jpg" width="320" /></a></div>
<div class="MsoNormal">
<span style="font-family: inherit;">Su verso, directo y sereno,
sin roturas que fuercen el lenguaje, respira un vago aliento entre nostálgico y
reflexivo, con cierto tono de confesión íntima y de felicidad contenida, algo
de lo que a duras penas escapa la descripción de la rutina (quizá filtrada por
el desaliento y la resignación) de algunos personajes entregados a duros oficios
como los “hombres que se sumerjen / en los pozos de tintes”. o “los desocupados
matinales”, o los “carniceros que afeitan cien cabezas de vaca”. Homenajes a <b>Pavese,</b> al <b>Marco Ferreri </b>de <i><b>Ladrón de bicicletas</b></i>, o a <b>Thomas Mann</b>
refuerzan la vertiente culturalista del volumen. Un libro maduro que nos invita
a vivir la lentitud de los viejos cafés atrapados en un tiempo perdido: “Puede
durar un té lo que dura el otoño”.</span></div>
<div class="MsoNormal">
<span style="font-family: inherit;"><br /></span></div>
<div class="MsoNormal">
<span style="color: #0b5394; font-family: inherit;"><i>Versión ligeramente ampliada del texto publicado en el suplemento </i>Babelia, El País. <i>Sábado, 13 de febrero de 2016. </i></span></div>
<div class="MsoNormal" style="margin-bottom: 0.0001pt;">
<i><span style="color: #0b5394; font-size: x-small;"><span style="font-family: "times new roman" , serif;"><b><br /></b></span></span></i></div>
<div class="MsoNormal" style="margin-bottom: 0.0001pt;">
<i><span style="color: #0b5394; font-size: x-small;"><span style="font-family: "times new roman" , serif;"><b></b></span></span></i></div>
<a name='more'></a><br />
<div class="MsoNormal" style="margin-bottom: 0.0001pt;">
<i><span style="color: #0b5394;"><span style="font-family: "times new roman" , serif;"><b>C</b></span><span style="font-family: inherit;"><b>afé Hafa</b><o:p></o:p></span></span></i></div>
<div class="MsoNormal" style="margin-bottom: 0.0001pt;">
<span style="color: #0b5394; font-family: inherit;">Verónica Aranda<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="margin-bottom: 0.0001pt;">
<span style="color: #0b5394; font-family: inherit;">Prólogo de Álvaro Valverde<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="margin-bottom: 0.0001pt;">
<span style="color: #0b5394; font-family: inherit;">El sastre de Apollinaire. Madrid, 2015<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="margin-bottom: 0.0001pt;">
<span style="font-family: inherit;"><span style="color: #0b5394;">78 pags. </span></span></div>
<div class="MsoNormal">
<span style="font-family: inherit;"><br /></span></div>
MANUEL RICOhttp://www.blogger.com/profile/18013142254113133506noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-8755177956862443022.post-72281422455068470042016-01-11T16:24:00.001-08:002016-01-11T16:26:36.332-08:00Entre las grietas y roturas de la realidad: Pedro Luis Casanova<div style="background-color: white; box-sizing: border-box; color: #535353; font-family: Oxygen, sans-serif; font-size: 14px; line-height: 22.96px; margin-bottom: 1em;">
<a href="http://3.bp.blogspot.com/-kO8dWsKLq9g/VpRHL5wKgEI/AAAAAAAADRA/iyVxlvmLE8Y/s1600/Casanova%2B3.jpg" imageanchor="1" style="clear: left; float: left; margin-bottom: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" height="223" src="http://3.bp.blogspot.com/-kO8dWsKLq9g/VpRHL5wKgEI/AAAAAAAADRA/iyVxlvmLE8Y/s400/Casanova%2B3.jpg" width="400" /></a>Hay libros con los que el poeta transita una senda poco frecuentada, casi inédita, estableciendo así una cota de originalidad y de ambición (y, hasta cierto punto, de arrojo y valentía) evidente. Es el caso de <em style="box-sizing: border-box;">Fósforo blanco</em>, el tercer libro de <span style="box-sizing: border-box; font-weight: 700;">Pedro Luis Casanova</span> (Jaén, 1978), un poemario al margen, construido a partir de una rotunda voluntad de indagar en el lenguaje, de buscar en él la imagen imprevista, las roturas y grietas de la realidad, el desasosiego íntimo y la incertidumbre colectiva y el alejamiento de la mirada superficial, puramente descriptiva.<span style="background-color: transparent;"> </span></div>
<div style="background-color: white; box-sizing: border-box; color: #535353; font-family: Oxygen, sans-serif; font-size: 14px; line-height: 22.96px; margin-bottom: 1em;">
<a href="http://3.bp.blogspot.com/-q3OTSteCWnw/VpRHL4mfqbI/AAAAAAAADQ8/aguQvdr_bSg/s1600/Casanova%2B2.jpg" imageanchor="1" style="clear: right; float: right; margin-bottom: 1em; margin-left: 1em;"><img border="0" height="200" src="http://3.bp.blogspot.com/-q3OTSteCWnw/VpRHL4mfqbI/AAAAAAAADQ8/aguQvdr_bSg/s200/Casanova%2B2.jpg" width="143" /></a>También hay poetas cuya estela es difícil de seguir, cuyo magisterio es, a la vez, poderoso y hondo en su contenido y limitado en su extensión por tratarse de una obra corta e intensa. Es el caso de<span style="box-sizing: border-box; font-weight: 700;">Diego Jesús Jiménez</span>, del que acaba de reeditarse su libro <span style="box-sizing: border-box; font-weight: 700;"><em style="box-sizing: border-box;">La ciudad</em></span>, el poemario con que, en 1964, ganó el premio Adonais. Hago referencia al poeta madrileño por dos razones: Casanova hizo, hace nueve años años, una afilada lectura de un poemario poco conocido de ese poeta,<span style="box-sizing: border-box; font-weight: 700;"> <em style="box-sizing: border-box;">Fiesta en la oscuridad</em>,</span> y en <span style="box-sizing: border-box; font-weight: 700;"></span><em style="box-sizing: border-box;"><span style="box-sizing: border-box; font-weight: 700;">Fósforo blanco</span> se</em> revela una sutil sintonía con la poesía de <b>Jiménez</b> en el modo de acercarse, con la palabra, al mundo: hay destellos de imágenes, gusto por el giro imprevisto y el encabalgamiento y una música que nos lo recuerda.</div>
<div style="background-color: white; box-sizing: border-box; color: #535353; font-family: Oxygen, sans-serif; font-size: 14px; line-height: 22.96px; margin-bottom: 1em;">
<span style="box-sizing: border-box; font-weight: 700;"><em style="box-sizing: border-box;">Fósforo blanco</em></span>, por tanto, se aleja de los diversos realismos dominantes y tiene su horizonte referencial en poetas para los que la visión que revela y perturba y la quiebra de la lógica de la realidad son dominantes. Pienso en <span style="box-sizing: border-box; font-weight: 700;">Saint John Perse</span>, en <span style="box-sizing: border-box; font-weight: 700;">Pound</span>, en <span style="box-sizing: border-box; font-weight: 700;">Gamoneda </span>y no oculto que su empeño recuerda ciertas zonas de la reflexión teórica de los poetas del grupo Claraboya (aquel intento de fusionar marxismo y lenguaje poético revelador, no convencional), aunque la búsqueda de referencias siempre es una empresa sometida al error. En todo caso, la elección de una cita de <span style="box-sizing: border-box; font-weight: 700;">Perse </span>para abrir boca en la antesala del libro marca la perspectiva y marca la opción estética de <span style="box-sizing: border-box; font-weight: 700;">Casanova. </span>Está en el lado no figurativo de nuestra poesía, en el de la frontera entre el misterio y lo visible, en el de la investigación en los bordes en sombra de la vida, incluso de lo cotidiano, y de la Historia: “Abro los ojos, cierro la mirada: / todo lo que ante mí hace florecer su engaño / es también cárcel de mi vida”.</div>
<div style="background-color: white; box-sizing: border-box; color: #535353; font-family: Oxygen, sans-serif; font-size: 14px; line-height: 22.96px; margin-bottom: 1em; position: absolute;">
</div>
<div style="background-color: white; box-sizing: border-box; color: #535353; font-family: Oxygen, sans-serif; font-size: 14px; line-height: 22.96px; margin-bottom: 1em;">
<a href="http://1.bp.blogspot.com/-ekAI9g4xFPg/VpRHL078xuI/AAAAAAAADRE/-AsDoXhySQ8/s1600/casanova%2B1.jpg" imageanchor="1" style="clear: left; float: left; margin-bottom: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" src="http://1.bp.blogspot.com/-ekAI9g4xFPg/VpRHL078xuI/AAAAAAAADRE/-AsDoXhySQ8/s1600/casanova%2B1.jpg" /></a>Los tres apartados del libro acotan los espacios de su indagación: el pasado colectivo y sus huellas, casi siempre dramáticas, en “Puedo enseñar la dentadura”; la intimidad más radical, hecha sin embargo de memoria y de un presente contradictorio, con grietas que se abren al entorno civil, a la experiencia vivida por los más humildes (“Contemplad cada noche el valladar / de las frentes, la perpetua calma / descendida, como su crudo alfiler, hasta el sometimiento”), del segundo apartado, “Cuerpo raso”; la poesía, sus razones (frágiles y poderosas a la vez) y las fuentes de las que nace y, en buena medida, se alimenta, como hilo conductor de “Aguas madres”, el apartado final. Es la poética que sustenta <span style="box-sizing: border-box; font-weight: 700;"><em style="box-sizing: border-box;">Fósforo blanco</em> </span>y que tiene su más extenso alegato en el homenaje a <span style="box-sizing: border-box; font-weight: 700;">Ezra Pound, </span>penúltimo poema del libro (“¿Para quién escribir ahora / y reinventar la vida?”). Ahí, en el lema “reinventar la vida” está quizá la clave de la escritura de <span style="box-sizing: border-box; font-weight: 700;">Pedro Luis Casanova</span>: no ilustrarla, no decorarla ni describirla, sino crear nueva vida en el poema, alentar nuevos mundos con la palabra, con los sedimentos de realidad que se conocen y con los restos que se guardan en la memoria o que se adivinan en la penumbra. Un libro raro en los tiempos que corren. Una estética civil e íntima a la vez que avanza en versos largos, de una musicalidad constante y bien trabajada, sin irregularidades, en la que las quiebras del verso no se muestran como interrupciones o desajustes sino con naturalidad, sin que el ritmo interior del poema tropiece o se rompa. </div>
<div data-heightopen="280" data-idpublisher="0" data-idvideo="0" data-isopen="false" data-ispaused="false" data-isstarted="false" data-isvisible="false" data-simple-url-ad="http://frontal.idsp.smartycenter.com/es/@x31?AffiliateID=10275&source=intxt&kws=noticias" id="scgp_in-text" name="scgp_in-text" style="background-color: white; box-sizing: border-box; color: #535353; font-family: Oxygen, sans-serif; font-size: 14px; height: 0px; line-height: 22.96px; margin: auto; min-width: 300px !important; position: relative; width: 499.5px;">
<div id="scgp_marca" style="box-sizing: border-box; height: 12px; left: 249.75px; margin: -6px 0px 0px -6px; position: absolute; top: 0px; width: 12px;">
</div>
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<div class="gp-start" style="background: linear-gradient(rgba(255, 255, 255, 0.498039) 0px, rgba(255, 255, 255, 0.498039) 100%); border-radius: 8px; box-sizing: border-box; float: left; height: 4.167em; left: 249.75px; margin-left: -2.0835em; margin-top: -2.0835em; position: absolute; top: 0px;">
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<a class="gp-start-link gp-start-custom" href="https://www.blogger.com/null" style="background-color: transparent; border-radius: 8px; box-sizing: border-box; color: rgb(152, 1, 1) !important; display: block; height: 0px; outline: none; overflow: hidden; width: 499.5px;">
</a></div>
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</div>
</div>
</div>
<div height="1" id="pixeldiv" style="box-sizing: border-box;" width="1">
</div>
</div>
</div>
<div style="background-color: white; box-sizing: border-box; color: #535353; font-family: Oxygen, sans-serif; font-size: 14px; line-height: 22.96px; margin-bottom: 1em;">
Uno de los buenos libros de 2015. Un poemario que brilla de modo muy especial en un panorama demasiado uniforme y conformista.</div>
<div style="background-color: white; box-sizing: border-box; color: #535353; font-family: Oxygen, sans-serif; font-size: 14px; line-height: 22.96px; margin-bottom: 1em;">
<span style="box-sizing: border-box; font-weight: 700;">© Manuel Rico</span>. También en el diario digital <a href="http://www.nuevatribuna.es/articulo/cultura---ocio/grietas-y-roturas-realidad-pedro-luis-casanova/20160109094545124157.html">Nueva Tribuna</a> .</div>
<hr style="background-color: white; border-bottom-width: 0px; border-color: rgb(170, 170, 170); border-left-width: 0px; border-right-width: 0px; border-top-style: solid; box-sizing: content-box; color: #535353; font-family: Oxygen, sans-serif; font-size: 14px; height: 0px; line-height: 22.96px; margin-bottom: 20px; margin-top: 20px;" />
<div style="background-color: white; box-sizing: border-box; color: #535353; font-family: Oxygen, sans-serif; font-size: 14px; line-height: 22.96px; margin-bottom: 1em;">
<span style="box-sizing: border-box; font-weight: 700;"><em style="box-sizing: border-box;">Fósforo blanco. </em></span>Pedro Luis Casanova. 76 páginas. La isla de Sistolá. Sevilla, 201</div>
MANUEL RICOhttp://www.blogger.com/profile/18013142254113133506noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-8755177956862443022.post-74008326826625079412015-11-20T17:32:00.000-08:002015-11-20T17:33:35.861-08:00"La ciudad", de Diego Jesús Jiménez, medio siglo después<div class="MsoNormal" style="margin-right: -25.2pt; text-align: left;">
<span style="letter-spacing: -0.2px; line-height: 18.4px;">Más de una vez he calificado</span><i style="letter-spacing: -0.2px; line-height: 18.4px;"> <b>La ciudad</b></i><span style="letter-spacing: -0.2px; line-height: 18.4px;"> de libro insólito. Insólito es sinónimo de inesperado, sorprendente, raro, casi provocador. En otras palabras: algo insólito es algo que no es previsible. Algo que surge contra el tiempo, contra las corrientes dominantes, lo cual supone un desafío, un acto de insumisión, de rebeldía, la voluntad de abrir un nuevo espacio. </span></div>
<div class="MsoNormal" style="margin-right: -25.2pt; text-align: left;">
<span style="letter-spacing: -0.2px; line-height: 18.4px;"><br /></span></div>
<table cellpadding="0" cellspacing="0" class="tr-caption-container" style="margin-left: auto; margin-right: auto; text-align: center;"><tbody>
<tr><td style="text-align: center;"><a href="http://4.bp.blogspot.com/-heLy8AEa37A/Vk_Hnvl3GEI/AAAAAAAADQY/nK9r0OYkptc/s1600/Priego%2B11.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: auto; margin-right: auto;"><img border="0" height="140" src="http://4.bp.blogspot.com/-heLy8AEa37A/Vk_Hnvl3GEI/AAAAAAAADQY/nK9r0OYkptc/s400/Priego%2B11.jpg" width="400" /></a></td></tr>
<tr><td class="tr-caption" style="text-align: center;"><i><b><span style="color: #0b5394;">La ciudad de Priego (Cuenca), con nieve sobre los mimbres</span></b></i></td></tr>
</tbody></table>
<div class="MsoNormal" style="margin-right: -25.2pt; text-align: left;">
<span style="letter-spacing: -0.2px; line-height: 18.4px;"><i><b>La ciudad</b></i> es, por ello, un libro inesperado en 1964, año en que obtiene el premio Adonais. Para entender hasta qué punto fue inesperado, sería bueno hacer una pequeña incursión en aquella época, en los años en que <b>Diego Jesús Jiménez</b> lo escribió. Lo hizo en el tiempo que, en lo personal, se corresponde con la edad que va de los 19 a los 22 años. Una edad crucial: en toda actividad humana, esa etapa de la vida se caracteriza por el descubrimiento de las propias potencialidades en los campos más diversos. En el ámbito de la poesía, es, para todo escritor, el tiempo del tanteo, de la búsqueda, del reconocimiento de influencias y de referentes, de maestros, de filias y de fobias. En esos años, <b>Jiménez</b> vive en Madrid, está muy reciente su experiencia estudiantil en Barcelona y en Cuenca y experimenta, de manera muy viva, la primera nostalgia del lugar de la infancia, la pulsión del regreso que tan bien analiza <b>Ángel Luis Luján</b> en su libro <i><b>Desde las márgenes de un río.</b></i></span></div>
<div class="MsoNormal" style="margin-right: -25.2pt; text-align: left;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="margin-right: -25.2pt; text-align: left;">
<span style="letter-spacing: -0.2px; line-height: 18.4px;"><span style="color: #0b5394;">LA CIUDAD EN EL CONTEXTO LITERARIO DE LA ÉPOCA</span></span></div>
<div class="MsoNormal" style="margin-right: -25.2pt; text-align: left;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="margin-right: -25.2pt; text-align: left;">
<span style="letter-spacing: -0.2px; line-height: 18.4px;">Pero el tiempo del poeta <b>Diego Jesús Jiménez </b>es también, e inevitablemente, el tiempo colectivo, un tiempo extremadamente difícil en una España que sólo unos años antes había iniciado la senda del desarrollismo económico sin alterar un ápice el sistema dictatorial. En 1963, sólo un año antes del de la obtención del premio Adonais por el poeta de Priego, ha sido asesinado en Madrid <b>Julián Grimau</b>. Todavía son visibles los rescoldos del “contubernio de Munich” en la precaria vida política del país, España es una inmensa cárcel, acaban de nacer las Comisiones Obreras y la huelga minera de Asturias se salda con una represión feroz. </span></div>
<div class="MsoNormal" style="margin-right: -25.2pt; text-align: left;">
<span style="letter-spacing: -0.2px; line-height: 18.4px;"></span><br />
<span style="letter-spacing: -0.2px; line-height: 18.4px;"></span></div>
<div class="MsoNormal" style="margin-right: -25.2pt; text-align: left;">
<span style="letter-spacing: -0.2px; line-height: 18.4px;">Cierto que </span><b style="letter-spacing: -0.2px; line-height: 18.4px;">Diego Jesús Jiménez </b><span style="letter-spacing: -0.2px; line-height: 18.4px;">vive lateralmente esa experiencia. Es un joven poeta con una fuerte vocación, acaba de llegar a la capital y, algo muy común en la época, se dispone a conquistar el mundo literario madrileño: el universo de relaciones en que se mueve está lejos del de la clandestinidad y la resistencia pero no por ello deja de ser consciente de la España en que vive. Rastros de esa experiencia emocional, desde la doble perspectiva de lo personal y de lo colectivo, quedarán, como luego veremos, en el libro que nos ocupa.</span></div>
<div class="MsoNormal" style="margin-right: -25.2pt; text-align: left;">
<span style="letter-spacing: -0.2px; line-height: 18.4px;"></span><br />
<span style="letter-spacing: -0.2px; line-height: 18.4px;"></span></div>
<div class="MsoNormal" style="margin-right: -25.2pt; text-align: left;">
<span style="letter-spacing: -0.2px; line-height: 18.4px;">¿Cuál es el ambiente poético del momento? ¿Qué factores hacen que en ese contexto una obra poética como <i><b>La ciudad </b></i>adquiera la calidad de insólita? En los primeros años de la década de los sesenta, el clima literario en España está marcado por la hegemonía del realismo. Aunque se ha relajado su dimensión más testimonial y más social (que tiene su máxima expresión en la década precedente), el realismo no deja de tener una presencia dominante. Se trata, ahora, de un realismo que mira a lo colectivo pero desde la subjetividad: se trata de la mirada que inaugurará la denominada Generación del 50, sobre todo <b>Ángel González, Gil de Biedma </b>y <b>Caballero Bonald</b>. Siguen presentes, con una obra viva y continuada, <b>Blas de Otero</b> y <b>Gabriel Celaya</b>, a los que se añade la voz claramente testimonial de <b>Gloria Fuertes.</b> Se consolidan, a su vez, voces como las de<b> Claudio Rodríguez, Francisco Brines</b> y<b> Carlos Barral </b>y el Grupo Claraboya, desde León, dibuja una nueva perspectiva, que no acabaría de cuajar, de la poesía crítica a partir de un enfoque marxista, inspirado en<b> Lukács.</b> De otra parte, los nuevos poetas, de entre los cuales algunos pasarían a formar parte de Nueve novísimos, publican sus primeras entregas.</span></div>
<div class="MsoNormal" style="margin-right: -25.2pt; text-align: left;">
<span style="letter-spacing: -0.2px; line-height: 18.4px;"></span><br />
<span style="letter-spacing: -0.2px; line-height: 18.4px;"></span></div>
<table cellpadding="0" cellspacing="0" class="tr-caption-container" style="float: right; margin-left: 1em; text-align: right;"><tbody>
<tr><td style="text-align: center;"><a href="http://4.bp.blogspot.com/-bVM67_xZkGY/Vk_EK1YNfoI/AAAAAAAADP8/FjsZ7bSO998/s1600/En%2BVarsovia%2Bcon%2BDiego%2BJes%25C3%25BAs%2BJim%25C3%25A9nez%2B2001%2B-%2BFB.jpg" imageanchor="1" style="clear: left; margin-bottom: 1em; margin-left: auto; margin-right: auto;"><img border="0" height="320" src="http://4.bp.blogspot.com/-bVM67_xZkGY/Vk_EK1YNfoI/AAAAAAAADP8/FjsZ7bSO998/s400/En%2BVarsovia%2Bcon%2BDiego%2BJes%25C3%25BAs%2BJim%25C3%25A9nez%2B2001%2B-%2BFB.jpg" width="400" /></a></td></tr>
<tr><td class="tr-caption" style="text-align: center;"><i><b><span style="color: #0b5394;">Con Diego Jesús Jiménez. En Varsovia, en 2001</span></b></i></td></tr>
</tbody></table>
<div class="MsoNormal" style="margin-right: -25.2pt; text-align: left;">
<span style="letter-spacing: -0.2px; line-height: 18.4px;">Para tener una idea lo más fiel posible del contexto poético en que irrumpe el libro de </span><b style="letter-spacing: -0.2px; line-height: 18.4px;">Diego Jesús Jiménez, </b><span style="letter-spacing: -0.2px; line-height: 18.4px;">baste citar los títulos que aparecen entre el año previo a la concesión del Adonais, 1963, y el posterior a la publicación del </span><i style="letter-spacing: -0.2px; line-height: 18.4px;"><b>La ciudad, </b></i><span style="letter-spacing: -0.2px; line-height: 18.4px;">1966. De la Generación del 50, se publican </span><i style="letter-spacing: -0.2px; line-height: 18.4px;"><b>Pliegos del cordel </b></i><span style="letter-spacing: -0.2px; line-height: 18.4px;">(1963), de </span><b style="letter-spacing: -0.2px; line-height: 18.4px;">José Manuel Caballero Bonald</b><span style="letter-spacing: -0.2px; line-height: 18.4px;">, </span><i style="letter-spacing: -0.2px; line-height: 18.4px;"><b>Marisa Sabia y otros poemas</b></i><span style="letter-spacing: -0.2px; line-height: 18.4px;"> (1963), de </span><b style="letter-spacing: -0.2px; line-height: 18.4px;">Eladio Cabañero</b><span style="letter-spacing: -0.2px; line-height: 18.4px;">, </span><i style="letter-spacing: -0.2px; line-height: 18.4px;"><b>Palabra sobre palabra </b></i><span style="letter-spacing: -0.2px; line-height: 18.4px;">(1965), de </span><b style="letter-spacing: -0.2px; line-height: 18.4px;">Ángel González, <i>Moralidades</i></b><i style="letter-spacing: -0.2px; line-height: 18.4px;"> (</i><span style="letter-spacing: -0.2px; line-height: 18.4px;">1966), de </span><b style="letter-spacing: -0.2px; line-height: 18.4px;">Gil de Biedma</b><span style="letter-spacing: -0.2px; line-height: 18.4px;"> (en México), </span><i style="letter-spacing: -0.2px; line-height: 18.4px;"><b>La memoria y los signos</b></i><span style="letter-spacing: -0.2px; line-height: 18.4px;"> (1966), de </span><b style="letter-spacing: -0.2px; line-height: 18.4px;">José Ángel Valente,</b><span style="letter-spacing: -0.2px; line-height: 18.4px;"> </span><i style="letter-spacing: -0.2px; line-height: 18.4px;"><b>Compañera de hoy (</b></i><span style="letter-spacing: -0.2px; line-height: 18.4px;">1966), de</span><b style="letter-spacing: -0.2px; line-height: 18.4px;"> Alfonso Costafreda, <i>Palabras en la oscuridad</i> </b><span style="letter-spacing: -0.2px; line-height: 18.4px;">(1966), de </span><b style="letter-spacing: -0.2px; line-height: 18.4px;">Francisco Brines</b><span style="letter-spacing: -0.2px; line-height: 18.4px;">, y </span><i style="letter-spacing: -0.2px; line-height: 18.4px;"><b>Alianza y condena </b></i><span style="letter-spacing: -0.2px; line-height: 18.4px;">(1966), de </span><b style="letter-spacing: -0.2px; line-height: 18.4px;">Claudio Rodríguez</b><span style="letter-spacing: -0.2px; line-height: 18.4px;">. De los poetas sociales de la generación precedente, aparecen </span><i style="letter-spacing: -0.2px; line-height: 18.4px;"><b>Que trata de España</b></i><span style="letter-spacing: -0.2px; line-height: 18.4px;"> (1964), de </span><b style="letter-spacing: -0.2px; line-height: 18.4px;">Blas de Otero, <i>La luz a nuestro lado </i></b><span style="letter-spacing: -0.2px; line-height: 18.4px;">(1964), de</span><b style="letter-spacing: -0.2px; line-height: 18.4px;"> Leopoldo de Luis</b><span style="letter-spacing: -0.2px; line-height: 18.4px;">, y </span><i style="letter-spacing: -0.2px; line-height: 18.4px;"><b>Libro de las alucinaciones</b></i><span style="letter-spacing: -0.2px; line-height: 18.4px;"> (1964), de </span><b style="letter-spacing: -0.2px; line-height: 18.4px;">José Hierro.</b><span style="letter-spacing: -0.2px; line-height: 18.4px;"> Al mismo tiempo, se publican los primeros libros de de nuevos poetas que no tardarán en conformar una nueva generación: la de 1968. </span><i style="letter-spacing: -0.2px; line-height: 18.4px;"><b>El mensaje del tetrarca</b></i><span style="letter-spacing: -0.2px; line-height: 18.4px;"> (1963), de </span><b style="letter-spacing: -0.2px; line-height: 18.4px;">Pere Gimferrer, <i>Poemas de la tierra y de la sangre</i></b><span style="letter-spacing: -0.2px; line-height: 18.4px;"> (1963), de </span><b style="letter-spacing: -0.2px; line-height: 18.4px;">Antonio Colinas,</b><span style="letter-spacing: -0.2px; line-height: 18.4px;"> </span><i style="letter-spacing: -0.2px; line-height: 18.4px;"><b>Libro de las nuevas herramientas</b></i><span style="letter-spacing: -0.2px; line-height: 18.4px;"> (1964), de</span><b style="letter-spacing: -0.2px; line-height: 18.4px;"> José María Álvarez, J<i>ornal </i></b><span style="letter-spacing: -0.2px; line-height: 18.4px;">(1965), de </span><b style="letter-spacing: -0.2px; line-height: 18.4px;">José Miguel Ullán</b><span style="letter-spacing: -0.2px; line-height: 18.4px;">, y </span><i style="letter-spacing: -0.2px; line-height: 18.4px;"><b>El mar es una tarde con campanas</b></i><span style="letter-spacing: -0.2px; line-height: 18.4px;"> (1965), de </span><b style="letter-spacing: -0.2px; line-height: 18.4px;">Antonio Hernández </b><span style="letter-spacing: -0.2px; line-height: 18.4px;">—este libro fue accésit al Adonais cuando lo gana </span><i style="letter-spacing: -0.2px; line-height: 18.4px;"><b>La ciudad</b></i><span style="letter-spacing: -0.2px; line-height: 18.4px;">—. Otros nombres, que tendrán un peso evidente en la década de los setenta tras formar parte de Nueve novísimos, todavía no habían publicado su primer libro:</span><b style="letter-spacing: -0.2px; line-height: 18.4px;"> Manuel Vázquez Montalbán, Félix de Azúa, Antonio Martínez Sarrión</b><span style="letter-spacing: -0.2px; line-height: 18.4px;"> y</span><b style="letter-spacing: -0.2px; line-height: 18.4px;"> Leopoldo María Panero.</b><span style="letter-spacing: -0.2px; line-height: 18.4px;"></span></div>
<div class="MsoNormal" style="margin-right: -25.2pt; text-align: left;">
<span style="letter-spacing: -0.2px; line-height: 18.4px;"></span><br />
<span style="letter-spacing: -0.2px; line-height: 18.4px;"></span></div>
<div class="MsoNormal" style="margin-right: -25.2pt; text-align: left;">
<span style="letter-spacing: -0.2px; line-height: 18.4px;">El libro de <b>Diego Jesús Jiménez</b> no es inmune a ese contexto aunque su singularidad tiene más que ver con la lógica interna de su experiencia vital y estética, con la geografía emocional de su infancia y de su adolescencia, que con la influencia de factores ambientales.</span></div>
<div class="MsoNormal" style="margin-right: -25.2pt; text-align: left;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="margin-right: -25.2pt; text-align: left;">
<span style="letter-spacing: -0.2px; line-height: 18.4px;"><span style="color: #0b5394;">LOS PRECEDENTES</span></span></div>
<div class="MsoNormal" style="margin-right: -25.2pt; text-align: left;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="margin-right: -25.2pt; text-align: left;">
<a href="http://2.bp.blogspot.com/-i_HJ6eDYv_k/Vk_Hnj4e6wI/AAAAAAAADQg/u8jgt-oXIOk/s1600/Priego%2B112.jpg" imageanchor="1" style="clear: left; float: left; margin-bottom: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" height="320" src="http://2.bp.blogspot.com/-i_HJ6eDYv_k/Vk_Hnj4e6wI/AAAAAAAADQg/u8jgt-oXIOk/s320/Priego%2B112.jpg" width="225" /></a><span style="letter-spacing: -0.2px; line-height: 18.4px;">Para acercarnos a su núcleo, a su médula espinal, es preciso tener en cuenta los precedentes en la propia obra de<b> Jiménez.</b> Y los precedentes están en sus entregas iniciáticas: la “trilogía” que conforman los breves poemarios, entre la plaquette y el libro, <i><b>Grito con carne y lluvia</b></i> (1961),<i><b> La valija </b></i>(1963) y <b><i>Ámbitos de entonces (</i></b>1963). Los componen poemas escritos a principios de la década de los sesenta, cuando el poeta es casi adolescente, poemas en los que la rememoración de la infancia como paraíso perdido se ve cruzada por una preocupación ética, solidaria. En ellos constatamos el lógico acarreo de primeras lecturas:<b> Antonio Machado, Miguel Hernández</b>, nuestros clásicos del barroco, el primer<b> Juan Ramón</b>, pero también los poetas que forman parte de lo que no dudaría en calificar, en el marco de la generación del medio siglo, como “escuela de Castilla” —frente a la denominada “Escuela de Barcelona—:<b> Claudio Rodríguez, Eladio Cabañero</b> y <b>Carlos Sahagún</b>, poetas en los que la síntesis entre preocupación estética y compromiso cívico es consustancial a su poesía. En los tres libros respiran las vivencias rurales de <b>Jiménez,</b> la infancia en Priego, el microcosmos del paisaje conquense, la experiencia de la vida familiar, el contraste entre ese mundo cercano y pequeño y las ciudades en que estudiará. Es una poesía de formación, de tanteo, pero con potentes iluminaciones hacia el irracionalismo (sobre todo en Grito…), y es también la antesala de<i><b> La ciudad.</b></i> En todo caso, sí advertimos la presencia de algunos aspectos, temáticos y formales, que formarán parte de su escritura en los libros posteriores. la devoción por la memoria como vía de indagación en la experiencia; la realidad castellana, en especial la Cuenca de la infancia y de la adolescencia, continente y contenido de su peculiar mitología; el predominio del verso libre, sustentado en ritmos endecasilábicos, como mecanismo de intensificación de la carga emotiva del poema, y los encabalgamientos y rupturas del verso.</span></div>
<div class="MsoNormal" style="margin-right: -25.2pt; text-align: left;">
<span style="letter-spacing: -0.2px; line-height: 18.4px;"></span><br />
<span style="letter-spacing: -0.2px; line-height: 18.4px;"></span></div>
<div class="MsoNormal" style="margin-right: -25.2pt; text-align: left;">
<span style="letter-spacing: -0.2px; line-height: 18.4px;">A partir de esos mimbres, a los que habría que añadir determinadas lecturas de poesía europea y americana (<b>Dylan Tomas, Pablo Neruda, T. S. Eliot</b>), <b>Diego Jesús Jiménez </b>afronta la escritura de<i><b> La ciudad,</b></i> libro en el que su voz cobrará una incuestionable solidez y un tono personalísimo, abriendo un nuevo espacio en la lírica joven del momento y anticipando, como luego veremos, lo que habría de aparecer, algunos años después, como parte de la “revolución novísima” (una revolución más aparente que real, más temática que estructural).</span></div>
<div class="MsoNormal" style="margin-right: -25.2pt; text-align: left;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="margin-right: -25.2pt; text-align: left;">
<span style="letter-spacing: -0.2px; line-height: 18.4px;"><span style="color: #0b5394;">LA CIUDAD: UN LIBRO RENOVADO</span></span></div>
<div class="MsoNormal" style="margin-right: -25.2pt; text-align: left;">
<span style="letter-spacing: -0.2px; line-height: 18.4px;"></span><br />
<span style="letter-spacing: -0.2px; line-height: 18.4px;"></span></div>
<div class="MsoNormal" style="margin-right: -25.2pt; text-align: left;">
<span style="letter-spacing: -0.2px; line-height: 18.4px;"><b>Juan José Lanz</b>[1] califica de etapa de “madurez expresiva” la representada por<i><b> La ciudad</b></i> y <b><i>Coro de ánimas </i></b>(1968). Yo matizaría esa afirmación. Creo que ambos libros conforman su etapa de consolidación y que la plena madurez expresiva la alcanza en <i><b>Fiesta en la oscuridad </b></i>(1976), libro a partir del cual genera un universo de ficción cualitativamente distinto. Menos en<i><b> La ciudad</b></i> que en <i><b>Coro de ánimas</b></i>, pero en su poesía de esta etapa todavía se sorprenden ecos de cierta estética del cincuenta (de los poetas arriba mencionados) aunque los ejes que la sustentan sean los de la poesía universal más perdurable: la memoria, el amor, la muerte. Junto a esos ecos, ya son más que significativos los elementos visionarios que apuntan hacia horizontes liricos y semánticos muy alejados de sus predecesores y de sus coetáneos. Asoma, poderosa, la aventura de la imaginación y comienza a extenderse, como algo más que un “tema”, la sombra de la muerte.</span></div>
<div class="MsoNormal" style="margin-right: -25.2pt; text-align: left;">
<span style="letter-spacing: -0.2px; line-height: 18.4px;"></span><br />
<span style="letter-spacing: -0.2px; line-height: 18.4px;"></span></div>
<div class="MsoNormal" style="margin-right: -25.2pt; text-align: left;">
<a href="http://1.bp.blogspot.com/-_AeUKSSlpPg/Vk_Hba_7llI/AAAAAAAADQQ/WeJsi3mFFKs/s1600/DJJ.jpg" imageanchor="1" style="clear: left; float: left; margin-bottom: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" height="220" src="http://1.bp.blogspot.com/-_AeUKSSlpPg/Vk_Hba_7llI/AAAAAAAADQQ/WeJsi3mFFKs/s400/DJJ.jpg" width="400" /></a><span style="letter-spacing: -0.2px; line-height: 18.4px;">La ciudad es, en consecuencia, un texto anticipador, casi inaugural de un nuevo lenguaje. Con él<b> Jiménez </b>realiza un salto cualitativo respecto de las entregas anteriores. Ya no es una colección de poemas con un hilo conductor compartido, sino que se trata de un libro-poema o de un poema libro. Esa concepción estructural, infrecuente en la poesía española de la década de los sesenta, tenía el precedente claudiano de<i><b> Don de la ebriedad.</b></i> Sin embargo, <b>Diego Jesús Jiménez,</b> en la medida en que opta por una estructura racional, definida de manera premeditada en función de los contenidos a abordar en cada uno de sus capítulos (<b>Rodríguez</b> se deja llevar por la espontaneidad), está más cerca de la concepción de libro-poema de <b>Eliot</b>, o, en otra dimensión, de <b>Octavio Paz.</b></span></div>
<div class="MsoNormal" style="margin-right: -25.2pt; text-align: left;">
<span style="letter-spacing: -0.2px; line-height: 18.4px;"></span><br />
<span style="letter-spacing: -0.2px; line-height: 18.4px;"></span></div>
<div class="MsoNormal" style="margin-right: -25.2pt; text-align: left;">
<span style="letter-spacing: -0.2px; line-height: 18.4px;">A su condición de libro-poema se añade la decidida vocación totalizadora a la que aspira el conjunto. Con él, el poeta intenta abarcar la existencia toda del hombre y, a la vez, sintetizarla. La infancia y la adolescencia, la visión del lugar del origen desde la conciencia del desarraigo, desde la realidad del alejamiento y de la separación, el amor y la muerte (de manera especial, lo que parece anacrónico dada la juventud del poeta). Todos esos “materiales”, abordados desde la simultaneidad, en planos paralelos e interrelacionados, dan lugar a un reforzamiento de la vertiente visionaria que había apuntado en<i><b> Grito con carne y lluvia</b></i>. Desde esa perspectiva se nos muestra, con un alto grado de madurez, la dualidad realismo/irracionalismo que caracterizará su obra posterior.</span></div>
<div class="MsoNormal" style="margin-right: -25.2pt; text-align: left;">
<span style="letter-spacing: -0.2px; line-height: 18.4px;"></span><br />
<span style="letter-spacing: -0.2px; line-height: 18.4px;"></span></div>
<div class="MsoNormal" style="margin-right: -25.2pt; text-align: left;">
<span style="letter-spacing: -0.2px; line-height: 18.4px;">Antes decía que <i><b>La ciudad</b></i> forma parte, dentro de la evolución lírica de <b>Jiménez,</b> de su etapa de consolidación. En efecto. Sin embargo es preciso destacar el alto grado de madurez que ya se advierte en él. La mirada adolescente, cuasi infantil, de su “trilogía” iniciática se ha desvanecido y las innovaciones formales (el verso libre, los encabalgamientos y rupturas) dan forma o envoltura a un hondo temblor existencial, solidario y crítico a la vez. En <i><b>La ciudad</b></i> se concentra la vida y así lo resume en el breve poema prólogo:</span></div>
<div class="MsoNormal" style="margin-right: -25.2pt; text-align: left;">
<span style="letter-spacing: -0.2px; line-height: 18.4px;"></span><br />
<span style="letter-spacing: -0.2px; line-height: 18.4px;"></span></div>
<div class="MsoNormal" style="margin-right: -25.2pt; text-align: left;">
<span style="letter-spacing: -0.2px; line-height: 18.4px;"><span style="color: #0b5394;">Es una vida,</span></span></div>
<div class="MsoNormal" style="margin-right: -25.2pt; text-align: left;">
<span style="letter-spacing: -0.2px; line-height: 18.4px;"><span style="color: #0b5394;">un nuevo corazón puesto en el fuego,</span></span></div>
<div class="MsoNormal" style="margin-right: -25.2pt; text-align: left;">
<span style="letter-spacing: -0.2px; line-height: 18.4px;"><span style="color: #0b5394;">una trampa al final.</span></span></div>
<div class="MsoNormal" style="margin-right: -25.2pt; text-align: left;">
<span style="letter-spacing: -0.2px; line-height: 18.4px;"></span><br />
<span style="letter-spacing: -0.2px; line-height: 18.4px;"></span></div>
<div class="MsoNormal" style="margin-right: -25.2pt; text-align: left;">
<span style="letter-spacing: -0.2px; line-height: 18.4px;">Pero la afirmación de la vida se complementa con una apelación, a mi juicio esencial como demostrará en toda su obra ulterior, al valor del lenguaje. Su labor como poeta intenta, también, “poner en claro las palabras”. En el fondo, <b>Diego Jesús Jiméne</b>z ofrece, como anticipo o anuncio, lo que en las páginas posteriores no será sino el relatorio, hondo y diversificado, de su geografía personal, íntima, con la voluntad de que sea, a su vez, la geografía emocional del hombre (del ser humano). Ese relatorio, que es, en el fondo, un reconstrucción, se desarrolla mediante un largo poema estructurado en cinco capítulos o “rondas” que aluden a otras tantas zonas de la experiencia del sujeto lírico: el agua, el aire, la noche, las piedras y, como colofón o síntesis, el hombre. En una primera lectura (y excluyendo la última ronda) nos encontramos con los que, desde la Grecia clásica, son los cuatro elementos de que se compone la naturaleza: agua, luz, aire y tierra. Sin embargo, <b>Jiménez</b> imprime ligeros cambios (aunque con un sentido nada ligero): la luz es sustituida por la noche y la tierra por las piedras.</span></div>
<div class="MsoNormal" style="margin-right: -25.2pt; text-align: left;">
<span style="letter-spacing: -0.2px; line-height: 18.4px;"></span><br />
<span style="letter-spacing: -0.2px; line-height: 18.4px;"></span></div>
<div class="MsoNormal" style="margin-right: -25.2pt; text-align: left;">
<span style="letter-spacing: -0.2px; line-height: 18.4px;"><i><b>La ciudad,</b></i> de principio a fin, es un libro esponjado por la pulsión del retorno, por lo que<b> María del Pilar Palomo </b>define como “búsqueda ontológica de reconocimiento de la propia identidad”[2]. En todos los capítulos (o poemas), pero sobre todo en “Ronda del agua”, hay una meditación sobre el pasado, sobre el mundo perdido. El río (casi siempre el Júcar, pero también el Escabas, afluente que cruza el término de Priego) es el heraclitiano lugar en el que flota el tiempo con todo su acarreo de memoria:</span></div>
<div class="MsoNormal" style="margin-right: -25.2pt; text-align: left;">
<span style="letter-spacing: -0.2px; line-height: 18.4px;"></span><br />
<span style="letter-spacing: -0.2px; line-height: 18.4px;"></span></div>
<div class="MsoNormal" style="margin-right: -25.2pt; text-align: left;">
<span style="letter-spacing: -0.2px; line-height: 18.4px;"><span style="color: #0b5394;">Las nubes</span></span></div>
<div class="MsoNormal" style="margin-right: -25.2pt; text-align: left;">
<span style="letter-spacing: -0.2px; line-height: 18.4px;"><span style="color: #0b5394;">y mi vida, reflejadas así sobre las aguas. Vedlas templando</span></span></div>
<div class="MsoNormal" style="margin-right: -25.2pt; text-align: left;">
<span style="letter-spacing: -0.2px; line-height: 18.4px;"><span style="color: #0b5394;">el corazón, navegando la sangre</span></span></div>
<div class="MsoNormal" style="margin-right: -25.2pt; text-align: left;">
<span style="letter-spacing: -0.2px; line-height: 18.4px;"><span style="color: #0b5394;">con sencillez, siendo vaivén, rumor, espuma</span></span></div>
<div class="MsoNormal" style="margin-right: -25.2pt; text-align: left;">
<span style="letter-spacing: -0.2px; line-height: 18.4px;"><span style="color: #0b5394;">conocida</span></span></div>
<div class="MsoNormal" style="margin-right: -25.2pt; text-align: left;">
<span style="letter-spacing: -0.2px; line-height: 18.4px;"></span><br />
<span style="letter-spacing: -0.2px; line-height: 18.4px;"></span></div>
<div class="MsoNormal" style="margin-right: -25.2pt; text-align: left;">
<span style="letter-spacing: -0.2px; line-height: 18.4px;">La niñez, la vida rural, el mundo de las brujas y de las adivinadoras, la Castilla mágica, oculta y ancestral (tan distinta de la de<b> Antonio Machado)</b>, los cuentos al arrimo del fuego, la naturaleza. Todo ello se filtra en la “cristalería” del Júcar. El poema tiene algo de templo gótico, de universo de vidrieras transparentes. Pero no sólo está en él la memoria, está también la noticia de gentes extrañas, casi siempre humildes, menesterosas: “Solemnes quincalleros, / gentes de carro / y río, de fogata / nocturna”.</span></div>
<div class="MsoNormal" style="margin-right: -25.2pt; text-align: left;">
<span style="letter-spacing: -0.2px; line-height: 18.4px;"></span><br />
<span style="letter-spacing: -0.2px; line-height: 18.4px;"></span></div>
<br />
<br />
<div class="MsoNormal" style="margin-right: -25.2pt; text-align: left;">
<span style="letter-spacing: -0.2px; line-height: 18.4px;"></span><br />
<span style="letter-spacing: -0.2px; line-height: 18.4px;"></span></div>
<div class="MsoNormal" style="margin-right: -25.2pt; text-align: left;">
<span style="letter-spacing: -0.2px; line-height: 18.4px;"><br /></span></div>
<div class="MsoNormal" style="margin-right: -25.2pt; text-align: left;">
<span style="letter-spacing: -0.2px; line-height: 18.4px;"></span><br />
<span style="letter-spacing: -0.2px; line-height: 18.4px;"></span></div>
<div class="MsoNormal" style="margin-right: -25.2pt; text-align: left;">
<span style="letter-spacing: -0.2px; line-height: 18.4px;">En “Ronda de la noche” sorprendemos una sutil metáfora del tiempo en que vive el poeta. Cierto que también es un canto al origen, al despojamiento previo al conocimiento, a la soledad del hombre: “y puedo hablarte / de cuando el hombre estaba a solas / hace ya muchos siglos”. Pero en lo fundamental, la noche que vive el sujeto poético es la noche de los otros. La de los humillados y ofendidos, la de los marginados, algo que se nos revela de un modo magistral, pletórico de referencias a los submundos que se mueven bajo la superficie visible de la realidad, en los versos que siguen:</span></div>
<div class="MsoNormal" style="margin-right: -25.2pt; text-align: left;">
<span style="letter-spacing: -0.2px; line-height: 18.4px;"></span><br />
<span style="letter-spacing: -0.2px; line-height: 18.4px;"></span></div>
<div class="MsoNormal" style="margin-right: -25.2pt; text-align: left;">
<span style="letter-spacing: -0.2px; line-height: 18.4px;"><span style="color: #0b5394;">Y las cabras, las fieras, los enanos, los del simple equilibrio, todos</span></span></div>
<div class="MsoNormal" style="margin-right: -25.2pt; text-align: left;">
<span style="letter-spacing: -0.2px; line-height: 18.4px;"><span style="color: #0b5394;">los que están a jornal, los aplastados por la lona, los que desmienten</span></span></div>
<div class="MsoNormal" style="margin-right: -25.2pt; text-align: left;">
<span style="letter-spacing: -0.2px; line-height: 18.4px;"><span style="color: #0b5394;">que está la muerte sobre el mundo, los que no tienen fe,</span></span></div>
<div class="MsoNormal" style="margin-right: -25.2pt; text-align: left;">
<span style="letter-spacing: -0.2px; line-height: 18.4px;"></span><br />
<span style="letter-spacing: -0.2px; line-height: 18.4px;"></span></div>
<div class="MsoNormal" style="margin-right: -25.2pt; text-align: left;">
<span style="letter-spacing: -0.2px; line-height: 18.4px;">La metáfora alusiva al tiempo histórico, que no es otro que el de la dictadura de Franco, impregna buena parte de los versos de este capítulo o poema. No sólo desde una perspectiva de clase (algo que parece extraño dada la juventud del poeta y las serias limitaciones con que, en la España de 1962, ó 1963, se accedía a los libros de teoría marxista), tal y como se pone de relieve en los dos versos siguientes: “Los que están a jornal / están pesando sobre el mundo”. En otras palabras: los asalariados, los que, en la terminología marxista, “han de vender su fuerza de trabajo a cambio de un salario” pesan, influyen en la historia. También lo pone de relieve a partir de una visión existencial, casi angustiada, que identifica la noche a la que alude esta “ronda” con la ausencia de libertades, con la realidad oscurantista y represiva que caracterizó al Régimen. Es la noche en la que, a pesar de todo, el amor es posible:</span></div>
<div class="MsoNormal" style="margin-right: -25.2pt; text-align: left;">
<span style="letter-spacing: -0.2px; line-height: 18.4px;"></span><br />
<span style="letter-spacing: -0.2px; line-height: 18.4px;"></span></div>
<div class="MsoNormal" style="margin-right: -25.2pt; text-align: left;">
<span style="letter-spacing: -0.2px; line-height: 18.4px;"><span style="color: #0b5394;">Descabalgué</span></span></div>
<div class="MsoNormal" style="margin-right: -25.2pt; text-align: left;">
<span style="letter-spacing: -0.2px; line-height: 18.4px;"><span style="color: #0b5394;">cuando la tierra estaba dolorida, desmantelado</span></span></div>
<div class="MsoNormal" style="margin-right: -25.2pt; text-align: left;">
<span style="letter-spacing: -0.2px; line-height: 18.4px;"><span style="color: #0b5394;">el hombre;</span></span></div>
<div class="MsoNormal" style="margin-right: -25.2pt; text-align: left;">
<span style="letter-spacing: -0.2px; line-height: 18.4px;"><span style="color: #0b5394;">sobre las noches negras de mi patria</span></span></div>
<div class="MsoNormal" style="margin-right: -25.2pt; text-align: left;">
<span style="letter-spacing: -0.2px; line-height: 18.4px;"><span style="color: #0b5394;">era capaz</span></span></div>
<div class="MsoNormal" style="margin-right: -25.2pt; text-align: left;">
<span style="letter-spacing: -0.2px; line-height: 18.4px;"><span style="color: #0b5394;"> de besarte los ojos.</span></span></div>
<div class="MsoNormal" style="margin-right: -25.2pt; text-align: left;">
<span style="letter-spacing: -0.2px; line-height: 18.4px;"></span><br />
<span style="letter-spacing: -0.2px; line-height: 18.4px;"></span></div>
<table align="center" cellpadding="0" cellspacing="0" class="tr-caption-container" style="float: left; margin-right: 1em; text-align: left;"><tbody>
<tr><td style="text-align: center;"><a href="http://2.bp.blogspot.com/-6zgPLcDyUDw/Vk_HngvYozI/AAAAAAAADQc/8pVHp32EITs/s1600/Priego%2B113.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: auto; margin-right: auto;"><img border="0" height="300" src="http://2.bp.blogspot.com/-6zgPLcDyUDw/Vk_HngvYozI/AAAAAAAADQc/8pVHp32EITs/s400/Priego%2B113.jpg" width="400" /></a></td></tr>
<tr><td class="tr-caption" style="text-align: center;"><i><b><span style="color: #0b5394;">Cuenca, la ciudad recurrente del libro</span></b></i></td></tr>
</tbody></table>
<div class="MsoNormal" style="margin-right: -25.2pt; text-align: left;">
<span style="letter-spacing: -0.2px; line-height: 18.4px;">En la “Ronda del aire”, <b>Diego Jesús Jiménez</b> recobra el mundo mágico de la infancia y la dimensión celebratoria de las zonas menos desapacibles del recuerdo. Ahí están las fiestas de la infancia y de la adolescencia, los ritos ancestrales que duermen en los más remotos lugares, especialmente en aquellos directamente vinculados con la propia biografía de<b> Jiménez</b>: Priego, Cuenca, Beteta, el convento de San Miguel, la catedral de San Julián. También está el mundo infantil y los escenarios de la felicidad evocada, los viejos y nuevos aromas, las músicas (“Suena una jota, / rectifican los pájaros, algo acontece en el pinar”, escribe). Es como si el sujeto poético permaneciera de cara al viento y dejara que éste lo acaricie dejando en su mente un cúmulo de mensajes procedentes de otro tiempo y de otros lugares.</span></div>
<div class="MsoNormal" style="margin-right: -25.2pt; text-align: left;">
<span style="letter-spacing: -0.2px; line-height: 18.4px;"><br /></span></div>
<div class="MsoNormal" style="margin-right: -25.2pt; text-align: left;">
<span style="letter-spacing: -0.2px; line-height: 18.4px;"> <span style="color: #0b5394;"> Esto es el viento.</span></span></div>
<div class="MsoNormal" style="margin-right: -25.2pt; text-align: left;">
<span style="letter-spacing: -0.2px; line-height: 18.4px;"><span style="color: #0b5394;">nada se sabe</span></span></div>
<div class="MsoNormal" style="margin-right: -25.2pt; text-align: left;">
<span style="letter-spacing: -0.2px; line-height: 18.4px;"><span style="color: #0b5394;">aún, sino que pasa y luce</span></span></div>
<div class="MsoNormal" style="margin-right: -25.2pt; text-align: left;">
<span style="letter-spacing: -0.2px; line-height: 18.4px;"><span style="color: #0b5394;">buen bordado, buenas heridas, buena</span></span></div>
<div class="MsoNormal" style="margin-right: -25.2pt; text-align: left;">
<span style="letter-spacing: -0.2px; line-height: 18.4px;"><span style="color: #0b5394;">meditación.</span></span></div>
<div class="MsoNormal" style="margin-right: -25.2pt; text-align: left;">
<span style="letter-spacing: -0.2px; line-height: 18.4px;"><span style="color: #0b5394;"> Esto es el viento</span></span></div>
<div class="MsoNormal" style="margin-right: -25.2pt; text-align: left;">
<span style="letter-spacing: -0.2px; line-height: 18.4px;"><span style="color: #0b5394;">y duele como un vino</span></span></div>
<div class="MsoNormal" style="margin-right: -25.2pt; text-align: left;">
<span style="letter-spacing: -0.2px; line-height: 18.4px;"><span style="color: #0b5394;">lejano, como un baile</span></span></div>
<div class="MsoNormal" style="margin-right: -25.2pt; text-align: left;">
<span style="letter-spacing: -0.2px; line-height: 18.4px;"><span style="color: #0b5394;">de bodas.</span></span></div>
<div class="MsoNormal" style="margin-right: -25.2pt; text-align: left;">
<span style="letter-spacing: -0.2px; line-height: 18.4px;"><br /></span></div>
<div class="MsoNormal" style="margin-right: -25.2pt; text-align: left;">
<span style="letter-spacing: -0.2px; line-height: 18.4px;">"Ronda de las piedras” convierte a éstas en objeto narrativo. Son los sedimentos inertes de la memoria de los antepasados, la materia donde quedó grabada lo que en algún momento fue vida: “Regresan, / traen aventuras, corazones, sed, perfumes de pinar/ en la resaca (…) // De pronto se consumen, arden / en el aire, se transforman / en piedras”. La piedra como una forma de inmortalizar el instante, de atrapar la fugacidad, de detener el tiempo. Curiosamente, este capítulo nos da noticia de un libro futuro que, en los años en que nuestro poeta escribe <b><i>La ciudad</i>,</b> no existía ni en esbozo. Me refiero a <i><b>Bajorrelieve</b></i>, con el que en 1991 obtendría el Premio Hispanoamericano Juan Ramón Jiménez.</span></div>
<div class="MsoNormal" style="margin-right: -25.2pt; text-align: left;">
<span style="letter-spacing: -0.2px; line-height: 18.4px;"><br /></span></div>
<div class="MsoNormal" style="margin-right: -25.2pt; text-align: left;">
<span style="letter-spacing: -0.2px; line-height: 18.4px;">El libro se cierra con un capítulo de distinta estructura respecto a los ya analizados. “Ronda del hombre” es, en el fondo, el espacio de intersección entre el yo lírico y el yo biográfico. El hombre como destinatario y protagonista último de cada una de las “rondas”. Es el capítulo más realista, con mayor grado de conexión con la poesía de los autores de la generación del 50 a los que antes he aludido. Así se advierte en los poemas “Despedida” y, sobre todo, en “La casa”. Son poemas de estructura narrativa, en los que se cuentan pequeñas historias arraigadas en la experiencia vital de su autor. En el primero alude al amor condicionado por un medio contradictorio ("Eran de familias distintas en el pueblo" es el verso que cierra el poema) y en el segundo el imposible retorno físico al origen desde la construcción de un regreso imaginado:</span></div>
<div class="MsoNormal" style="margin-right: -25.2pt; text-align: left;">
<span style="letter-spacing: -0.2px; line-height: 18.4px;"><br /></span></div>
<div class="MsoNormal" style="margin-right: -25.2pt; text-align: left;">
<span style="letter-spacing: -0.2px; line-height: 18.4px;"><span style="color: #0b5394;">Si volviera a la casa</span></span></div>
<div class="MsoNormal" style="margin-right: -25.2pt; text-align: left;">
<span style="letter-spacing: -0.2px; line-height: 18.4px;"><span style="color: #0b5394;">negaría la paz, comprendería</span></span></div>
<div class="MsoNormal" style="margin-right: -25.2pt; text-align: left;">
<span style="letter-spacing: -0.2px; line-height: 18.4px;"><span style="color: #0b5394;">lo duro de esta siesta; vencería aquel miedo</span>.</span></div>
<div class="MsoNormal" style="margin-right: -25.2pt; text-align: left;">
<span style="letter-spacing: -0.2px; line-height: 18.4px;"><br /></span></div>
<div class="MsoNormal" style="margin-right: -25.2pt; text-align: left;">
<span style="letter-spacing: -0.2px; line-height: 18.4px;"><span style="color: #0b5394;">LOS RECURSOS UTILIZADOS</span></span></div>
<div class="MsoNormal" style="margin-right: -25.2pt; text-align: left;">
<span style="letter-spacing: -0.2px; line-height: 18.4px;"><br /></span></div>
<div class="MsoNormal" style="margin-right: -25.2pt; text-align: left;">
<a href="http://1.bp.blogspot.com/-58ldY6BgIfY/Vk_GJ_i8rVI/AAAAAAAADQI/IgENjW7MVPI/s1600/Portada%2BLa%2Bciudad.jpg" imageanchor="1" style="clear: left; float: left; margin-bottom: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" height="400" src="http://1.bp.blogspot.com/-58ldY6BgIfY/Vk_GJ_i8rVI/AAAAAAAADQI/IgENjW7MVPI/s400/Portada%2BLa%2Bciudad.jpg" width="263" /></a><span style="letter-spacing: -0.2px; line-height: 18.4px;">Dos son los rasgos que, por el papel que ejercerán en toda la poesía posterior de <b>Diego Jesús Jiménez, </b>convierten La ciudad en un libro clave en su trayectoria lírica: el primero es la opción por un lenguaje innovador, basado en la utilización del verso libre y en la incorporación de recursos como las rupturas de verso, los encabalgamientos y los tonos interrogativos y admirativos. Esa combinación produce un tono en el que se apuntan algunos de los recursos que utilizarían determinada estética novísima (especialmente, <b>Gimferrer</b> en <b><i>Arde el mar)</i></b>. El segundo es el ambiente mágico, casi fantasmal, que esa opción de lenguaje propicia. Con sólo dejarnos llevar por la lectura de cualquier fragmento de cualquiera de las “rondas” experimentamos la sensación de acceder a un ámbito entre real e imaginario, tan verdadero como fantasmal, en el que las emociones sentimental y estética se integran e interrelacionan con una eficacia poco habitual. Ese ambiente tiene, en buena medida, su origen en la convivencia en el poema de términos y símbolos alusivos al mundo rural (que en la voz de <b>Jiménez </b>adquieren una luz nueva) junto a otros de origen “culto” y otros vinculados con la brujería, con lo que convencionalmente entendemos como “mágico”.</span></div>
<div class="MsoNormal" style="margin-right: -25.2pt; text-align: left;">
<span style="letter-spacing: -0.2px; line-height: 18.4px;"><br /></span></div>
<div class="MsoNormal" style="margin-right: -25.2pt; text-align: left;">
<span style="letter-spacing: -0.2px; line-height: 18.4px;">Encontramos similitudes entre esa opción léxica y la de ciertas zonas de la poesía de<b> Claudio Rodríguez, </b>especialmente en su libro <i><b>Alianza y condena </b></i>(1965), aparecido con posterioridad. Sin embargo, tal y como resalté en el prólogo a su antología <i><b>Iluminación de los sentidos</b></i>[3] “entre la poesía de uno y otro hay una diferencia radical: tanto en el planteamiento originario como en los resultados. Si el zamorano transgrede la realidad en busca de una suerte de conocimiento[4] o de participación[5], <b>Jiménez</b> opta por generar otra realidad soñándola, incorporando a ella los más hondos impulsos del deseo y decantándose hacia lo visionario rompiendo las fronteras de lo racional”.</span></div>
<div class="MsoNormal" style="margin-right: -25.2pt; text-align: left;">
<span style="letter-spacing: -0.2px; line-height: 18.4px;"><br /></span></div>
<div class="MsoNormal" style="margin-right: -25.2pt; text-align: left;">
<span style="letter-spacing: -0.2px; line-height: 18.4px;">Por otra parte, La ciudad no es un libro ajeno a las conquistas de la mejor poesía en castellano de la primera mitad del siglo XX: en él hay despuntes surrealistas, hay carga meditativa, hay una peculiar mística laica —que mucho tiene que ver con lo que venimos definiendo como "magia"— y hay una notable (e inquietante) capacidad de universalización de los aspectos más locales de la experiencia del poeta, una experiencia que no se ciñe sólo a lo vivido, sino que encuentra su más hondo campo de desarrollo en el propio acto de creación del poema.</span></div>
<div class="MsoNormal" style="margin-right: -25.2pt; text-align: left;">
<span style="letter-spacing: -0.2px; line-height: 18.4px;"><br /></span></div>
<div class="MsoNormal" style="margin-right: -25.2pt; text-align: left;">
<span style="letter-spacing: -0.2px; line-height: 18.4px;">He apuntado, párrafos antes, que determinados giros y usos tonales de <b>Diego Jesús Jiménez</b> en este libro anticipan el tono y la imaginería de determinada estética novísima, especialmente de un libro como Arde el mar, de<b> Pere Gimferrer</b> (1966), publicado un año después. Cito, a continuación, sólo un ejemplo a título ilustrativo: de <i><b>La ciudad</b></i>: “¿Quién recoge el cadáver / de nuestra vida, el relámpago, el hilo de una noche sin que / sobre las alas de la amanecida florece?"; de<i><b> Arde el mar</b></i> : “¿Quién remueve en la espuma su cadáver de niño? / ¿Quién rescata al silencio el pasado y sus máscaras?”.</span></div>
<div class="MsoNormal" style="margin-right: -25.2pt; text-align: left;">
<span style="letter-spacing: -0.2px; line-height: 18.4px;"><br /></span></div>
<div class="MsoNormal" style="margin-right: -25.2pt; text-align: left;">
<span style="letter-spacing: -0.2px; line-height: 18.4px;">La identidad tonal que se advierte en estos versos (que se puede, además, constatar en otros muchos), la semejanza en los giros y factores como el uso de palabras de origen rural y relativas a la brujería en ambos libros (pezuña del diablo, conjuros, curanderismo, brujas, adivinadoras, aparecidos, milagrería) son tan evidentes que se podrían llenar varias páginas con ejemplos como el apuntado. A ello cabe añadir otras similitudes: <b>Jiménez,</b> en <i><b>La ciudad</b></i>, utiliza términos (aunque integrados en una cosmovisión de raíz rural) que después serían recurrentes en cierta terminología novísima: templos, criptas, organda de Israel, friso, plateados salmos, molduras, góndolas, bóvedas, encajes, son palabras procedentes de<i><b> La ciudad</b></i> que conviven en el texto de modo natural con otras de procedencia popular, propias del lenguaje cotidiano.</span></div>
<div class="MsoNormal" style="margin-right: -25.2pt; text-align: left;">
<span style="letter-spacing: -0.2px; line-height: 18.4px;"><br /></span></div>
<div class="MsoNormal" style="margin-right: -25.2pt; text-align: left;">
<span style="letter-spacing: -0.2px; line-height: 18.4px;">Por último, en<b><i> La ciudad</i></b> se apuntan (como anticipaciones) algunos de los leitmotiv que serán visibles en algunos de sus poemas más solventes e intensos de sus libros posteriores. El verde del poema “Color solo” que aparecerá en<b><i> Bajorrelieve</i></b>, ya está en versos como los que siguen: “Verdes sus aguas, sus cazuelas / tempranas, sus bóvedas…” de “Ronda del agua”; el bajorrelieve en el que, en el libro del mismo título, las figuras esculpidas entran en movimiento, está ya en el poema “Las piedras”: “Nuestro único miedo a los aparecidos, a las adivinadoras, / a aquellas del jabón y los bailes y los amores / prohibidos, se ha convertido en piedra”; la noche, llena de luminarias de su libro Fiesta en la oscuridad vive en “Ronda de la noche”: “¿Qué se resuelve por mi cuerpo, qué oscuridad / va calentándome la sangre?”; y la recuperación de los objetos más imprevisibles del cajón de la cómoda del poema “Calderón de la Barca, 41”, de su libro <b><i>Itinerario para náufragos </i></b>(1996) se apunta en el poema “La casa”: “Mi habitación, la mesa de nogal, los libros, la ventana…; allí estarán las Ciencias Naturales, la Geografía / de los jueves, los vientos, las distancias…”.</span></div>
<div class="MsoNormal" style="margin-right: -25.2pt; text-align: left;">
<span style="letter-spacing: -0.2px; line-height: 18.4px;"><br /></span></div>
<div class="MsoNormal" style="margin-right: -25.2pt; text-align: left;">
<span style="letter-spacing: -0.2px; line-height: 18.4px;">En definitiva, <b><i>La ciudad</i></b> es un libro innovador, hasta cierto punto insólito, que, 50 años después de su publicación, mantiene de manera plena su vigencia. El paso del tiempo y de las modas, muy al contrario de lo que ha ocurrido con poemarios que se publicaron entre 1963 y 1966, no sólo no ha atenuado sus calidades, sino que las ha acrecentado notablemente. Es un libro vivo que gana en cada nueva lectura. Un libro que está reclamando una edición crítica que lo sitúe de manera definitiva en el lugar que merece en la historia de la poesía en castellano del siglo XX.</span></div>
<div class="MsoNormal" style="margin-right: -25.2pt; text-align: left;">
<span style="letter-spacing: -0.2px; line-height: 18.4px;"><br /></span></div>
<div class="MsoNormal" style="margin-right: -25.2pt; text-align: left;">
<span style="letter-spacing: -0.2px; line-height: 18.4px;">---------------------------------------------------------</span></div>
<div class="MsoNormal" style="margin-right: -25.2pt; text-align: left;">
<span style="letter-spacing: -0.2px; line-height: 18.4px;">[1]. “Su prehistoria poética queda comprendida por tres plaquettes iniciales, para alcanzar en sus dos libros siguientes —</span><i style="letter-spacing: -0.2px; line-height: 18.4px;">La ciudad (</i><span style="letter-spacing: -0.2px; line-height: 18.4px;">1965) y </span><i style="letter-spacing: -0.2px; line-height: 18.4px;">Coro de ánimas </i><span style="letter-spacing: -0.2px; line-height: 18.4px;">(1968), con los que obtiene, respectivamente, el Premio Adonais y el Premio Nacional de Literatura— una etapa de madurez expresiva”. Juan José Lanz. “La palabra en el tiempo de Diego Jesús Jiménez”. Insula. Nº 607. Julio 1997. Madrid.</span></div>
<div class="MsoNormal" style="margin-right: -25.2pt; text-align: left;">
<span style="letter-spacing: -0.2px; line-height: 18.4px;">[2] . Palomo, María del Pilar. “Prólogo” a <i>Poesía</i>, de Diego Jesús Jiménez. Anthropos. Barcelona, 1990</span></div>
<div class="MsoNormal" style="margin-right: -25.2pt; text-align: left;">
<span style="letter-spacing: -0.2px; line-height: 18.4px;">[3] . Rico, Manuel. “Prólogo” a <i>Iluminación de los sentidos</i>, de Diego Jesús Jiménez. Hiperion. Madrid, 2001.</span></div>
<div class="MsoNormal" style="margin-right: -25.2pt; text-align: left;">
<span style="letter-spacing: -0.2px; line-height: 18.4px;">[4] . Así lo evidencia en el subtítulo del poema “Brujas al mediodía” con que abre Alianza y condena.</span></div>
<div class="MsoNormal" style="margin-right: -25.2pt; text-align: left;">
<span style="letter-spacing: -0.2px; line-height: 18.4px;">[5] . “La poesía, entre otras cosas, es un búsqueda, o una participación entre la realidad y la experiencia poética de ella a través del lenguaje”. Claudio Rodríguez. A manera de un comentario. Prólogo a<i> Desde mis poemas.</i> Madrid. Cátedra, 1983.</span></div>
<div>
<div id="ftn5">
</div>
</div>
MANUEL RICOhttp://www.blogger.com/profile/18013142254113133506noreply@blogger.com2tag:blogger.com,1999:blog-8755177956862443022.post-19978484218198410192015-09-13T15:12:00.000-07:002015-09-13T15:13:02.258-07:00Espacios, objetos, vida en José Ángel Cilleruelo<em><span style="color: #0b5394; font-family: inherit; font-size: small;">Los dos libros más recientes de<span class="Apple-converted-space"> </span><strong style="box-sizing: border-box; font-weight: 700;">José Ángel Cilleruelo</strong><span class="Apple-converted-space"> </span>(Barcelona, 1960) vienen a conformar un universo compartido. Una "poética de los bordes" de lenguaje intenso y preciso. </span></em><br />
<br />
<table align="center" cellpadding="0" cellspacing="0" class="tr-caption-container" style="margin-left: auto; margin-right: auto; text-align: center;"><tbody>
<tr><td style="text-align: center;"><a href="http://3.bp.blogspot.com/-iQ-_79tDmsQ/VfXxkW1rq8I/AAAAAAAADOE/xjCpk2y_o9M/s1600/COIMBRA.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: auto; margin-right: auto;"><img border="0" height="160" src="http://3.bp.blogspot.com/-iQ-_79tDmsQ/VfXxkW1rq8I/AAAAAAAADOE/xjCpk2y_o9M/s400/COIMBRA.jpg" width="400" /></a></td></tr>
<tr><td class="tr-caption" style="text-align: center;"><span style="color: #0b5394;"><b><i>Coimbra, ciudad que da título a un poema de </i>Tapia con mirlo</b></span></td></tr>
</tbody></table>
Conocí, hace ya muchos años (fue, quizá, a finales de los noventa) a <strong>José Ángel Cilleruelo. </strong>Fue en Barcelona, con motivo de una invitación a leer poemas en la biblioteca pública Mercé Rodoreda. De su obra habia leído <strong><i>El don impuro</i></strong> (1989) y buena parte de <i><strong>Maleza</strong> </i>(1995), título que en 2010 acogería su poesía reunida. Creo que no había publicado aún <strong><i>Salobre </i>(</strong>1999). Siempre me pareció un poeta rotundo, con las ideas muy claras y con una opción estética en la que la mirada realista se veía siempre agrandada (cabría decir <i>ahondada) </i>por un tamiz misterioso, como si en cada poema hubiera decidido abrir una pequeña rendija a una incertidumbre mágica, indefinible. Su poesía, no ajena a los males del mundo pero abordados desde el tamiz de lo personal e íntimo, ha crecido en esa constelación (discúlpeseme el término orteguiano) de poetas en castellano que maduraron en las dos últimas décadas del siglo XX. Poetas réplica del esplendor novísimo, poetas de la emoción, poetas de la realidad y sus misterios, poetas de la crítica y de la vida. A su vez,<strong> José Ángel Cilleruelo</strong> es amigo de lo difícil: catalán (barcelonés) que escribe en castellano. Una apuesta que tiene sus servidumbres en el mundo poético peninsular, sobre todo a la hora de fijar el canon a través de las antologías: pasó el tiempo de la Escuela de Barcelona y de la cierta función dirigente que esa ciudad tuvo en la orientación de la poesía en castellano (tiempos de <strong>Barral </strong>y <strong>Gil de Biedma)</strong>. Hoy la atención de los lectores de poesía en castellano (y de los críticos, y de los profesores) pasa por otros referentes territoriales. Sobre ello escribí hace algunos años (prólogo a <strong><i>Por vivir aquí. Antología de poetas catalanes en castellano,</i> </strong>2003) y no me extiendo.<br />
<br />
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="http://2.bp.blogspot.com/-gu5p3DbVBlE/VfX0fTTC2uI/AAAAAAAADO4/K336bQqMArY/s1600/cilleruelo%2B7.jpg" imageanchor="1" style="clear: left; float: left; margin-bottom: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" src="http://2.bp.blogspot.com/-gu5p3DbVBlE/VfX0fTTC2uI/AAAAAAAADO4/K336bQqMArY/s1600/cilleruelo%2B7.jpg" /></a></div>
<a href="http://4.bp.blogspot.com/-qlihwHUw5LQ/VfXxw1Id5DI/AAAAAAAADOs/2C9vwgr8nuI/s1600/Cilleruelo%2B4.jpg" imageanchor="1" style="clear: left; float: left; margin-bottom: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" height="200" src="http://4.bp.blogspot.com/-qlihwHUw5LQ/VfXxw1Id5DI/AAAAAAAADOs/2C9vwgr8nuI/s200/Cilleruelo%2B4.jpg" width="148" /></a>Los dos últimos libros de <strong>Cilleruelo</strong>, <strong><i>Almacén. Dietario de lugares</i></strong> y <strong><i>Tapia con mirlo</i></strong> me llegaron casi a la par (después supe de la publicación, en el filo del verano, de los poemas en prosa de <strong><em>Becqueriana</em></strong>, libro que trataré en otra ocasión). Aunque el primero es una gavilla de prosas que oscila entre la miscelánea y el diario y el segundo un poemario con todas las de la ley, entre ambas entregas hay vasos comunicantes y, como no podía ser de otro modo, obsesiones coincidentes. <strong><i>Almacén</i></strong>, que forma parte del conjunto de obras en las que el autor barcelonés levanta acta del “oficio de vivir” (desde <strong><i>Barrio alto</i></strong> hasta las prosas blogueras de <em><strong>El visir de Abisinia</strong></em>) es una azarosa combinación de meditaciones, reflexión metafísica y reflexión literaria, prosa descriptiva, destellos poéticos y aciertos aforísticos junto a construcciones verbales que rompen la lógica de la realidad y nos acercan a la greguería. Una aparente diversidad de formas de abordar “el lugar” a las que da coherencia un doble hilo conductor: el temblor del tiempo, su labor invisible modelando (o deformando) rincones, objetos, ciudades, sensaciones, olores, y el amor: a la amada, a los otros, a quienes dan vida a los lugares, a los propios objetos y a su singularidad en el tiempo. Tal y como subraya J<strong>uan José Martín Ramos</strong> en el prólogo, Cilleruelo lo expresa de manera gráfica: “El amor es el lugar”. Su obsesión por el lenguaje y por descubrir en él imprevistas fronteras y capacidades, lleva a <strong>Cilleruelo</strong> (lo decíamos antes) en no pocas ocasiones a jugar con lo contemplado, recordado o vivido. Son muchos los momentos de <em><strong>Almacén </strong></em>en los que la greguería cobra una fuerza que nos sorprende. Como ejemplo reproduzco íntegramaente el texto titulado “tranvía”: “Subo y arranca con sobresalto de pasajeros. Un aprendiz de violinista que araña las vías. Un verso de once sílabas con los acentos mal puestos. Se va renegando hacia el pasado con mi sueño dentro”. Completa el catálogo de enfoques de esa “realidad del instante” las reflexiones de paso sobre cierta experiencia de la cultura: <strong>Kafka, João Bento</strong>, un poco conocido <strong>Fernando Sanmartín </strong>a propósito de su <strong><i>Notas sobre Zaragoza del capitán Marlow, </i>García Marquez</strong> y su lugar Macondo, Collioure y la sombra de Machado, el Dublín de <strong>Joyce</strong>.... sin dejar de lado lo imprevisto y sorprendente, con sutiles rasgos de poética. Así lo descubrimos en su recorrido por los Encantes: “En una esquina del revoltijo me llama una palabra desde un libro menudo, blanco: <i>Voces. </i> De Antonio Porchia. 1965. No salgo indemne del puesto”.<br />
<br />
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="http://2.bp.blogspot.com/-gWk0dO9Lw9Q/VfXxuKBYGbI/AAAAAAAADOY/0PMeJkHMKt8/s1600/Cilleruelo3-1.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em; text-align: center;"><img border="0" src="http://2.bp.blogspot.com/-gWk0dO9Lw9Q/VfXxuKBYGbI/AAAAAAAADOY/0PMeJkHMKt8/s1600/Cilleruelo3-1.jpg" /></a></div>
<br />
El reino de los detalles, de los momentos inadvertidos, de los bordes. Acaso la poesía tenga hoy la función alumbrar esas zonas de la realidad que pasan inadvertidas al común de los mortales o que son consideradas irrelevantes, desechables. Los poemas de <strong>Cilleruelo </strong>son breves, de una intensidad buscada y sostenida del primer al últmo verso. Poemas en los que, sin embargo, el artificio inevitable se disuelve en una naturalidad difícil de lograr: en ella alienta la precisión , el sustrato emocional y la inteligencia para ver más allá de lo visible, para descubrir lo que está a punto de dejar de existir y en lo que solo el poeta repara: el momento posterior a la fiesta, cuando los músicos, cansados, recogen el instrumental y otros retiran la basura que acumuló la noche; el final de una cena y las huellas que perviven; Varsovia concentrada en un hueco en el tranvía (“ que mira / a través de la ventanilla”); el invierno que se expresa en la imagen en la que “Una mujer de oscuro riega y barre / su puerta. Un hombre aranca el motorcillo / del pozo”; andenes vencidos por la vegetación y el tiempo; recuerdos destilados en unas pocas imágenes que hablan de lo sencillo y no por ello prescindible: colillas apagadas, una maleta, una cisterna que gotea, el patio “de un bloque protegido”. Una sencillez que encuentra su mayor grado de depuración en los cuatro haikus estacionales de “Vida en Haijin”. La vida, en fin, convertida en lenguaje y en revelación.<br />
<br />
<a href="http://4.bp.blogspot.com/-Y1QyROUJCdg/VfXxtLYXPXI/AAAAAAAADOM/RLBrY5eQoqA/s1600/Cilleruelo%2B5.jpg" imageanchor="1" style="clear: left; float: left; margin-bottom: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" src="http://4.bp.blogspot.com/-Y1QyROUJCdg/VfXxtLYXPXI/AAAAAAAADOM/RLBrY5eQoqA/s1600/Cilleruelo%2B5.jpg" /></a>En el fondo, estamos ante una poesía de “los bordes”, en la que se canta lo que se ve, se recuerda o se imagina sobre ese espacio híbrido entre la irrelevancia y el olvido en el que, aunque a veces no nos demos cuenta, se destila la proteína de nuestra existencia, la esencia de las emociones. Una esencia que en <strong>Cilleruelo</strong> fermenta, sobre todo, en la más radical intimidad, pero que a veces nace de una mirada crítica, compasiva, hacia los otros, tal y como con sutileza se advierte en poemas como “Dones del sábado”, “Expediente de regulación” o “Canción del progreso”. <strong><i>Almacén </i></strong>y <strong><i>Tapia con mirlo</i> </strong>son, en cualquier caso, dos libros complentarios que muestran a un poeta con mundo propio y reconocible. Lo que no es poco en los tiempos que corren.<br />
<br />
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<span style="color: #0b5394;"><span style="font-size: x-small;"><strong>José Ángel Cilleruelo </strong>/ <i>Almacén. Dietario de lugares / </i>Prólogo e Juan José Martín Ramos / Editorial Polibea.<i> </i>Madrid, 2014. 107 páginas. /// <i>Tapia con mirlo. </i>Prensas de la Universidad de Zaragoza. Zaragoza, 2014. 77 páginas. Blog del autor: <strong><a data-cke-saved-href="http://elvisirdeabisinia.blogspot.com" href="http://elvisirdeabisinia.blogspot.com/">El visir de Abisinia.</a></strong></span></span>MANUEL RICOhttp://www.blogger.com/profile/18013142254113133506noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-8755177956862443022.post-60269421056003258332015-06-14T01:00:00.000-07:002015-06-15T00:19:52.309-07:00Sobre "Siete caminos para Beatriz", de Ernesto Pérez Zúñiga<br />
<div class="MsoNormal" style="margin-bottom: 0.0001pt;">
<a href="http://2.bp.blogspot.com/-e2CO2QnAums/VXqnTl6tNLI/AAAAAAAADKg/-KLHUSRW3FU/s1600/P%25C3%25A9rez%2BZ%25C3%25BA%25C3%25B1iga%2B2.jpg" imageanchor="1" style="clear: left; display: inline !important; float: left; margin-bottom: 1em; margin-right: 1em; text-align: center;"><img border="0" height="320" src="http://2.bp.blogspot.com/-e2CO2QnAums/VXqnTl6tNLI/AAAAAAAADKg/-KLHUSRW3FU/s320/P%25C3%25A9rez%2BZ%25C3%25BA%25C3%25B1iga%2B2.jpg" width="181" /></a><a href="http://4.bp.blogspot.com/-9N-LwovcG2o/VXqnTo3IBLI/AAAAAAAADKk/fmHBZRa9emY/s1600/P%25C3%25A9rez%2BZ%25C3%25BA%25C3%25B1iga.jpg" imageanchor="1" style="clear: left; display: inline !important; float: left; margin-bottom: 1em; margin-right: 1em; text-align: center;"><img border="0" height="181" src="http://4.bp.blogspot.com/-9N-LwovcG2o/VXqnTo3IBLI/AAAAAAAADKk/fmHBZRa9emY/s200/P%25C3%25A9rez%2BZ%25C3%25BA%25C3%25B1iga.jpg" style="cursor: move;" width="200" /></a>Reelaborar, a la luz del presente, el universo de <b>Dante</b> en
la<b> </b><i><b>Divina Comedia</b> </i>y hacer de sus
rescoldos un libro-poema de amor cruzado por los referentes de la
contemporaneidad. Beatriz/Dante o viceversa proyectados en el siglo XXI. Esa es
la pretensión de <b>Ernesto Pérez Zúñiga </b>(Madrid, 1971) en <i><b>Siete caminos para Beatriz</b></i>, su sexto poemario. El resultado es un
canto hecho de acercamientos al misterio del amor, a sus contradicciones, a los
miedos sustentados en la dialéctica posesión-pérdida, a los gozos y decepciones
que en él subyacen. En ese canto,
estructurado en cinco secciones o capítulos, el poeta pone a prueba un abanico
de propuestas formales que va de los rigores clásicos del soneto, la décima o
el romance al verso libre, al poema en prosa o al destello asimilable al haiku.
Todo ello para desplegar una reflexión <i>aggiornada
</i>sobre la eterna dualidad entre el amor y la muerte, hilo conductor de los
tres estadios de la obra de <b>Dante.</b> El viaje y la memoria, la infancia y la
adolescencia como perdidos paraísos, las ciudades vividas o imaginadas (Roma,
Tokio, Dite), los mitos clásicos cruzados por el universo de Internet y la
cibernético son, junto a otros, factores que contribuyen a la construcción de
un imaginario en el que se quiebran las fronteras espaciales y temporales y en
el que se araña en el reverso de las máscaras en las que el hombre, hoy como a
principios del siglo XIV, se refugia. <b>Perez Zúñiga </b>ha optado por una propuesta
compleja, en la que lo onírico (tamizado por sutiles referencias a las ya
clásicas ilustraciones de <b>William Blake</b>) y la descripción realista se mezclan y
en la que la realidad urbana contemporánea (“mi ciudad fue / un baile / de
millares de máscaras”), distorsionada adrede, suplanta a la selva dantiana. <i><b>Siete caminos para Beatriz</b></i> es un libro
inclasificable y de riesgo.<b> Pérez Zúñiga </b>sale bien del envite. </div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
---------------------------------------------------------------</div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="margin-bottom: 0.0001pt;">
<span style="color: #0b5394;">Ernesto Pérez Zúñiga / <i>Siete caminos para Beatriz./ </i>Vandalia. Sevilla, 2014 / 113 pgs.</span></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
MANUEL RICOhttp://www.blogger.com/profile/18013142254113133506noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-8755177956862443022.post-88105459721450760192015-05-31T03:46:00.002-07:002015-05-31T03:47:10.380-07:00Sobre "El llanto del mundo", de Pilar Herranz Adeva<a href="http://4.bp.blogspot.com/-XEVSb4B0IE4/VWq38eyl11I/AAAAAAAADKE/-qxa1SDXdb4/s1600/Herranz%252C%2BPilar%2B3.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"></a><br />
<div class="ParaAttribute0" style="margin: 0cm 0cm 0pt;">
<span style="line-height: 20.7999992370605px;"><span style="font-family: inherit;"><o:p></o:p>Hay primeros libros que son de tanteo, de búsqueda. Otros muestran con claridad el camino elegido por el poeta aunque puedan advertirse rastros del proceso de iniciación. <i><b>El llanto del mundo</b></i>, de la poeta soriana <b>Pilar Herranz Adeva</b>, forma parte de esta última estirpe. Es un libro de poesía transparente, de ritmo reposado y con un trasfondo emocional que desborda el propio ejercicio literario para acercarnos situaciones vividas que dan a los poemas cierta dosis de narratividad y una carga de desacuerdo con el mundo heredado más que significativa. </span></span><br />
<span style="line-height: 20.7999992370605px;"><span style="font-family: inherit;"><br /></span></span>
<br />
<div style="line-height: 130%;">
<a href="http://1.bp.blogspot.com/-6nnp55cvpoE/VWq4Deqd4YI/AAAAAAAADKM/h3xTWi5XteY/s1600/Herranz%252C%2BPilar%2B2.jpg" imageanchor="1" style="clear: left; float: left; margin-bottom: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" height="320" src="http://1.bp.blogspot.com/-6nnp55cvpoE/VWq4Deqd4YI/AAAAAAAADKM/h3xTWi5XteY/s320/Herranz%252C%2BPilar%2B2.jpg" width="211" /></a><o:p><span style="font-family: inherit;">El libro lleva un atinado prólogo del poeta <strong>Fermín Herrero</strong> y se despliega a lo largo de cuatro apartados en los que, desde distintas perspectivas aborda el gran tema de la poesía de todos los tiempos: la condición humana en sus diversas variables. La apelación a la memoria infantil del primer apartado, "El cielo nos circunda", sitúa el tono del libro. Un estilo directo y emotivo de raíz machadiana sustenta una opción poética realista, con pocas licencias para el preciosismo formal, atenta a los detalles, a la anécdota precisa y al destello sentimental: la casa de la abuela, el recuerdo del padre ("En invierno íbamos a los bosques / a coger musgo, piñas, cortezas de los árboles / y los pinos olían a resina"), los viejos cuentos “al amor de la lumbre” son algunas de las anécdotas evocadas que nos colocan ante las zonas más personales e íntimas de su aurota. Esa intimida alimentada de recuerdos se convierte en queja colectiva, en atención a lo circundante, en el apartado que da título al libro. De la experiencia vivida como profesora en un recinto penitenciario, con poemas que dibujan situaciones humanas en el límite entre los que cabe destacar, por la dureza de la experiencia en que se basa “Sobredosis”, al acercamiento a realidades socialmente inaceptables (“Niños abandonados en Ulan Bator”) o a la crítica, a través de la figura de <strong>Camille Claudel</strong>, compañera del escultor <strong>Rodin, </strong>siempre en segundo plano, de la tradicional subordinación de la mujer subrayando sus renuncias. El espacio sombrío que la poeta extiende en ese apartado del libro se convierte en metáfora de la felicidad (una felicidad contenida y consciente) en “Campo de luz”: paisajes, paseos por escenarios próximos y cargados de memoria, el deslumbramiento ante las cosas pequeñas y ante momentos intensamente vividos (“Haz de luna”, “Noche en el río”), el amor que perdura por encima del paso del tiempo…. <i><b>El llanto del mundo </b></i>concluye con un homenaje al poeta cuyo aliento hemos advertido a lo largo de los poemas: <strong>Antonio Machado</strong>. En la contraportada se nos advierte que <b>Pilar Herranz Adeva,</b> además de nacer en Soria, ha vivido su infancia en una ciudad como Almazán, en el corazón de la provincia. Esas circunstancias biográficas hacen inevitable su referencia última al poeta sevillano. Sin embargo, los dos poemas que cierran el libro (“Leonor” y “Aula Antonio Machado”) tienen algo de poética, de afirmación de la apuesta estética que <strong>Machado</strong> representa y que, inevitablemente, gravita sobre una de las líneas más fecundas de la poesía española actual. Incluso de la más reciente. El poemario de <strong>Pilar Herranz Adeva </strong>es un primer libro en el que, a pesar de que se advierten pequeñas costuras propias de todo primer libro, su autora apunta un camino que, seguro, tendrá plena confirmación en próximas entregas. Un libro a tener muy en cuenta. </span></o:p></div>
<div style="line-height: 130%;">
<o:p><span style="font-family: Calibri;"></span></o:p><br /></div>
<div class="separator" style="clear: both; line-height: 130%; text-align: center;">
<a href="http://4.bp.blogspot.com/-XEVSb4B0IE4/VWq38eyl11I/AAAAAAAADKE/-qxa1SDXdb4/s1600/Herranz%252C%2BPilar%2B3.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" height="240" src="http://4.bp.blogspot.com/-XEVSb4B0IE4/VWq38eyl11I/AAAAAAAADKE/-qxa1SDXdb4/s320/Herranz%252C%2BPilar%2B3.jpg" width="320" /></a></div>
<div style="line-height: 130%;">
<o:p><span style="font-family: Calibri;"></span></o:p><br /></div>
<div style="line-height: 130%;">
---------------</div>
<div style="line-height: 130%;">
<span style="color: #0b5394;">Pilar Herranz Adeva. <i><b>El llanto del mundo</b></i>. Amargord. Madrid, 2014. 76 págs.</span></div>
</div>
MANUEL RICOhttp://www.blogger.com/profile/18013142254113133506noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-8755177956862443022.post-17029982280122490172015-04-18T02:29:00.000-07:002015-04-18T02:29:00.125-07:00"En el solar del nómada", de Juan José Vélez Otero<div class="MsoNormal">
<a href="http://1.bp.blogspot.com/-bYhgI7Jubjg/VS-BjMiMMtI/AAAAAAAADIs/HB-EMz4Rj0U/s1600/V%C3%A9lez%2BOtero.jpg" imageanchor="1" style="clear: left; float: left; margin-bottom: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" src="http://1.bp.blogspot.com/-bYhgI7Jubjg/VS-BjMiMMtI/AAAAAAAADIs/HB-EMz4Rj0U/s1600/V%C3%A9lez%2BOtero.jpg" height="200" width="200" /></a>En toda existencia, la plena madurez es la etapa en la que
se proyecta una mirada reflexiva a lo vivido y se asume con una conciencia
doble: la de la imposibilidad de cumplir de manera total los sueños de
juventud; la de cierto escepticismo hacia el tiempo que queda por delante. No
hay entusiasmos, la utopía es menos utopía que antaño, y la sensación de
derrota (“Un hombre derrotado es el dilema / de un dios también constante en la
derrota”) parece imponerse.</div>
<div class="MsoNormal">
<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
Esa conciencia compleja recorre los poemas de <b><i>En el
solar del nómada,</i></b><i> </i>el último
libro del poeta y traductor <b>Juan José
Vélez Otero</b> (Sanlúcar de Barrameda, 1957), autor de siete poemarios y
traductor de <b>Donald Hall </b>(el más
reciente, <i>La cama pintada) </i>o <b>Yusef Kumanyakaa,</b> entre otros. Un libro
que se divida en dos extensos capítulos, “El solar”, un acercamiento a los
escenarios donde fue la vida, a los objetos que le dieron sentido, convertidos
en fragmentos de tiempo, en residuos de la memoria, en rastros de viejas
lecturas, en redescubrimientos desde la perspectiva que los años ofrecen. En la
segunda parte, “La soledad del nómada”, ya no es el pasado quien protagoniza el
poema sino la decepción, una conciencia casi radical del fracaso, algo así como
la lucidez frente a un pulso existencial que se ha perdido o que el sujeto lírico está
a punto de perder: “hace tiempo que la vida no es un sueño”, escribe en el
poema “De amor y desencanto”.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
Melancolía, tono elegíaco (en el fondo el libro no deja de
ser una tensa elegía por la juventud perdida) y un también doble, y en
apariencia contradictorio, sentimiento al contemplar el pasado: el gozo
contenido del recuerdo y, a la vez, la necesidad de olvidar como forma de
liberarse del sustrato de dolor que siempre acompaña a la certeza —y al
vértigo— de las pérdidas. Esa tensión entre contrarios, que evidencia la
complejidad del pensamiento del poeta, no está reñida con una búsqueda que es,
también, una necesidad: la apuesta por la felicidad. En otras palabras, una
suerte de apuesta por las pequeñas verdades de la vida, por la poesía propia y
ajena, tras el convencimiento de que no hay posibilidad de ser feliz esperando
la imposible materialización de los grandes sueños de juventud. Esa actitud, que tiene algo de renuncia y de
resignación, es visible de manera rotunda en el poema “Definitivamente voy a
ser feliz”: “Leyendo poemas,
envejeciendo / al abrigo de las cenizas que dejaron los sueños, / sin piedad,
sin ambición ni entusiasmo, / sin la necesidad fatal de la esperanza”.</div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
<o:p></o:p></div>
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="http://1.bp.blogspot.com/-zyklSKgbw_0/VS-Bi3LY_YI/AAAAAAAADIw/VKGDiWIgzRc/s1600/V%C3%A9lez%2BOtero%2B2.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" src="http://1.bp.blogspot.com/-zyklSKgbw_0/VS-Bi3LY_YI/AAAAAAAADIw/VKGDiWIgzRc/s1600/V%C3%A9lez%2BOtero%2B2.jpg" height="162" width="400" /></a></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
Las tardes frías de invierno, el telón de fondo de
diciembre, el viento en la noche, las primeras lluvias del otoño…. Al leer los poemas de <b>Vélez Otero </b>uno tiene la impresión de estar ante un hombre que
escribe junto a una ventana, en un anochecer invernal, no lejos del mar,
ejercitando la memoria y escuchando la lejana bocina de un barco que parte a
algún lugar desconocido. Una escritura
que mezcla sabiamente el tono conversacional con la tensión lírica de la
palabra reveladora, de la metáfora afortunada (“La diaria trashumancia del barro”, “los ojos
vacíos de las piedras”…), muestran una poesía que enlaza con la mejor escritura
de nuestros poetas del cincuenta (<b>Sahagún,
Gil de Biedma, Caballero Bonald)</b> y en la que la razón estética y la
atención formal no están reñidas con una apelación equilibrada a los sentimientos:
una poesía, también, emocionada y emocionante. Un libro a tener en cuenta.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal">
<o:p><br /></o:p></div>
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="http://3.bp.blogspot.com/-UidJXWaPyKg/VS-BjH9_0CI/AAAAAAAADIk/QBnhNgwdhhY/s1600/V%C3%A9lez%2BOtero%2Be.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" src="http://3.bp.blogspot.com/-UidJXWaPyKg/VS-BjH9_0CI/AAAAAAAADIk/QBnhNgwdhhY/s1600/V%C3%A9lez%2BOtero%2Be.jpg" height="224" width="400" /></a></div>
<div class="MsoNormal">
<o:p><br /></o:p></div>
<div class="MsoNormal">
<o:p>--------------------------</o:p></div>
<div class="MsoNormal">
<b><i>En el solar del nómada</i> / Juan José Vélez Otero.</b> 117 págs.
Valparaíso Ediciones. Granada, 2014</div>
MANUEL RICOhttp://www.blogger.com/profile/18013142254113133506noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-8755177956862443022.post-61084753677598627992015-03-05T04:12:00.000-08:002015-03-05T04:12:17.862-08:00Sobre "Madrid, línea circular", de Martín Rodríguez Gaona<div class="MsoNormal" style="margin-bottom: 0.0001pt;">
<a href="http://3.bp.blogspot.com/-TTfJ1hX3eeA/VPhFOy-YMJI/AAAAAAAADHA/SqdBKT_fX_w/s1600/Gaona%2B2.png" imageanchor="1" style="clear: left; float: left; margin-bottom: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" src="http://3.bp.blogspot.com/-TTfJ1hX3eeA/VPhFOy-YMJI/AAAAAAAADHA/SqdBKT_fX_w/s1600/Gaona%2B2.png" height="239" width="320" /></a><b style="font-family: inherit;">Martín Rodríguez-Gaona</b><span style="font-family: inherit;"> (Lima, 1969) es
un poeta, ensayista y traductor peruano que ha participado muy activamente en
el debate estético vivido por la poesía española en los años previos y
posteriores al cambio de siglo. </span><span style="font-family: inherit;"> </span><span style="font-family: inherit;">A ese
respecto publicó hace un lustro el ensayo titulado </span><b style="font-family: inherit;"><i>Mejorando lo presente. Poesía
española última. Posmodernidad, humanismo y redes</i></b><span style="font-family: inherit;"> (Caballo de Troya,
2010), obra en la que proyectó una mirada fuera de lo convencional, hasta
cierto punto heterodoxa, sobre nuestra realidad poética.</span><span style="font-family: inherit;"> </span><span style="font-family: inherit;">En 2010 obtuvo la beca internacional de
creación poética «Antonio Machado» de Soria. De esa experiencia (y de su
estancia en la ciudad machadiana) nació el poemario</span><i style="font-family: inherit;"> <b>Codex de los poderes y los encantos</b></i><span style="font-family: inherit;"> (2011). </span><span style="font-family: inherit;"> </span><br />
<br />
</div>
<div class="MsoNormal" style="margin-bottom: 0.0001pt;">
<b style="font-family: inherit;"><i>Madrid, línea circular</i></b><span style="font-family: inherit;">, con el que
obtuvo el premio "Cáceres Ciudad Patrimonio de la Humanidad" en 2011, es su libro
más reciente. De él ha habido una nueva edición en 2013. Es un libro atípico, crítico, atento a la realidad, uno de los primeros poemarios que se ha enfrentado a la experiencia individual y colectiva de la crisis económica y de civilidad. </span></div>
<div class="MsoNormal" style="margin-bottom: 0.0001pt;">
<span style="font-family: inherit;"><br /></span></div>
<div class="MsoNormal" style="margin-bottom: 0.0001pt;">
<a href="http://2.bp.blogspot.com/-Skp2X3WbgvI/VPhFOmpCvDI/AAAAAAAADG8/8hyO4pjVcXM/s1600/Gaona%2B1.png" imageanchor="1" style="clear: left; float: left; margin-bottom: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" src="http://2.bp.blogspot.com/-Skp2X3WbgvI/VPhFOmpCvDI/AAAAAAAADG8/8hyO4pjVcXM/s1600/Gaona%2B1.png" /></a><span style="font-family: inherit;">Adentrémonos en su contenido:</span></div>
<div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm;">
<span style="font-family: inherit;">Madrid a
principios del siglo XXI: atrapar su esencia cambiante. <b>Martín Rodríguez-Gaona
</b>, poeta experimentado y traductor de <b>Giorno </b>y de<b>
Ashbery</b>, de <b>Gertrude Stein, Jack Spiccer</b> o <b>Alice Notley</b>, ha escrito un libro caleidoscopio, con afán de totalidad y
vocación cívica. El título, de clara connotación urbana,</span><span style="font-family: inherit;"> es metáfora de un viaje por las distintas galerías de una ciudad que
es, a la vez, el mundo global: desde la Malasaña del botellón y los amaneceres
sórdidos hasta los pasadizos del metro de la plaza de Castilla o la serenidad
extraña del zoo o de un Retiro de viejos paseantes: “Me pregunto cuál será la
imagen / definitiva para resumir esta ciudad”.</span></div>
<div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm;">
<span style="font-family: inherit;"><br /></span></div>
<b style="font-family: inherit;">Rodríguez-Gaona</b><span style="font-family: inherit;">
escribe con un lenguaje irónico en el que se mezclan realismo con referentes
culturales y juegos verbales próximos a la vanguardia. También ensaya el poema en prosa. Y lo hace incorporando al texto los fragmentos
que identifican hoy una urbe: lemas publicitarios, la música, los hipermercados,
las lacras sociales y las ensoñaciones, la memoria histórica y cultural o la
sombra de la inmigración. Es la ciudad en movimiento: fuente de incertidumbres,
de pasajera felicidad, de contradicciones, de certezas y dudas. Para el poeta, Madrid hace tiempo que dejó de
ser la ciudad “de más de un millón de cadáveres” de </span><b style="font-family: inherit;">Dámaso Alonso,</b><span style="font-family: inherit;"> o la del
“tiempo de silencio” de</span><b style="font-family: inherit;"> Martín Santos</b><span style="font-family: inherit;">, pero no ha perdido su condición de territorio
con grietas y agujeros negros, de soledad acompañada y de crisis amorosas, existenciales
y socioeconómicas. </span><b style="font-family: inherit;">Rodríguez-Gaona </b><span style="font-family: inherit;"> ha
escrito un libro extraño. Ha arriesgado y lo ha hecho con solvencia, lo que no
es poco. No olvidemos que se trata de uno de los poquísimos intentos de
poetizar el aliento colectivo de la ciudad adentrándose en la crisis. </span><br />
<div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm;">
<span style="font-family: inherit;"><br /></span></div>
<div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm;">
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="http://2.bp.blogspot.com/-ro-aJpULrRU/VPhFU1zGL4I/AAAAAAAADHM/sgpSlze0sNQ/s1600/Carabanchel%2B1.jpg" imageanchor="1" style="display: inline !important; margin-left: 1em; margin-right: 1em; text-align: center;"><img border="0" src="http://2.bp.blogspot.com/-ro-aJpULrRU/VPhFU1zGL4I/AAAAAAAADHM/sgpSlze0sNQ/s1600/Carabanchel%2B1.jpg" height="300" width="400" /></a></div>
<b><i><span style="font-family: inherit;">-------</span></i></b></div>
<div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm;">
<span style="color: #0b5394; font-family: inherit;"><o:p></o:p><b><i>Madrid, línea circular / </i></b></span><span style="color: #0b5394; font-family: inherit;">Martín Rodríguez-Gaona / </span><span style="color: #0b5394; font-family: inherit;">Dibujos de Jacobo Pérez-Enciso / </span><span style="color: #0b5394; font-family: inherit;">La Oficina. Madrid, 2013 / </span><span style="color: #0b5394; font-family: inherit;">109 pgs. </span></div>
MANUEL RICOhttp://www.blogger.com/profile/18013142254113133506noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-8755177956862443022.post-4143117624459597472015-01-30T04:31:00.000-08:002015-01-30T04:31:11.611-08:00Una lectura del poema “Orillas del Duero”, de Antonio Machado<div class="MsoBodyTextFirstIndent">
<span style="color: #0b5394;"><i>Por encargo de la revista </i>Nayagua <i>y para la sección "Mirar un poema", escribí el pasado verano este artículo sobre el poema de </i>Campos de Castilla<i> "Orillas del Duero". Lo reproduzco en </i>La estantería.</span></div>
<div class="MsoBodyTextFirstIndent">
<i><br /></i>
<table align="center" cellpadding="0" cellspacing="0" class="tr-caption-container" style="margin-left: auto; margin-right: auto; text-align: center;"><tbody>
<tr><td style="text-align: center;"><a href="http://2.bp.blogspot.com/-MZLAP9AWRRY/VMt4Hm-5_7I/AAAAAAAADEk/F1ETEGmFG5g/s1600/2012-04-21-265.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: auto; margin-right: auto;"><img border="0" src="http://2.bp.blogspot.com/-MZLAP9AWRRY/VMt4Hm-5_7I/AAAAAAAADEk/F1ETEGmFG5g/s1600/2012-04-21-265.jpg" height="225" width="400" /></a></td></tr>
<tr><td class="tr-caption" style="text-align: center;"><i><span style="color: #0b5394;">El Duero a su paso por Soria</span></i></td></tr>
</tbody></table>
La Soria machadiana es mucho más que un paisaje
o que una geografía. Es, para el autor del poema sobre el que se centra esta
reflexión, la matriz de la existencia convertida en literatura y en
cordialidad. Un escenario que acompañará a Machado de por vida pese a vivir en la ciudad no más de cinco años.
Soria y sus campos irán con él a Baeza, y a Madrid, y a París, y a Segovia. La
recordará desde el tren (“Otro viaje de ayer / por la tierra castellana —¡pinos
del amanecer / entre Almazán y Quintana!—“), se colará en los versos de <i><b>Campos de Castilla </b></i>escritos en
Baeza (el libro lo terminó en 1917 y dejó Soria en 1912), y estará presente en
poemas escritos muchos años después. incluso en plena Guerra Civil.
Respiraremos, también, el aire soriano en los versos que dedica a <b>Azorín,</b> a <b>José María Palacio</b>, al maestro<b> Unamuno</b>…. En los años veinte y treinta, aunque el poeta está muy
lejos de la ciudad de su primer instituto, la huella soriana volverá en sus
“Canciones de las tierras altas” (“Ya habrá cigüeña al sol / mirando la tarde
roja / entre Moncayo y Urbión”), en las “Canciones del Alto Duero” y en “Los
sueños dialogados”: “Mi corazón está donde ha nacido, / no a la vida, al amor,
cerca del Duero… / …¡El muro blanco y el ciprés erguido!”.</div>
<div class="MsoBodyTextFirstIndent">
<br /></div>
<div class="MsoBodyTextFirstIndent">
<o:p></o:p></div>
<div class="MsoBodyTextFirstIndent">
Uno de los poemas más apegados a esa memoria soriana es el conocido “Orillas del
Duero”, un poema que forma parte del libro<b> </b><i><b>Campos
de Castilla</b> </i>y en el que se concentran las cualidades y pulsiones que
caracterizan la lírica de <b>Antonio Machado </b>a lo largo de toda su trayectoria. La
temporalidad de la “palabra en el tiempo”, la subjetividad radical de la
emoción más íntima (la “honda palpitación del espíritu”) y el alto valor que
otorga al lenguaje poético, a la palabra y a su sentido más allá de lo visible.
Palabra, tiempo, emoción, tales serían, en consecuencia, los conceptos que resumen el significado profundo de su
poética. <o:p></o:p></div>
<div class="MsoBodyTextFirstIndent">
<br /></div>
<div class="MsoBodyTextFirstIndent">
Si partimos del hecho de que para<b> Machado</b> el
paisaje, especialmente el que conforman Soria y sus alrededores, juega el esencial papel de protagonista, casi
de personaje central más que de telón de fondo, hemos de deducir que “A orillas
del Duero”, ese “personaje” se concentra en el río (con todo su poder
metafórico en el sentido heraclitiano) y en los escenarios que se levantan a su
alrededor. <o:p></o:p><br />
<br /></div>
<div class="MsoBodyTextFirstIndent">
<a href="http://1.bp.blogspot.com/--VTB1AZvQfM/VMt4Wud1cYI/AAAAAAAADEs/ZY_Ccl3kng4/s1600/2012-04-21-268.jpg" imageanchor="1" style="clear: left; float: left; margin-bottom: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" src="http://1.bp.blogspot.com/--VTB1AZvQfM/VMt4Wud1cYI/AAAAAAAADEs/ZY_Ccl3kng4/s1600/2012-04-21-268.jpg" height="400" width="225" /></a></div>
<div class="MsoBodyTextFirstIndent">
<b>María Zambrano</b>, que escribió páginas memorables
sobre la poesía machadiana añadió un matiz que no podemos eludir al adentrarnos
en “A orillas del Duero”. “Diríamos que hay en Machado como un anverso de luz,
durante la claridad de la conciencia poética, y un reverso de sombras, de
formas y de figuras, en la visión habitual de la conciencia en vigilia”<a href="file:///C:/Users/Manuel/Documents/LITERATURA%20MANUEL%20RICO%20-%20I/Art%C3%ADculos/A%20prop%C3%B3sito%20de%20un%20poema%20de%20Antonio%20Machado.docx#_ftn1" name="_ftnref1" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><span style="font-family: "Arial","sans-serif"; font-size: 12.0pt; line-height: 115%;"><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoFootnoteReference"><span style="font-size: 12pt; line-height: 115%;">[1]</span></span><!--[endif]--></span></span></a>. Esa alternancia,
que a veces es hibridación, mixtura, entre luz y oscruridad, tiene un
complemento que es consustancial a la respiración lírica de toda la obra
machadiana: la humanización de las cosas, la atribución de cualidades humanas
al paisaje, la personificación. Los campos, las ciudades, los caminos, las
piedras, los árboles incorporan la honda palpitación del espíritu a la que
aludiera <b>Antonio Machado</b> en su prólogo al libro<b> <i>Soledades </i></b> gracias al uso de
la palabra, a su capacidad de trascendencia y de aportarle significados
inéditos, a la inteligente y originalísima adjetivación. <o:p></o:p></div>
<div class="MsoBodyTextFirstIndent">
<br /></div>
<div class="MsoBodyTextFirstIndent">
El poema comienza con la luz. Con una
celebración de la primavera en tierras sorianas. Una primavera alejada de la
exuberancia, ceñida a la modestia de una tierra discreta incluso en su belleza:
es la primavera “humilde como el sueño de un bendito”, de un “pobre caminante”. Incluso el campo
amarillento de flores es “como tosco sayal de campesina”. Una primavera en cuya
menesterosidad alienta, sin embargo, un futuro necesario, imprescindible que no
es otro que el que se apunta en el despertar de la naturaleza, en especial de
los campos cultivados que pueden vislumbrarse más allá de las rocas estériles:
“¡Aquellos diminutos pegujales / de tierra dura y fría, / donde apuntan
centenos y trigales / que el pan moreno nos darán un día!”. Esa luz se
intensifica gracias a un lenguaje en el que la austeridad no está reñida con la
precisión descriptiva de algunos de los términos utilizados: serrijones,
malezas, jarales, zarzas, cambrones. A medida que avanzamos por el poema, la
palabra despierta en el lector un universo de capacidades evocativas: olores,
murmullos, recuerdos de viajes, visiones de paso. Poco a poco la visión
celebratoria, casi optimista, se va impregnando de tristeza: la tierra es
“ingrata”, la oveja merina es “escuálida”, a los centenos y trigales suceden
“roca y roca, pedregales / desnudos y pelados serrijones”. <o:p></o:p></div>
<div class="MsoBodyTextFirstIndent">
<br /></div>
<div class="MsoBodyTextFirstIndent">
Y no tarda en derivar hacia la sombra. Mientras
que la luz procede de la contemplación íntima <i>participada, </i>compartida con el lector, la sombra tiene raíces
históricas. En el canto al Duero asoma Soria y, más allá, acaba asomando
Castilla (una suerte de representación de España, no olvidemos que la
preocupación noventayochista impregna la obra machadiana). Si la Soria
primaveral está cargada de valores optimistas, de cierta íntima evocación más allá
del triunfo de la naturaleza (“allí me casé, allí perdí a mi esposa, a quien
adoraba”, afirma en el prólogo a <i><b>Campos
de Castilla)</b></i>, las apelaciones a Castilla están tamizadas por la Historia,
por la temporalidad marcada por la realidad social, incluso política, de ese
territorio al que los sectores conservadores siempre han vinculado a un pasado
imperial, a una mítica “patria originaria”, sólo existentes en su imaginación y
al que Machado dota de una negatividad relacionada con la labor del hombre y,
sobre todo, del poder: sus ciudades son “decrépitas”, la tierra es “adusta”,
una “agria melancolía” puebla sus “sombrías soledades”. Esa valoración, terrible, de una negatividad
dura (en la que sin embargo alienta, de
manera sutil, la empatía), se intensifica en extremo casi en el ecuador del
poema:<o:p></o:p></div>
<blockquote class="tr_bq">
<span style="color: #0b5394;">“¡Castilla varonil, adusta tierra,</span><br />
<span style="color: #0b5394;">Castilla del desdén contra la suerte,</span><br />
<span style="color: #0b5394;">Castilla del dolor y de la guerra,</span><br />
<span style="color: #0b5394;">tierra inmortal, Castilla de la muerte!”</span></blockquote>
<div class="MsoList2CxSpFirst">
<span style="color: #0b5394;"><o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoList2CxSpMiddle">
<span style="color: #0b5394;"><o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoList2CxSpMiddle">
<span style="color: #0b5394;"><o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoList2CxSpLast">
<span style="color: #0b5394;"><o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoBodyTextFirstIndent">
Tras esa terrible apelación, el poema recobra
la serenidad y el poeta desciende a los
detalles de un paseo por el campo: ahora es una intimidad contemplativa, es el
recogimiento frente a un paisaje que le emociona o el recuerdo de un atardecer
cerca del río. Y es en ese recogimiento en el que se nos ofrece hasta el más
mínimo detalle de la convivencia del sujeto poético con la naturaleza y con el
camino. La luz a la que se refiriera<b> María Zambrano </b>vuelve a iluminar el texto:
“En el cárdeno cielo violeta / alguna clara estrella fulguraba”. Una
iluminación que vence, incluso, a las “sombras del aire” y que se irá
proyectando, de manera gradual, en el río, que adquiere un protagonismo casi
absoluto en el tramo final del poema. Así, las tres últimas estrofas son un
estallido de claridad con las aguas del Duero como destino. El río vencerá a la
oscuridad, perdurará por encima del tiempo histórico, seguirá llevando en sus
aguas las exigencias de los más humildes y, al igual que inspira al poeta
sevillano el conjunto del poema, suscitará una pregunta, inserta en él, que no carece
de sentido. “¿Y el viejo romancero / fue el sueño de un juglar junto a tu
orilla?”.</div>
<div class="MsoBodyTextFirstIndent">
<o:p></o:p></div>
<div class="MsoBodyTextFirstIndent">
<br /></div>
<div class="MsoBodyTextFirstIndent">
En ese interrogante <b>Machado</b> deposita una
confianza sin límite en la creación poética, en su prevalencia por encima de
las contingencias del momento. “El poeta es un pescador, no de peces, sino de
pescados vivos; entendámonos: de peces que pueden vivir después de pescados”:
así lo expresó por voz de su heterónimo Juan de Mairena. O, de modo aún más
directo: “La poesía es el diálogo del hombre, de un hombre con su tiempo. Eso
es lo que el poeta pretende eternizar, sacándolo fuera del tiempo”.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoBodyTextFirstIndent">
Esa confianza se traslada, en el poema que nos
ocupa, a la corriente, a la matriz elemental y siempre en movimiento del río:<o:p></o:p></div>
<blockquote class="tr_bq">
<span style="color: #0b5394;">“¡Oh Duero, tu agua corre</span><br />
<span style="color: #0b5394;">y correrá mientras las nieves blancas</span><br />
<span style="color: #0b5394;">de enero al sol de mayo</span><br />
<span style="color: #0b5394;">haga fluir por hoces y barrancas,</span><br />
<span style="color: #0b5394;">mientras tengan las sierras su turbante</span><br />
<span style="color: #0b5394;">de nieve y de tormenta</span><br />
<span style="color: #0b5394;">y brille el olifante</span><br />
<span style="color: #0b5394;">del sol, tras de la nube cenicienta!...”</span></blockquote>
<div class="MsoList2CxSpFirst">
<span style="color: #0b5394;"><o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoList2CxSpMiddle">
<span style="color: #0b5394;"><o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoList2CxSpMiddle">
<span style="color: #0b5394;"><o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoList2CxSpMiddle">
<span style="color: #0b5394;"><o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoList2CxSpMiddle">
<span style="color: #0b5394;"><o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoList2CxSpMiddle">
<span style="color: #0b5394;"><o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoList2CxSpLast">
<span style="color: #0b5394;"><o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoBodyTextFirstIndent">
El poema fue escrito hace más de un siglo. Y
hoy, en la segunda década del siglo XXI, el Duero sigue ahí, al pie de la
ciudad de Soria, llevando sus aguas (con Castilla en ellas) hacia la mar. Y ahí
permanece, tan vivo como en la realidad, en el poema. Y permanecería aunque el
río se hubiera desecado. He ahí la grandeza de la poesía.</div>
<div class="MsoBodyTextFirstIndent">
<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; text-indent: 35.45pt;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; text-indent: 35.45pt;">
</div>
<div>
<!--[endif]-->
<br />
<div id="ftn1">
<div class="MsoFootnoteText">
<span style="color: #0b5394;"><span class="MsoFootnoteReference" style="font-size: x-small;"><span class="MsoFootnoteReference"><span style="font-family: Calibri, sans-serif; line-height: 115%;"><a href="file:///C:/Users/Manuel/Documents/LITERATURA%20MANUEL%20RICO%20-%20I/Art%C3%ADculos/A%20prop%C3%B3sito%20de%20un%20poema%20de%20Antonio%20Machado.docx#_ftnref1" name="_ftn1" title="">[1]</a></span></span><a href="file:///C:/Users/Manuel/Documents/LITERATURA%20MANUEL%20RICO%20-%20I/Art%C3%ADculos/A%20prop%C3%B3sito%20de%20un%20poema%20de%20Antonio%20Machado.docx#_ftnref1" name="_ftn1" title=""></a></span><span style="font-size: x-small;"> María
Zambrano. </span><i style="font-size: small;">El hombre y lo divino. </i><span style="font-size: x-small;">Fonde
de Cultura Económica. México, 1973</span></span></div>
<div class="MsoFootnoteText">
<o:p></o:p></div>
<div class="MsoFootnoteText">
<br /></div>
<div class="MsoFootnoteText">
<br /></div>
<div class="MsoFootnoteText">
<span style="color: #0b5394;">Este trabajo fue publicado en la revista </span><i style="color: #0b5394; font-weight: bold;">Nayagua. </i><span style="color: #0b5394;">Fundación Centro de Poesía José Hierro. Número 20. Junio de 2014 </span></div>
<div class="MsoFootnoteText">
<br /></div>
</div>
</div>
MANUEL RICOhttp://www.blogger.com/profile/18013142254113133506noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-8755177956862443022.post-85046796949275272442015-01-19T16:57:00.000-08:002015-01-20T01:07:09.046-08:00La esencia de una educación sentimental: "Divina", de Inma Luna<div class="MsoNormal" style="margin-bottom: 0pt;">
</div>
<div class="MsoNormal" style="margin-bottom: 0pt;">
<a href="http://1.bp.blogspot.com/-M3LRSiuhWlQ/VL2nWdLpPZI/AAAAAAAADEA/ftk_EoYHG4g/s1600/Divina%2BInma.png" imageanchor="1" style="clear: left; float: left; margin-bottom: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" src="http://1.bp.blogspot.com/-M3LRSiuhWlQ/VL2nWdLpPZI/AAAAAAAADEA/ftk_EoYHG4g/s1600/Divina%2BInma.png" height="400" width="253" /></a><span style="font-family: inherit;"><b>Inma Luna</b> (Madrid, 1966) es una poeta
experimentada que a lo largo de su trayectoria (cinco poemarios en menos de una
década), iniciada en 2006 con <em><strong>Nada para cenar</strong>, </em> ha combinado una intimidad conflictiva
con la atención a una realidad social dura, difícil. En <b><i>Divina</i></b>, su sexto
libro poético, recorre, con palabra afilada en la que se revela una sensibilidad a flor de
piel, su educación sentimental. Una peripecia que, aunque se base en la
experiencia del propio sujeto poético, tiene en gran medida un carácter
generacional: en ella es reconocible la trayectoria de la mujer en una sociedad
marcada por la moral católica y su prolongación “civil”. Mujeres nacidas en los
años sesenta formadas, cultural y sentimentalmente, en entornos lastrados por
la herencia del franquismo: en la familia, en la escuela, en las relaciones
fuera de la casa.</span></div>
<div class="MsoNormal" style="margin-bottom: 0pt;">
<span style="font-family: inherit;"><br /></span></div>
<div class="MsoNormal" style="margin-bottom: 0pt;">
<span style="font-family: inherit;">La infancia, el
choque entre la ternura inocente de la niña y la brutalidad que no entiende de
emociones, de miedos; la perplejidad y el desconcierto ante injusticias
acuñadas como </span><span style="font-family: inherit;"> </span><span style="font-family: inherit;">justas, la
adolescencia</span><span style="font-family: inherit;"> </span><span style="font-family: inherit;">como tiempo de sumisión, de
crecimiento, de culpa, de emociones confrontadas; la juventud y la madurez que
desembocan en un matrimonio obligado y en cierto modo inexplicable, la maternidad….
Estaciones de un trayecto que lleva a la soledad y a la desconfianza, a la
contemplación del mundo con la lente de un rencor sutil, dolorido, perdurable.
Las lecciones recibidas por la mujer que protagoniza </span><b style="font-family: inherit;"><i>Divina </i></b><span style="font-family: inherit;">forman parte de un
catálogo de prohibiciones: negación de lo imaginario, elusión y castigo del
deseo, sexualidad oculta y, a la vez, pervertida, difuminación de la carne, de
la intuición, destierro de la naturaleza, madre de toda tentación… Todo ello,
cruzado por la conciencia de ser de una clase diferente (algo que Luna expresa
de modo sintético en el poema “Caína”: "Tenía menos juguetes / y muchas más horquillas en el pelo, / ni una sola flor, / ni una. / Ella era rubia con germen de elegancia. / Envidiaba sus escaleras de madera, / su boca enorme, / sus juguetes", escribe) y por la condena de la pereza y del
placer, de todo asomo de hedonismo. La necesidad de sobrevivir en medio tan hostil conduce a la simulación,
a la esquizofrenia de la doble personalidad, algo que ha marcado, en buena
medida, la condición femenina en nuestra civilización. Es ilustrativo a este
respecto el desolador poema “El engaño”: </span><span style="font-family: inherit;"> </span><span style="font-family: inherit;">“Mis padres no han sabido / la clase de hija
que tenían, / mi marido ignoraba / de qué se alimentaba su mujer,</span><span style="font-family: inherit;"> </span><span style="font-family: inherit;">/ mis hijos desconocen / qué raquítica madre
les ha tocado en suerte. / Cumplí perfectamente el cometido / de engañarnos a
todos”.</span><br />
<span style="font-family: inherit;"><br /></span></div>
<div class="MsoNormal" style="margin-bottom: 0pt;">
<a href="http://4.bp.blogspot.com/-U9uX8eRg8Dg/VL2nWQ5yx-I/AAAAAAAADEE/P1waMjCEBDk/s1600/Divina%2BInma%2B2.png" imageanchor="1" style="clear: left; display: inline !important; float: left; margin-bottom: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" src="http://4.bp.blogspot.com/-U9uX8eRg8Dg/VL2nWQ5yx-I/AAAAAAAADEE/P1waMjCEBDk/s1600/Divina%2BInma%2B2.png" /></a></div>
<div class="MsoNormal" style="margin-bottom: 0pt;">
<span style="font-family: inherit;"><b>Inma Luna </b>escribe con un lenguaje
despojado, directo, pero lleno de sutilezas, impregnado por un temblor emotivo
y no carente de chispa lírica: “Vendad la sangre / con una gasa blanca, / dad
varias vueltas para aquietar, / si tropezáis con alguna bandada de pájaros /
apartaos de ellas”. Su estética tiene cierto paralelismo con la pulsión
dolorida de ciertos poemas de la <b>Pizarnik
</b>o de <b>Amájtova </b>aunque con menos
dosis de metafísica. Su poesía es transparente, nada elusiva, puro esqueleto a
veces, y tiene en la realidad y en la vida, en la experiencia de lo cotidiano, su material de partida, su proteína. </span></div>
<div class="MsoNormal" style="margin-bottom: 0pt;">
<span style="font-family: inherit;"><br /></span></div>
<div class="MsoNormal" style="margin-bottom: 0pt;">
<span style="font-family: inherit;">Al texto de </span><b style="font-family: inherit;">Inma Luna</b><span style="font-family: inherit;"> se añade, en esta edición, el
magnífico trabajo de ilustración de </span><b style="font-family: inherit;">Loreto
Rodera</b><span style="font-family: inherit;">, lo que convierte el libro en un objeto integral, pura obra de arte,
que confiere a los poemas un sentido más hondo, más diversificado y enriquecedor.
La imagen al servicio de la poesía. Y viceversa. </span></div>
<div class="MsoNormal" style="margin-bottom: 0pt;">
<span style="font-family: inherit;"><br /></span></div>
<div class="MsoNormal" style="margin-bottom: 0pt;">
<span style="font-family: inherit;"><i><span style="color: #0b5394;"><b>Divina / </b></span></i><b style="color: #0b5394;">Inma Luna / </b><b style="color: #0b5394;">Ilustraciones de Loreto Rodera / </b><b style="color: #0b5394;">Baile del Sol. Tenerife, 2014 / </b><b style="color: #0b5394;">69 pags. </b></span></div>
MANUEL RICOhttp://www.blogger.com/profile/18013142254113133506noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-8755177956862443022.post-71573072944907938452014-11-13T03:37:00.001-08:002014-11-13T03:37:37.096-08:00Una conversación con Manuel Vázquez Montalbán de 1997: "El lenguaje está cargado de tiempo significante"<span style="color: #0b5394;"><i>Fue en el hotel Palace, lugar donde solía alojarse </i><b style="font-style: italic;">Manuel Vázquez Montalbán</b> <i>en los años 90, cuando visitaba Madrid. Yo estaba trabajando en mi ensayo </i><b>Memoria, deseo y compasión </b><i>sobre el conjunto de su poesía. En una de aquellas visitas, en el otoño de 1996, mantuvimos una larga conversación. De gran interés para entender su visión (y, en parte, la mía) de la poesía y, más allá, de la literatura, su contenido se publicó en el número 605 de la revista</i><b> Ínsula,</b><b style="font-style: italic;"> </b><i>de diciembre de aquel año. Hoy la reproduzco en </i><b>La estantería.</b><i> La magia de Internet. </i></span><br />
<div style="margin: 0cm 0cm 0pt; mso-hyphenate: none; text-align: left;">
<br />
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="https://1.bp.blogspot.com/-mBVnpK2fpt0/VGSU-TRMPLI/AAAAAAAADBc/P_QchCDSwZo/s1600/MVM%2B11.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em; text-align: center;"><img border="0" height="268" src="https://1.bp.blogspot.com/-mBVnpK2fpt0/VGSU-TRMPLI/AAAAAAAADBc/P_QchCDSwZo/s400/MVM%2B11.jpg" width="400" /></a></div>
<span lang="ES-TRAD" style="font-size: 12pt; letter-spacing: -0.15pt; mso-bidi-font-size: 10.0pt;"><strong><br /></strong></span>
<span lang="ES-TRAD" style="font-size: 12pt; letter-spacing: -0.15pt; mso-bidi-font-size: 10.0pt;"><strong>Manuel Vázquez Montalbán</strong> ha sido, en este año, uno de los autores más
vendidos. Su último Carvalho, <i style="mso-bidi-font-style: normal;"><strong>El premio</strong></i>,
una indagación en la trastienda de los premios literarios con el telón de fondo
de la realidad española -y madrileña- en la etapa de declive de la "era
socialista", y <i style="mso-bidi-font-style: normal;"><strong>Un polaco en la corte
del rey Juan Carlos</strong></i>, radiografía de una situación política confusa y
convulsa en los meses previos a la victoria del Partido Popular, han puesto de
relieve su vocación de escritor atento a la realidad más inmediata, su decidida
voluntad de no separar la literatura de las exigencias de la historia más
reciente. Pero, más allá de esos dos títulos y del éxito de ventas, <strong>Vázquez
Montalbán</strong>, en los últimos años, ha tenido el reconocimiento de la crítica
especializada. Su novela <i style="mso-bidi-font-style: normal;"><strong>Galíndez</strong></i>
obtuvo el Premio Nacional de Narrativa, <i style="mso-bidi-font-style: normal;"><strong>El
Estrangulador</strong></i> mereció el Premio de la Crítica 1994 y el pasado año fue
galardonado con el Premio Nacional de las Letras Españolas, que se otorga a
toda una trayectoria literaria. </span><br />
<br /></div>
<div style="text-align: left;">
</div>
<div style="margin: 0cm 0cm 0pt; mso-hyphenate: none; tab-stops: -36.0pt; text-align: left;">
<span lang="ES-TRAD" style="font-size: 12pt; letter-spacing: -0.15pt; mso-bidi-font-size: 10.0pt;">Con él hemos hablado no de la coyuntura, no de sus más recientes
libros, sino de su dilatada dedicación a la escritura, de su visión de la
realidad literaria, de algunas "verdades establecidas" a lo largo de
su vida de escritor, de novela, de poesía, de literatura en definitiva.... Su
visión, cáustica y lúcida, se cimenta sobre una obra compacta y heterodoxa,
crítica e innovadora y, sobre todo, inteligente. </span></div>
<div style="text-align: left;">
</div>
<div style="margin: 0cm 0cm 0pt; mso-hyphenate: none; tab-stops: -36.0pt; text-align: left;">
</div>
<div style="text-align: left;">
</div>
<div style="margin: 0cm 0cm 0pt; mso-hyphenate: none; tab-stops: -36.0pt; text-align: left;">
<span lang="ES-TRAD" style="font-size: 12pt; letter-spacing: -0.15pt; mso-bidi-font-size: 10.0pt;"><strong>MANUEL RICO</strong>: <i style="mso-bidi-font-style: normal;">No pocos críticos
han situado tu literatura en una suerte de continuidad de la literatura del
compromiso. Sin embargo, de ésta sólo se mantiene en tu obra una mirada
crítica, inconforme, hacia la realidad. Estéticamente estás en las antípodas.
¿Hasta qué punto cabe considerar la literatura como un espacio independiente de
las contradicciones que vive la sociedad? ¿Es, como se afirma reiteradamente,
sólo lenguaje?</i></span></div>
<div style="margin: 0cm 0cm 0pt; mso-hyphenate: none; tab-stops: -36.0pt; text-align: left;">
<span lang="ES-TRAD" style="font-size: 12pt; letter-spacing: -0.15pt; mso-bidi-font-size: 10.0pt;"><em><br /></em></span></div>
<div style="text-align: left;">
</div>
<div style="margin: 0cm 0cm 0pt; mso-hyphenate: none; tab-stops: -36.0pt; text-align: left;">
<span lang="ES-TRAD" style="font-size: 12pt; letter-spacing: -0.15pt; mso-bidi-font-size: 10.0pt;"><strong>VAZQUEZ MONTALBAN</strong>: La literatura es <i style="mso-bidi-font-style: normal;">sólo</i>
lenguaje, pero el lenguaje está cargado de tiempo, de tiempo significante, y a
esa fatalidad de transmitir el tiempo significante no puede escapar ningún
escritor. Dentro de la relación lenguaje, tiempo, significación, se incluye lo
histórico y el contagio y la intervención ideológica de la escritura. Otra
cuestión es que unos escritores estemos más obsesionados que otros sobre la
responsabilidad social del lenguaje desde una especial percepción de la
división del trabajo o que la ética del compromiso nos haya marcado, en mi caso
desde la adolescencia. Es lógico que esas obsesiones afloren junto a las otras
en nuestra escritura y lo que no sería lógico es que las <i style="mso-bidi-font-style: normal;">formalizáramos</i> según los cánones legitimistas de los años veinte y
treinta derivados de la estética del realismo socialista o crítico.</span></div>
<div style="margin: 0cm 0cm 0pt; mso-hyphenate: none; tab-stops: -36.0pt; text-align: left;">
<span lang="ES-TRAD" style="font-size: 12pt; letter-spacing: -0.15pt; mso-bidi-font-size: 10.0pt;"><br /></span></div>
<div style="text-align: left;">
</div>
<div style="margin: 0cm 0cm 0pt; mso-hyphenate: none; tab-stops: -36.0pt; text-align: left;">
<span lang="ES-TRAD" style="font-size: 12pt; letter-spacing: -0.15pt; mso-bidi-font-size: 10.0pt;"><strong>M.R.</strong>:<i style="mso-bidi-font-style: normal;"> ¿Qué ha supuesto para tí,
un escritor que siempre se ha movido en una cierta heterodoxia, en
"imaginarios" en los márgenes del sistema, esa suerte de
reconocimiento oficial que supuso el Premio Nacional de las Letras Españolas?</i></span></div>
<div style="text-align: left;">
</div>
<div style="margin: 0cm 0cm 0pt; mso-hyphenate: none; tab-stops: -36.0pt; text-align: left;">
<span lang="ES-TRAD" style="font-size: 12pt; letter-spacing: -0.15pt; mso-bidi-font-size: 10.0pt;"><strong><br /></strong></span></div>
<div style="margin: 0cm 0cm 0pt; mso-hyphenate: none; tab-stops: -36.0pt; text-align: left;">
<span lang="ES-TRAD" style="font-size: 12pt; letter-spacing: -0.15pt; mso-bidi-font-size: 10.0pt;"><strong>M.V.M.</strong>: Una satisfacción importante para el narcisismo consustancial
con la operación de escribir y publicar, y una sensación de victoria muy
interiorizada, como si expulsara de mí el bolo de angustia que, en ocasiones,
me ha causado el intento de ningunearme. Este premio suele llegar más tarde en
la vida de cualquier escritor, pero a mí me llega tras un duro forcejeo por la
aceptación de la crítica que no se corresponde a la relación entre lo que he
publicado, cuantitativa y cualitativamente y la indiferencia que, en ocasiones,
se me había demostrado al considerarme un escritor foráneo a la lógica de la
oligarquía literaria dominante.</span></div>
<div style="text-align: left;">
</div>
<div style="margin: 0cm 0cm 0pt; mso-hyphenate: none; tab-stops: -36.0pt; text-align: left;">
<span lang="ES-TRAD" style="font-size: 12pt; letter-spacing: -0.15pt; mso-bidi-font-size: 10.0pt;"><strong><br /></strong></span></div>
<div style="margin: 0cm 0cm 0pt; mso-hyphenate: none; tab-stops: -36.0pt; text-align: left;">
<span lang="ES-TRAD" style="font-size: 12pt; letter-spacing: -0.15pt; mso-bidi-font-size: 10.0pt;"><strong>M.R</strong>.:<i style="mso-bidi-font-style: normal;"> Un escritor foráneo a esa
lógica y también un escritor todoterreno: ensayo, reflexión política, novela,
relatos, artículos, poesía... ¿Con cuál de esas disciplinas te sientes más
identificado?</i></span></div>
<div style="text-align: left;">
</div>
<div style="margin: 0cm 0cm 0pt; mso-hyphenate: none; tab-stops: -36.0pt; text-align: left;">
<span lang="ES-TRAD" style="font-size: 12pt; letter-spacing: -0.15pt; mso-bidi-font-size: 10.0pt;"><strong><br /></strong></span></div>
<div style="margin: 0cm 0cm 0pt; mso-hyphenate: none; tab-stops: -36.0pt; text-align: left;">
<span lang="ES-TRAD" style="font-size: 12pt; letter-spacing: -0.15pt; mso-bidi-font-size: 10.0pt;"><strong>M.V.M</strong>.:<strong> Castellet</strong>, en el prólogo a la primera edición de mis poemas
completos, <i style="mso-bidi-font-style: normal;"><strong>Memoria y Deseo</strong></i>,
establecía una interrelación entre todas mis escrituras, y la demostraba. Las
obsesiones y la acumulación de materiales, según codificó <strong>Eliot</strong> el proceso
previo a la escritura, predeterminan el género, y en todo lo demás yo no me
sustituyo a mí mismo y creo ser el mismo cuando escribo un poema, una columna
periodística, una novela de Carvalho o <i style="mso-bidi-font-style: normal;"><strong>El
Estrangulador</strong></i>. El punto de vista de mi <i style="mso-bidi-font-style: normal;">personaje
poeta</i>, según la concepción <strong>Gil de Biedma</strong>, es el punto de vista de Carvalho,
y <i style="mso-bidi-font-style: normal;"><strong>El Estrangulador</strong></i> es un Carvalho
llevado a sus últimas consecuencias.</span></div>
<div style="text-align: left;">
</div>
<div style="margin: 0cm 0cm 0pt; mso-hyphenate: none; tab-stops: -36.0pt; text-align: left;">
<span lang="ES-TRAD" style="font-size: 12pt; letter-spacing: -0.15pt; mso-bidi-font-size: 10.0pt;"><strong><br /></strong></span></div>
<div style="margin: 0cm 0cm 0pt; mso-hyphenate: none; tab-stops: -36.0pt; text-align: left;">
<span lang="ES-TRAD" style="font-size: 12pt; letter-spacing: -0.15pt; mso-bidi-font-size: 10.0pt;"><strong>M.R</strong>.:<i style="mso-bidi-font-style: normal;"> Lo cual significa que has
seguido un camino literario absolutamente singular y bastante estable en cuanto
al mantenimiento de tus obsesiones "fundacionales", ¿qué opinas
respecto a ello y cómo valoras la evolución de tus compañeros de generación? </i></span></div>
<div style="text-align: left;">
</div>
<div style="margin: 0cm 0cm 0pt; mso-hyphenate: none; tab-stops: -36.0pt; text-align: left;">
<span lang="ES-TRAD" style="font-size: 12pt; letter-spacing: -0.15pt; mso-bidi-font-size: 10.0pt;"><strong><br /></strong></span></div>
<div style="margin: 0cm 0cm 0pt; mso-hyphenate: none; tab-stops: -36.0pt; text-align: left;">
<span lang="ES-TRAD" style="font-size: 12pt; letter-spacing: -0.15pt; mso-bidi-font-size: 10.0pt;"><strong>M.V.M.</strong>: No he tenido compañeros de generación. Lo único que relacionaba
a los llamados <i style="mso-bidi-font-style: normal;">novísimos</i> era una
tendencia a recuperar la primacía o la autonomía de <i style="mso-bidi-font-style: normal;">lo literario</i> sobre <i style="mso-bidi-font-style: normal;">lo
histórico</i> y establecer las consecuencias que ello reportaba en la
reconsideración del gusto establecido. Las obsesiones fundacionales siguen
vigentes y lo están demostrando algunos estudiosos de mi obra como <strong>Tyras,
Colmeiro</strong> o <strong>Maria Paz Belibrea</strong>.</span></div>
<div style="text-align: left;">
</div>
<div style="margin: 0cm 0cm 0pt; mso-hyphenate: none; tab-stops: -36.0pt; text-align: left;">
<span lang="ES-TRAD" style="font-size: 12pt; letter-spacing: -0.15pt; mso-bidi-font-size: 10.0pt;"><strong><br /></strong></span></div>
<div style="margin: 0cm 0cm 0pt; mso-hyphenate: none; tab-stops: -36.0pt; text-align: left;">
<span lang="ES-TRAD" style="font-size: 12pt; letter-spacing: -0.15pt; mso-bidi-font-size: 10.0pt;"><strong>M.R.</strong>:<i style="mso-bidi-font-style: normal;"> Entre esas obsesiones
fundacionales juegan un papel esencial los conceptos utopía y memoria, o deseo
y memoria. ¿Qué relación estableces entre ellas?</i></span></div>
<div style="text-align: left;">
</div>
<div style="margin: 0cm 0cm 0pt; mso-hyphenate: none; tab-stops: -36.0pt; text-align: left;">
<span lang="ES-TRAD" style="font-size: 12pt; letter-spacing: -0.15pt; mso-bidi-font-size: 10.0pt;"><strong><br /></strong></span></div>
<div style="margin: 0cm 0cm 0pt; mso-hyphenate: none; tab-stops: -36.0pt; text-align: left;">
<span lang="ES-TRAD" style="font-size: 12pt; letter-spacing: -0.15pt; mso-bidi-font-size: 10.0pt;"><strong>M.V.M.</strong>: Prefiero la fórmula Memoria y Deseo porque la palabra utopía
tiene dueños y no suelen gustarme los dueños. El deseo es la ambición de futuro,
personal y colectivo, una pulsión de esperanza necesaria tal como la entendía
<strong>Bloch</strong>. Pero hay que rechazar la equivalencia de utopía a quimera. Pese a la
queja del personaje de <strong>Durrenmatt</strong>, siempre ha habido que luchar por lo que ya
era evidentemente necesario.</span></div>
<div style="text-align: left;">
</div>
<div style="margin: 0cm 0cm 0pt; mso-hyphenate: none; tab-stops: -36.0pt; text-align: left;">
<span lang="ES-TRAD" style="font-size: 12pt; letter-spacing: -0.15pt; mso-bidi-font-size: 10.0pt;"><strong><br /></strong></span></div>
<div style="margin: 0cm 0cm 0pt; mso-hyphenate: none; tab-stops: -36.0pt; text-align: left;">
<span lang="ES-TRAD" style="font-size: 12pt; letter-spacing: -0.15pt; mso-bidi-font-size: 10.0pt;"><strong>M.R.:</strong> <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Con ello, de algún modo,
das un sentido "terrenal" a tu obra, intentas apuntar nuevos
imaginarios que nieguen una realidad injusta, absurda, pero, ¿no hay, en toda
obra literaria, un sentido trascendente, que va más allá de las servidumbres de
la historia inmediata?</i></span></div>
<div style="text-align: left;">
</div>
<div style="margin: 0cm 0cm 0pt; mso-hyphenate: none; tab-stops: -36.0pt; text-align: left;">
<span lang="ES-TRAD" style="font-size: 12pt; letter-spacing: -0.15pt; mso-bidi-font-size: 10.0pt;"><strong><br /></strong></span></div>
<div style="margin: 0cm 0cm 0pt; mso-hyphenate: none; tab-stops: -36.0pt; text-align: left;">
<span lang="ES-TRAD" style="font-size: 12pt; letter-spacing: -0.15pt; mso-bidi-font-size: 10.0pt;"><strong>M.V.M</strong>.: La única trascendencia de la Literatura la consiguen los
Diccionarios Enciclopédicos y las ediciones de bolsillo o de cualquier otro
estuchado futuro. Trascender es permanecer en el poco espacio que habrá en la
memoria futura para la escritura anterior. Si se entiende trascender por
influir históricamente en el presente, esa fue la quimera del romanticismo y
del postromanticismo que sirvió de coartada para toda clase de censuras.</span></div>
<div style="text-align: left;">
</div>
<div style="margin: 0cm 0cm 0pt; mso-hyphenate: none; tab-stops: -36.0pt; text-align: left;">
<span lang="ES-TRAD" style="font-size: 12pt; letter-spacing: -0.15pt; mso-bidi-font-size: 10.0pt;"><strong><br /></strong></span></div>
<div style="margin: 0cm 0cm 0pt; mso-hyphenate: none; tab-stops: -36.0pt; text-align: left;">
<span lang="ES-TRAD" style="font-size: 12pt; letter-spacing: -0.15pt; mso-bidi-font-size: 10.0pt;"><strong>M.R.:</strong> <i style="mso-bidi-font-style: normal;">¿Toda literatura es moral?
¿Dónde establecerías la frontera entre moralidad y moralina?</i></span></div>
<div style="text-align: left;">
</div>
<div style="margin: 0cm 0cm 0pt; mso-hyphenate: none; tab-stops: -36.0pt; text-align: left;">
<span lang="ES-TRAD" style="font-size: 12pt; letter-spacing: -0.15pt; mso-bidi-font-size: 10.0pt;"><strong><br /></strong></span></div>
<div style="margin: 0cm 0cm 0pt; mso-hyphenate: none; tab-stops: -36.0pt; text-align: left;">
<span lang="ES-TRAD" style="font-size: 12pt; letter-spacing: -0.15pt; mso-bidi-font-size: 10.0pt;"><strong>M.V.M.:</strong> Desde el punto de vista del autor o personajes delegados
siempre hay una sanción moral y se puede llegar a descodificar el referente
deseado, es decir, la ideología que promueve esa sanción. La moralina es la
sanción moral de los escritores poco inteligentes. </span></div>
<div style="text-align: left;">
</div>
<div style="margin: 0cm 0cm 0pt; mso-hyphenate: none; tab-stops: -36.0pt; text-align: left;">
<span lang="ES-TRAD" style="font-size: 12pt; letter-spacing: -0.15pt; mso-bidi-font-size: 10.0pt;"><strong><br /></strong></span></div>
<div style="margin: 0cm 0cm 0pt; mso-hyphenate: none; tab-stops: -36.0pt; text-align: left;">
<span lang="ES-TRAD" style="font-size: 12pt; letter-spacing: -0.15pt; mso-bidi-font-size: 10.0pt;"><strong>M.R</strong>.:<i style="mso-bidi-font-style: normal;"> Eres un catalán que escribe
esencialmente en castellano, que, como <strong>Marsé</strong>, o los <strong>Goytisolo</strong>, o <strong>Barral</strong> o <strong>Gil
de Biedma</strong>, has erigido tu obra a cierta distancia del catalanismo
"militante". De algún modo, es hija de un mestizaje poliédrico -no
sólo Barcelona y la cultura en lengua castellana, hay otras experiencias
culturales que te marcan-, ¿no estamos ante una "literatura-collage"?
¿Encuentras algún parentesco con otros escritores actuales en ese terreno?<span style="mso-spacerun: yes;"> </span></i></span></div>
<div style="text-align: left;">
</div>
<div style="margin: 0cm 0cm 0pt; mso-hyphenate: none; tab-stops: -36.0pt; text-align: left;">
<span lang="ES-TRAD" style="font-size: 12pt; letter-spacing: -0.15pt; mso-bidi-font-size: 10.0pt;"><strong><br /></strong></span></div>
<div style="margin: 0cm 0cm 0pt; mso-hyphenate: none; tab-stops: -36.0pt; text-align: left;">
<a href="https://2.bp.blogspot.com/-T4Kd9HuoXEw/VGSU9F_BkqI/AAAAAAAADBQ/-LC58RYY7VQ/s1600/MVM%2B12.jpg" imageanchor="1" style="clear: left; float: left; margin-bottom: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" height="400" src="https://2.bp.blogspot.com/-T4Kd9HuoXEw/VGSU9F_BkqI/AAAAAAAADBQ/-LC58RYY7VQ/s400/MVM%2B12.jpg" width="253" /></a><span lang="ES-TRAD" style="font-size: 12pt; letter-spacing: -0.15pt; mso-bidi-font-size: 10.0pt;"><strong>M.V.M.</strong>: Tal vez con <strong>Marsé</strong>, aunque en su caso la elección de lengua
literaria tiene motivos diferentes porque él es hijo de catalanes y
familiarmente catalano parlante. También en <strong>Marsé </strong>hay un mestizaje cultural que
en cierta época sublimó en la figura de Pijoaparte, tan próxima en algunos
aspectos a Carvalho. En cuanto al collage, como la ironía, lo considero
indispensable para la poética de este siglo, y no es azaroso que lo iniciaran
los postsimbolistas, <strong>Eliot </strong>o <strong>Pound</strong> son de hecho postsimbolistas, como
consecuencia de la crisis de concimiento, seguridad y realidad que implicó la I
Guerra Mundial. "Sólo tengo un puñado de imágenes rotas sobre las que se
pone el sol", dice un personaje de <strong>Eliot</strong>. ¿No es ésa nuestra única posibilidad
de conocimiento? ¿Qué poética consecuente mejor que el collage y la ironía?</span></div>
<div style="text-align: left;">
</div>
<div style="margin: 0cm 0cm 0pt; mso-hyphenate: none; tab-stops: -36.0pt; text-align: left;">
<span lang="ES-TRAD" style="font-size: 12pt; letter-spacing: -0.15pt; mso-bidi-font-size: 10.0pt;"><strong><br /></strong></span></div>
<div style="margin: 0cm 0cm 0pt; mso-hyphenate: none; tab-stops: -36.0pt; text-align: left;">
<span lang="ES-TRAD" style="font-size: 12pt; letter-spacing: -0.15pt; mso-bidi-font-size: 10.0pt;"><strong>M.R</strong>.: <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Hay, en general, una suerte
de "impulso" entre críticos y escritores a separar radicalmente
política y literatura, incluso a demonizar aquellas obras que tienen como
elemento central un asunto político o relacionado con la política. El peso de
una "estética autónoma" respecto a la realidad todavía pervive.
¿Crees que se desnaturaliza la literatura cuando se entra en esos territorios?</i><span style="mso-tab-count: 1;"> </span></span></div>
<div style="text-align: left;">
</div>
<div style="margin: 0cm 0cm 0pt; mso-hyphenate: none; tab-stops: -36.0pt; text-align: left;">
<span lang="ES-TRAD" style="font-size: 12pt; letter-spacing: -0.15pt; mso-bidi-font-size: 10.0pt;"><strong><br /></strong></span></div>
<div style="margin: 0cm 0cm 0pt; mso-hyphenate: none; tab-stops: -36.0pt; text-align: left;">
<span lang="ES-TRAD" style="font-size: 12pt; letter-spacing: -0.15pt; mso-bidi-font-size: 10.0pt;"><strong>M.V.M.</strong>: Me parece haber contestado ya a esta pregunta e invito a
cualquiera a una investigación sobre los elementos de ideología activa que hay
en todo escritor <i style="mso-bidi-font-style: normal;">ensimismado</i>.</span></div>
<div style="text-align: left;">
</div>
<div style="margin: 0cm 0cm 0pt; mso-hyphenate: none; tab-stops: -36.0pt; text-align: left;">
<span lang="ES-TRAD" style="font-size: 12pt; letter-spacing: -0.15pt; mso-bidi-font-size: 10.0pt;"><strong><br /></strong></span></div>
<div style="margin: 0cm 0cm 0pt; mso-hyphenate: none; tab-stops: -36.0pt; text-align: left;">
<span lang="ES-TRAD" style="font-size: 12pt; letter-spacing: -0.15pt; mso-bidi-font-size: 10.0pt;"><strong>M.R.</strong>:<i style="mso-bidi-font-style: normal;"> Me temo que no habría
demasiados voluntarios para hacer ese trabajo. Pero, en todo caso, me gustaría
saber si, en lo que a ti se refiere, tienes conciencia no ya de que las
preocupaciones de fondo de toda tu obra, sino tu vinculación a la actividad
política, han afectado a tu trayectoria literaria, sobre todo desde el punto de
vista del reconocimiento crítico y académico. </i></span></div>
<div style="text-align: left;">
</div>
<div style="margin: 0cm 0cm 0pt; mso-hyphenate: none; tab-stops: -36.0pt; text-align: left;">
<span lang="ES-TRAD" style="font-size: 12pt; letter-spacing: -0.15pt; mso-bidi-font-size: 10.0pt;"><strong><br /></strong></span></div>
<div style="margin: 0cm 0cm 0pt; mso-hyphenate: none; tab-stops: -36.0pt; text-align: left;">
<span lang="ES-TRAD" style="font-size: 12pt; letter-spacing: -0.15pt; mso-bidi-font-size: 10.0pt;"><strong>M.V.M</strong>.: Tremendamente. Muchas veces entre la mirada del crítico o del
lector o del editor extranjero (preferentemente norteamericanos) y mi obra ha
funcionado el prejuicio ideológico. También sobre los responsables culturales
de la Caixa, que han fomentado ediciones de cualquier Premio Planeta y no del
mío, ni de cualquier obra mía. Y te pongo la Caixa como ejemplo equivalente al
del Barcelona que es algo más que un club y la Caixa es algo más que una Caixa.</span></div>
<div style="text-align: left;">
</div>
<div style="margin: 0cm 0cm 0pt; mso-hyphenate: none; tab-stops: -36.0pt; text-align: left;">
<span lang="ES-TRAD" style="font-size: 12pt; letter-spacing: -0.15pt; mso-bidi-font-size: 10.0pt;"><strong><br /></strong></span></div>
<div style="margin: 0cm 0cm 0pt; mso-hyphenate: none; tab-stops: -36.0pt; text-align: left;">
<span lang="ES-TRAD" style="font-size: 12pt; letter-spacing: -0.15pt; mso-bidi-font-size: 10.0pt;"><strong>M.R</strong>.:<em> Irrumpes en la poesía
española en la década de los sesenta con una voluntad innovadora, de ruptura,
formando parte de </em><strong>Nueve novísimos</strong><em>. ¿Qué es a tu juicio lo que hacía
distinta tu ruptura en relación con la de quienes te acompañaban en la
antología de <strong>Castellet</strong>?</em></span></div>
<div style="text-align: left;">
</div>
<div style="margin: 0cm 0cm 0pt; mso-hyphenate: none; tab-stops: -36.0pt; text-align: left;">
<span lang="ES-TRAD" style="font-size: 12pt; letter-spacing: -0.15pt; mso-bidi-font-size: 10.0pt;"><strong><br /></strong></span></div>
<div style="margin: 0cm 0cm 0pt; mso-hyphenate: none; tab-stops: -36.0pt; text-align: left;">
<span lang="ES-TRAD" style="font-size: 12pt; letter-spacing: -0.15pt; mso-bidi-font-size: 10.0pt;"><strong>M.V.M.</strong>: Los orígenes sociales. Esos orígenes sociales han marcado mi
talante y una <i style="mso-bidi-font-style: normal;">manera</i> de apropiarme
del patrimonio y de adquirir mi código. Yo soy un mestizo cultural real y casi
todos los demás novísimos habían adoptado un mestizaje mitómano y lúdico, salvo
en el caso de <strong>Leopoldo María</strong> que iniciaba un peterpanesco viaje sin retorno más
allá del espejo. Creo que la diferencia se aprecia en las poéticas que
acompañan a la selección de poemas de la antología de <strong>Castellet.</strong></span></div>
<div style="margin: 0cm 0cm 0pt; mso-hyphenate: none; tab-stops: -36.0pt; text-align: left;">
<span lang="ES-TRAD" style="font-size: 12pt; letter-spacing: -0.15pt; mso-bidi-font-size: 10.0pt;"><strong><br /></strong></span></div>
<div style="text-align: left;">
</div>
<div style="margin: 0cm 0cm 0pt; mso-hyphenate: none; tab-stops: -36.0pt; text-align: left;">
<span lang="ES-TRAD" style="font-size: 12pt; letter-spacing: -0.15pt; mso-bidi-font-size: 10.0pt;"><strong>M.R.:</strong> <i style="mso-bidi-font-style: normal;">¿ Y qué balance harías de
esa "competencia" que, según afirmas, cruzó aquella revolución
estética?</i></span></div>
<div style="text-align: left;">
</div>
<div style="margin: 0cm 0cm 0pt; mso-hyphenate: none; tab-stops: -36.0pt; text-align: left;">
<span lang="ES-TRAD" style="font-size: 12pt; letter-spacing: -0.15pt; mso-bidi-font-size: 10.0pt;"><strong><br /></strong></span></div>
<div style="margin: 0cm 0cm 0pt; mso-hyphenate: none; tab-stops: -36.0pt; text-align: left;">
<span lang="ES-TRAD" style="font-size: 12pt; letter-spacing: -0.15pt; mso-bidi-font-size: 10.0pt;"><strong>M.V.M.:</strong> Una victoria por 5 a 0 del sector, vamos a llamarle, más <i style="mso-bidi-font-style: normal;">ensimismado</i> de los novísmos en
correspondencia con la dictadura poética de los setenta, así en poesía como en
novela. La derrota del mestizaje real no se supera hasta que cuaja el grupo de
la <i style="mso-bidi-font-style: normal;"><strong>Otra sentimentalidad</strong></i> y recupera un
cierto derecho postmoderno a la pluralidad poética. En eso estamos.</span></div>
<div style="text-align: left;">
</div>
<div style="margin: 0cm 0cm 0pt; mso-hyphenate: none; tab-stops: -36.0pt; text-align: left;">
<span lang="ES-TRAD" style="font-size: 12pt; letter-spacing: -0.15pt; mso-bidi-font-size: 10.0pt;"><strong><br /></strong></span></div>
<div style="margin: 0cm 0cm 0pt; mso-hyphenate: none; tab-stops: -36.0pt; text-align: left;">
<span lang="ES-TRAD" style="font-size: 12pt; letter-spacing: -0.15pt; mso-bidi-font-size: 10.0pt;"><strong>M.R</strong>.:<i style="mso-bidi-font-style: normal;"> <strong>Pere Gimferrer</strong>, en varias
ocasiones, hizo tabla rasa de la tradición literaria española inmediatamente anterior.
Aunque, de la poesía social, "salvó" a <strong>Blas de Otero</strong>, del resto,
quizá con la excepción de <strong>Valente,</strong> no dejó títere con cabeza. Hoy, vista
aquella polémica en perspectiva, ¿qué conclusiones cabe extraer?</i></span></div>
<div style="text-align: left;">
</div>
<div style="margin: 0cm 0cm 0pt; mso-hyphenate: none; tab-stops: -36.0pt; text-align: left;">
<span lang="ES-TRAD" style="font-size: 12pt; letter-spacing: -0.15pt; mso-bidi-font-size: 10.0pt;"><strong><br /></strong></span></div>
<div style="margin: 0cm 0cm 0pt; mso-hyphenate: none; tab-stops: -36.0pt; text-align: left;">
<span lang="ES-TRAD" style="font-size: 12pt; letter-spacing: -0.15pt; mso-bidi-font-size: 10.0pt;"><strong>M.V.M</strong>.: Yo empecé la crítica injusta y freudiana de la <i style="mso-bidi-font-style: normal;">literatura social</i> en un ensayo publicado
en 1968 a propósito de la relación entre neocapitalismo y literatura. Crítica
injusta porque la llama <i style="mso-bidi-font-style: normal;">literatura social</i>
nunca existió y basta leer de cerca, sin estuchados, a cada uno de los
novelistas o poetas implicados. Con todo, mi juicio de entonces no era tan
condenatorio como el del más joven <strong>Gimferrer </strong>o el del casi neonato <strong>Marías</strong>. El
mestizaje me perseguía y me sentía, en cierto sentido, heredero del <strong>Machado </strong>de
"Recuerdos de sueño y duemevela", (una <i style="mso-bidi-font-style: normal;">caja negra</i> del mejor machadismo), de <strong>Blas,</strong> cierto<strong> Celaya, Hierro</strong>, y
no digamos ya los <i style="mso-bidi-font-style: normal;">poetas de la
experiencia</i> es decir, la Escuela de Barcelona, con la incursión del primer
<strong>Valente </strong>y de <strong>Angel González</strong>, y <strong>Gabriel Ferrater</strong>, que escribía en catalán. </span></div>
<div style="text-align: left;">
</div>
<div style="margin: 0cm 0cm 0pt; mso-hyphenate: none; tab-stops: -36.0pt; text-align: left;">
<span lang="ES-TRAD" style="font-size: 12pt; letter-spacing: -0.15pt; mso-bidi-font-size: 10.0pt;"><strong><br /></strong></span></div>
<div style="margin: 0cm 0cm 0pt; mso-hyphenate: none; tab-stops: -36.0pt; text-align: left;">
<span lang="ES-TRAD" style="font-size: 12pt; letter-spacing: -0.15pt; mso-bidi-font-size: 10.0pt;"><strong>M.R.:</strong><i style="mso-bidi-font-style: normal;"> Te iniciaste en la poesía
y, frente a la tendencia de los escritores que empiezan escribiendo poesía y
después se pasan a la narrativa con armas y bagajes, tú mantienes ese reducto
llamémosle iniciático y, de cuando en cuando, publicas un libro de poemas. ¿Es
que la narrativa no satisface plenamente tus necesidades expresivas o se trata
de que la poesía es una suerte de refugio emocional y de lenguaje?</i></span></div>
<div style="text-align: left;">
</div>
<div style="margin: 0cm 0cm 0pt; mso-hyphenate: none; tab-stops: -36.0pt; text-align: left;">
<span lang="ES-TRAD" style="font-size: 12pt; letter-spacing: -0.15pt; mso-bidi-font-size: 10.0pt;"><strong><br /></strong></span></div>
<div style="margin: 0cm 0cm 0pt; mso-hyphenate: none; tab-stops: -36.0pt; text-align: left;">
<span lang="ES-TRAD" style="font-size: 12pt; letter-spacing: -0.15pt; mso-bidi-font-size: 10.0pt;"><strong>M.V.M.:</strong> No hay misantropía literaria superior a la del poeta y tal vez
por eso he escrito mis últimos libros de poemas en los vuelos transoceánicos y
en los hoteles más alejados de mi pequeño mundo cotidiano. Las novelas y los
ensayos están acompañados de personajes o refrencias cultas, casi autopistas de
la información. El poeta es un cajista de imprenta.</span></div>
<div style="text-align: left;">
</div>
<div style="margin: 0cm 0cm 0pt; mso-hyphenate: none; tab-stops: -36.0pt; text-align: left;">
<span lang="ES-TRAD" style="font-size: 12pt; letter-spacing: -0.15pt; mso-bidi-font-size: 10.0pt;"><strong><br /></strong></span></div>
<div style="margin: 0cm 0cm 0pt; mso-hyphenate: none; tab-stops: -36.0pt; text-align: left;">
<span lang="ES-TRAD" style="font-size: 12pt; letter-spacing: -0.15pt; mso-bidi-font-size: 10.0pt;"><strong>M.R.</strong>: <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Antes has aludido a tus
herencias de las poéticas del 50. Hoy asistimos a una revalorización de gran
parte de las claves de aquella estética tras el largo paréntesis culturalista
que ocupó la década de los setenta y los primeros ochenta. Parece que aquel
impulso fue algo más que el rescoldo de la literatura social anterior... ¿Cómo
lo valoras desde la perspectiva de hoy? </i></span></div>
<div style="text-align: left;">
</div>
<div style="margin: 0cm 0cm 0pt; mso-hyphenate: none; tab-stops: -36.0pt; text-align: left;">
<span lang="ES-TRAD" style="font-size: 12pt; letter-spacing: -0.15pt; mso-bidi-font-size: 10.0pt;"><strong><br /></strong></span></div>
<div style="margin: 0cm 0cm 0pt; mso-hyphenate: none; tab-stops: -36.0pt; text-align: left;">
<span lang="ES-TRAD" style="font-size: 12pt; letter-spacing: -0.15pt; mso-bidi-font-size: 10.0pt;"><strong>M.V.M</strong>.: Creo que fue una síntesis de la mejor poesía española y<span style="mso-spacerun: yes;"> </span>mundial de entreguerras (1918-1939). Allí
estaba la sombra del 27 y de la poesía francesa y anglosajona de entreguerras,
la canción francesa y el bolero, una primera aproximación al mestizaje y al
collage, a la distancia adogmática con respecto a la realidad, al
descubrimiento del poeta como personaje. No sólo hay que revalorizar la poesía
de aquellos grandes escritores, en ejercicio muchos de ellos, sino que hay que
releer por ejemplo, el <strong>García Hortelano</strong> de <strong><i style="mso-bidi-font-style: normal;">Nuevas
amistades</i>, <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Tormenta de verano</i></strong> o <strong><i style="mso-bidi-font-style: normal;">Gente de Madrid</i> </strong>y sus compañeros de
novelísticas anteriores a las cabriolas tecnológicas.</span></div>
<div style="text-align: left;">
</div>
<div style="margin: 0cm 0cm 0pt; mso-hyphenate: none; tab-stops: -36.0pt; text-align: left;">
<span lang="ES-TRAD" style="font-size: 12pt; letter-spacing: -0.15pt; mso-bidi-font-size: 10.0pt;"><strong><br /></strong></span></div>
<div style="margin: 0cm 0cm 0pt; mso-hyphenate: none; tab-stops: -36.0pt; text-align: left;">
<span lang="ES-TRAD" style="font-size: 12pt; letter-spacing: -0.15pt; mso-bidi-font-size: 10.0pt;"><strong>M.R.:</strong><em> Has comenzado hablando de
poesía y has terminado en la novela. No parece una casualidad... En tu novela </em><strong>El
Estrangulador</strong> <em>aparece, en distintos momentos y con variaciones sensibles,
un poema, "La ciudad", de gran importancia en la narración. Eso
revela que, para ti, poesía y novela no son compartimentos estancos, ¿cómo
explicarías esa relación tratándose de géneros tan distantes en apariencia?</em></span></div>
<div style="text-align: left;">
</div>
<div style="margin: 0cm 0cm 0pt; mso-hyphenate: none; tab-stops: -36.0pt; text-align: left;">
<span lang="ES-TRAD" style="font-size: 12pt; letter-spacing: -0.15pt; mso-bidi-font-size: 10.0pt;"><strong><br /></strong></span></div>
<div style="margin: 0cm 0cm 0pt; mso-hyphenate: none; tab-stops: -36.0pt; text-align: left;">
<span lang="ES-TRAD" style="font-size: 12pt; letter-spacing: -0.15pt; mso-bidi-font-size: 10.0pt;"><strong>M.V.M</strong>.: La interrelación entre poesía y novela ha sido constante en mi
obra desde los poemas narrativos de 1963 a la sombra del <i style="mso-bidi-font-style: normal;"><strong>Lavorare stanca</strong></i> de Pavese, de algunos poemas de <strong>José Hierro</strong>,
pasando por el intento laocontiano de juntar géneros que inicio en mi primera
novela <i style="mso-bidi-font-style: normal;"><strong>Recordando a Dardé</strong></i> y continúo
en <i style="mso-bidi-font-style: normal;"><strong>Manifiesto Subnormal</strong></i> o <i style="mso-bidi-font-style: normal;"><strong>Yo maté a Kennedy</strong></i> o <i style="mso-bidi-font-style: normal;"><strong>Cuestiones Marxistas</strong></i>. Lo que en aquellos años (1966-1976) podía ser
el reflejo de un escepticismo sobre la novela como género (la novela había
muerto puesto que su sujeto y objeto de análisis, la burguesía o había muerto o
estaba en plena extremaución). En <i style="mso-bidi-font-style: normal;"><strong>El
estrangulador</strong></i> utilizo una estrategia técnica similar, pero desde la
evidencia de que tanto la novela como la burguesía son cadáveres que gozan de
buena salud.</span></div>
<div style="text-align: left;">
</div>
<div style="margin: 0cm 0cm 0pt; mso-hyphenate: none; tab-stops: -36.0pt; text-align: left;">
<span lang="ES-TRAD" style="font-size: 12pt; letter-spacing: -0.15pt; mso-bidi-font-size: 10.0pt;"><strong><br /></strong></span></div>
<div style="margin: 0cm 0cm 0pt; mso-hyphenate: none; tab-stops: -36.0pt; text-align: left;">
<span lang="ES-TRAD" style="font-size: 12pt; letter-spacing: -0.15pt; mso-bidi-font-size: 10.0pt;"><strong>M.R.</strong>:<i style="mso-bidi-font-style: normal;"> En tu poesía hay dos
"temas" que son recurrentes: la huida (tienes un poema titulado
"Las huidas" y en el título de tu último poemario publicado es un
asunto central) y la ciudad de la adolescencia y de la juventud. ¿Como explicas
esa tensión entre la obsesión de la huida y la persistencia de la memoria?</i></span></div>
<div style="text-align: left;">
</div>
<div style="margin: 0cm 0cm 0pt; mso-hyphenate: none; tab-stops: -36.0pt; text-align: left;">
<span lang="ES-TRAD" style="font-size: 12pt; letter-spacing: -0.15pt; mso-bidi-font-size: 10.0pt;"><strong><br /></strong></span></div>
<div style="margin: 0cm 0cm 0pt; mso-hyphenate: none; tab-stops: -36.0pt; text-align: left;">
<span lang="ES-TRAD" style="font-size: 12pt; letter-spacing: -0.15pt; mso-bidi-font-size: 10.0pt;"><strong>M.V.M</strong>.: He tratado de evitar ir al psicoanalista a base de miles y
miles de folios de escritura. Te ruego que no me ponga tú ahora en el diván.</span></div>
<div style="text-align: left;">
</div>
<div style="margin: 0cm 0cm 0pt; mso-hyphenate: none; tab-stops: -36.0pt; text-align: left;">
<span lang="ES-TRAD" style="font-size: 12pt; letter-spacing: -0.15pt; mso-bidi-font-size: 10.0pt;"><strong><br /></strong></span></div>
<div style="margin: 0cm 0cm 0pt; mso-hyphenate: none; tab-stops: -36.0pt; text-align: left;">
<span lang="ES-TRAD" style="font-size: 12pt; letter-spacing: -0.15pt; mso-bidi-font-size: 10.0pt;"><strong>M.R.</strong>: <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Acepto tu sugerencia, pero
permíteme una breve alusión a los orígenes de tu vocación. "Cuando era
adolescente, <strong>Chandler </strong>quería ser <strong>Yeats</strong>", así inicias un artículo<a href="https://www.blogger.com/blogger.g?blogID=8755177956862443022#_ftn1" name="_ftnref1" style="mso-footnote-id: ftn1;" title=""><span style="mso-special-character: footnote;"><b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><span lang="ES-TRAD" style="font-family: "CG Times","serif"; font-size: 12pt; letter-spacing: -0.15pt; mso-ansi-language: ES-TRAD; mso-bidi-font-family: "Times New Roman"; mso-bidi-font-size: 10.0pt; mso-bidi-language: AR-SA; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: ES;">[1]</span></b></span></a>
en 1988. <strong>Chandler</strong> escribió, sin embargo, novela negra. ¿En el fondo, el <strong>Vázquez
Montalbán</strong> adolescente no quería, por encima de todo, ser poeta?</i> </span></div>
<div style="text-align: left;">
</div>
<div style="margin: 0cm 0cm 0pt; mso-hyphenate: none; tab-stops: -36.0pt; text-align: left;">
<span lang="ES-TRAD" style="font-size: 12pt; letter-spacing: -0.15pt; mso-bidi-font-size: 10.0pt;"><strong><br /></strong></span></div>
<div style="margin: 0cm 0cm 0pt; mso-hyphenate: none; tab-stops: -36.0pt; text-align: left;">
<span lang="ES-TRAD" style="font-size: 12pt; letter-spacing: -0.15pt; mso-bidi-font-size: 10.0pt;"><strong>M.V.M</strong>.: Yo era, soy y seré poeta. Aún no sé, ni se sabe, si bueno o
malo, pero lo soy por la simple evidencia de que escribo poesía y de que hay
una conexión íntima entre mis códigos de expresión.</span></div>
<div style="text-align: left;">
</div>
<div style="margin: 0cm 0cm 0pt; mso-hyphenate: none; tab-stops: -36.0pt; text-align: left;">
<span lang="ES-TRAD" style="font-size: 12pt; letter-spacing: -0.15pt; mso-bidi-font-size: 10.0pt;"><strong><br /></strong></span></div>
<div style="margin: 0cm 0cm 0pt; mso-hyphenate: none; tab-stops: -36.0pt; text-align: left;">
<span lang="ES-TRAD" style="font-size: 12pt; letter-spacing: -0.15pt; mso-bidi-font-size: 10.0pt;"><strong>M.R</strong>.:<i style="mso-bidi-font-style: normal;"> Sin embargo, la poesía es
la parte de tu obra que ha tenido menos atención crítica...</i></span></div>
<div style="text-align: left;">
</div>
<div style="margin: 0cm 0cm 0pt; mso-hyphenate: none; tab-stops: -36.0pt; text-align: left;">
<span lang="ES-TRAD" style="font-size: 12pt; letter-spacing: -0.15pt; mso-bidi-font-size: 10.0pt;"><strong><br /></strong></span></div>
<div style="margin: 0cm 0cm 0pt; mso-hyphenate: none; tab-stops: -36.0pt; text-align: left;">
<span lang="ES-TRAD" style="font-size: 12pt; letter-spacing: -0.15pt; mso-bidi-font-size: 10.0pt;"><strong>M.V.M.</strong>: ¿Qué atención crítica hay a la poesía en general? En cuanto a
mi caso supongo que los críticos me han castigado porque suponen que ya tengo
éxito<span style="mso-spacerun: yes;"> </span>con las novelas y que además, me
rinden bastantes derechos de autor. </span></div>
<div style="text-align: left;">
</div>
<div style="margin: 0cm 0cm 0pt; mso-hyphenate: none; tab-stops: -36.0pt; text-align: left;">
<span lang="ES-TRAD" style="font-size: 12pt; letter-spacing: -0.15pt; mso-bidi-font-size: 10.0pt;"><strong><br /></strong></span></div>
<div style="margin: 0cm 0cm 0pt; mso-hyphenate: none; tab-stops: -36.0pt; text-align: left;">
<span lang="ES-TRAD" style="font-size: 12pt; letter-spacing: -0.15pt; mso-bidi-font-size: 10.0pt;"><strong>M.R.</strong>:<i style="mso-bidi-font-style: normal;"> En no pocas ocasiones has
reconocido, en tu obra poética, una cierta deuda con poetas como <strong>T. S. Eliot</strong>,
con ciertas vanguardias de entreguerras y, como antes decías, con algunos
poetas del 50, especialmente con <strong>Gil de Biedma</strong>. ¿Has incorporado, en los
últimos tiempos, otros materiales a tu digamos "cuadro de referencias"?</i></span></div>
<div style="margin: 0cm 0cm 0pt; mso-hyphenate: none; tab-stops: -36.0pt; text-align: left;">
<span lang="ES-TRAD" style="font-size: 12pt; letter-spacing: -0.15pt; mso-bidi-font-size: 10.0pt;"><em><br /></em></span></div>
<div style="text-align: left;">
</div>
<div style="margin: 0cm 0cm 0pt; mso-hyphenate: none; tab-stops: -36.0pt; text-align: left;">
<span lang="ES-TRAD" style="font-size: 12pt; letter-spacing: -0.15pt; mso-bidi-font-size: 10.0pt;"><strong>M.V.M:</strong> Me interesa mucho <i style="mso-bidi-font-style: normal;">la
poética</i> del rock más literario, singularmente de <strong>Jim Morrison</strong> e incluso
como resuelven lingüísticamente sus desafíos grupos menos <i style="mso-bidi-font-style: normal;">literaturalizables</i>, por ejemplo, Mecano ¿porqué no?. La canción de
Mecano sobre Hawai-Bombay es poéticamente excepcional.</span></div>
<div style="text-align: left;">
</div>
<div style="margin: 0cm 0cm 0pt; mso-hyphenate: none; tab-stops: -36.0pt; text-align: left;">
<span lang="ES-TRAD" style="font-size: 12pt; letter-spacing: -0.15pt; mso-bidi-font-size: 10.0pt;"><strong><br /></strong></span></div>
<div style="margin: 0cm 0cm 0pt; mso-hyphenate: none; tab-stops: -36.0pt; text-align: left;">
<span lang="ES-TRAD" style="font-size: 12pt; letter-spacing: -0.15pt; mso-bidi-font-size: 10.0pt;"><strong>M.R.</strong>:<em> Hablemos de novela. A
veces, da la impresión de que hay, por tu parte, una voluntad premeditada de
establecer, en tu narrativa, una frontera entre novelas como </em><strong>El pianista,
Los alegres muchachos de Atzavara, Autobiografía.</strong>..<em> o </em><strong>El Estrangulador</strong><em>
y las correspondientes a la serie Carvalho. La crítica, en muchas ocasiones, lo
ha señalado sin ninguna reserva. ¿Es así realmente?</em></span></div>
<div style="text-align: left;">
</div>
<div style="margin: 0cm 0cm 0pt; mso-hyphenate: none; tab-stops: -36.0pt; text-align: left;">
<span lang="ES-TRAD" style="font-size: 12pt; letter-spacing: -0.15pt; mso-bidi-font-size: 10.0pt;"><strong><br /></strong></span></div>
<div style="margin: 0cm 0cm 0pt; mso-hyphenate: none; tab-stops: -36.0pt; text-align: left;">
<span lang="ES-TRAD" style="font-size: 12pt; letter-spacing: -0.15pt; mso-bidi-font-size: 10.0pt;"><strong>M.V.M.:</strong> Sigue existiendo un racismo epistemológico crítico
completamente cómico pero que pronostico será duradero, especialmente en las
sociedades literarias más provincianas y, por lo tanto, más tendentes a
conservar las normas victorianas sobre cómo hay que vestirse para tomar el té o
cómo hay que vestirse para no tomar el té.</span></div>
<div style="text-align: left;">
</div>
<div style="margin: 0cm 0cm 0pt; mso-hyphenate: none; tab-stops: -36.0pt; text-align: left;">
<span lang="ES-TRAD" style="font-size: 12pt; letter-spacing: -0.15pt; mso-bidi-font-size: 10.0pt;"><br /></span></div>
<div style="margin: 0cm 0cm 0pt; mso-hyphenate: none; tab-stops: -36.0pt; text-align: left;">
<span lang="ES-TRAD" style="font-size: 12pt; letter-spacing: -0.15pt; mso-bidi-font-size: 10.0pt;"><strong>M.R.</strong>:<i style="mso-bidi-font-style: normal;"> Carvalho, en el fondo, ¿no
se ha convertido en la conciencia del escepticismo "progre" de la
realidad española contemporánea?</i></span></div>
<div style="text-align: left;">
</div>
<div style="margin: 0cm 0cm 0pt; mso-hyphenate: none; tab-stops: -36.0pt; text-align: left;">
<span lang="ES-TRAD" style="font-size: 12pt; letter-spacing: -0.15pt; mso-bidi-font-size: 10.0pt;"><strong><br /></strong></span></div>
<div style="margin: 0cm 0cm 0pt; mso-hyphenate: none; tab-stops: -36.0pt; text-align: left;">
<span lang="ES-TRAD" style="font-size: 12pt; letter-spacing: -0.15pt; mso-bidi-font-size: 10.0pt;"><strong>M.V.M.</strong>: Habría que preguntárselo a los progres, especie en extinción y
escasísimamente protegida. Creo que Carvalho atravesará la barrera del milenio
con la mirada crítica puesta. Porque es la eterna mirada del sofista que ni
siquiera confía en sus propios sofismas.</span></div>
<div style="text-align: left;">
</div>
<div style="margin: 0cm 0cm 0pt; mso-hyphenate: none; tab-stops: -36.0pt; text-align: left;">
<span lang="ES-TRAD" style="font-size: 12pt; letter-spacing: -0.15pt; mso-bidi-font-size: 10.0pt;"><br /></span></div>
<div style="margin: 0cm 0cm 0pt; mso-hyphenate: none; tab-stops: -36.0pt; text-align: left;">
<span lang="ES-TRAD" style="font-size: 12pt; letter-spacing: -0.15pt; mso-bidi-font-size: 10.0pt;"><strong>M.R.:</strong><i style="mso-bidi-font-style: normal;"> ¿El texto, en narrativa, lo
es todo, tal y como afirmaba<strong> Juan Benet</strong>, con independencia de sus vínculos con
la realidad y el presente?</i></span></div>
<div style="text-align: left;">
</div>
<div style="margin: 0cm 0cm 0pt; mso-hyphenate: none; tab-stops: -36.0pt; text-align: left;">
<span lang="ES-TRAD" style="font-size: 12pt; letter-spacing: -0.15pt; mso-bidi-font-size: 10.0pt;"><strong><br /></strong></span></div>
<div style="margin: 0cm 0cm 0pt; mso-hyphenate: none; tab-stops: -36.0pt; text-align: left;">
<span lang="ES-TRAD" style="font-size: 12pt; letter-spacing: -0.15pt; mso-bidi-font-size: 10.0pt;"><strong>M.V.M.</strong>: Me parece haber dicho ya que el texto jamás se desvincula, lo
quiera o no el autor, de la realidad o del presente. Hay autores que tienen un
gran talento, como <strong>Benet</strong>, para fingir esa </span></div>
<div style="margin: 0cm 0cm 0pt; mso-hyphenate: none; tab-stops: -36.0pt; text-align: left;">
<span lang="ES-TRAD" style="font-size: 12pt; letter-spacing: -0.15pt; mso-bidi-font-size: 10.0pt;">desvinculación. No olvidemos que el
escritor es un simulador policéntrico.</span></div>
<div style="text-align: left;">
</div>
<div style="margin: 0cm 0cm 0pt; mso-hyphenate: none; tab-stops: -36.0pt; text-align: left;">
<span lang="ES-TRAD" style="font-size: 12pt; letter-spacing: -0.15pt; mso-bidi-font-size: 10.0pt;"><br /></span></div>
<div style="margin: 0cm 0cm 0pt; mso-hyphenate: none; tab-stops: -36.0pt; text-align: left;">
<span lang="ES-TRAD" style="font-size: 12pt; letter-spacing: -0.15pt; mso-bidi-font-size: 10.0pt;"><strong>M.R.</strong>: <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Y <strong>Benet</strong> también lo era.
Buena parte de su obra es una visión sombría, casi patética, de la realidad de
su tiempo, pese a sus teorías... Pero dejemos a <strong>Benet</strong> y hablemos de tu
narrativa, de tus vínculos con la llamada novela negra. ¿La consideras un
subgénero? ¿Hasta qué punto no cubre hoy el espacio, poco prestigiado en estos
tiempos, que antaño ocupara la novela del realismo social?</i></span></div>
<div style="text-align: left;">
</div>
<div style="margin: 0cm 0cm 0pt; mso-hyphenate: none; tab-stops: -36.0pt; text-align: left;">
<span lang="ES-TRAD" style="font-size: 12pt; letter-spacing: -0.15pt; mso-bidi-font-size: 10.0pt;"><strong><br /></strong></span></div>
<div style="margin: 0cm 0cm 0pt; mso-hyphenate: none; tab-stops: -36.0pt; text-align: left;">
<span lang="ES-TRAD" style="font-size: 12pt; letter-spacing: -0.15pt; mso-bidi-font-size: 10.0pt;"><strong>M.V.M.</strong>: La novela negra es un subgénero cuando padece el corsé
pretextual de las colecciones especializadas. Pero aún y así ¿quién se
atrevería a considerar hoy día autores de subgénero, con toda la carga
peyorativa que introduce el prefijo, a <strong>Hammet, Chandler, Simenon, Hymes,
Faulkner, Dostoievski, Green, Sciascia</strong>? Por su arquitectura, burlable, pero
referencial, la novela negra, se presta a ser la poética más idónea de las
nuevas relaciones personales y sociales creadas en el hemisferio nordista del
capitalismo salvaje.</span></div>
<div style="text-align: left;">
</div>
<div style="margin: 0cm 0cm 0pt; mso-hyphenate: none; tab-stops: -36.0pt; text-align: left;">
<span lang="ES-TRAD" style="font-size: 12pt; letter-spacing: -0.15pt; mso-bidi-font-size: 10.0pt;"><strong><br /></strong></span></div>
<div style="margin: 0cm 0cm 0pt; mso-hyphenate: none; tab-stops: -36.0pt; text-align: left;">
<span lang="ES-TRAD" style="font-size: 12pt; letter-spacing: -0.15pt; mso-bidi-font-size: 10.0pt;"><strong>M.R</strong>.:<i style="mso-bidi-font-style: normal;"> ¿<strong>Chandler</strong> o <strong>Simenon</strong>? ¿Por
qué?</i></span></div>
<div style="text-align: left;">
</div>
<div style="margin: 0cm 0cm 0pt; mso-hyphenate: none; tab-stops: -36.0pt; text-align: left;">
<span lang="ES-TRAD" style="font-size: 12pt; letter-spacing: -0.15pt; mso-bidi-font-size: 10.0pt;"><strong><br /></strong></span></div>
<div style="margin: 0cm 0cm 0pt; mso-hyphenate: none; tab-stops: -36.0pt; text-align: left;">
<span lang="ES-TRAD" style="font-size: 12pt; letter-spacing: -0.15pt; mso-bidi-font-size: 10.0pt;"><strong>M.V.M</strong>.: Los dos. Porque son <strong>Yeats</strong> y <strong>Prevert </strong>o <strong>Aragon.</strong> Los dos.</span></div>
<div style="text-align: left;">
</div>
<div style="margin: 0cm 0cm 0pt; mso-hyphenate: none; tab-stops: -36.0pt; text-align: left;">
<span lang="ES-TRAD" style="font-size: 12pt; letter-spacing: -0.15pt; mso-bidi-font-size: 10.0pt;"><strong><br /></strong></span></div>
<div style="margin: 0cm 0cm 0pt; mso-hyphenate: none; tab-stops: -36.0pt; text-align: left;">
<span lang="ES-TRAD" style="font-size: 12pt; letter-spacing: -0.15pt; mso-bidi-font-size: 10.0pt;"><strong>M.R.</strong>: <em>Pero vayamos a tu
narrativa, y disculpa el término un tanto convencional, "más
literaria". Se observa, especialmente en </em><strong>El Estrangulador</strong><em>, una
creciente complejidad, una cierta desestructuración del argumento -que es, lo
decías antes, un cierto retorno a las técnicas de tu época más experimental- y,
a la vez, un proceso de ahondamiento y depuración muy parecido al que he
observado en algún poema inédito tuyo. ¿Es algo premeditado o es una exigencia
inevitable de tu evolución última?</em></span></div>
<div style="text-align: left;">
</div>
<div style="margin: 0cm 0cm 0pt; mso-hyphenate: none; tab-stops: -36.0pt; text-align: left;">
<span lang="ES-TRAD" style="font-size: 12pt; letter-spacing: -0.15pt; mso-bidi-font-size: 10.0pt;"><strong><br /></strong></span></div>
<div style="margin: 0cm 0cm 0pt; mso-hyphenate: none; tab-stops: -36.0pt; text-align: left;">
<span lang="ES-TRAD" style="font-size: 12pt; letter-spacing: -0.15pt; mso-bidi-font-size: 10.0pt;"><strong>M.V.M.</strong>: No hay mayor destrucción en <i style="mso-bidi-font-style: normal;"><strong>El
Estrangulador</strong></i> que en las novelas de Carvalho, donde incluso el inductor a
la mirada del lector, Carvalho, tiene la mirada escindida, es un
ideológicamente escindido. Lo que en la serie Carvalho parece <i style="mso-bidi-font-style: normal;">facilidad</i>, en <i style="mso-bidi-font-style: normal;"><strong>El Estrangulador</strong></i> parece dificultad, pero es más difícil escribir
una novela de estructura tan aparentemente fácil como las de Carvalho que <i style="mso-bidi-font-style: normal;"><strong>El Estrangulador</strong></i>. Mientras la escribía
yo sabía que <i style="mso-bidi-font-style: normal;"><strong>El Estrangulador</strong></i> iba a
merecer la reacción crítica de: Por fin el <strong>Montalbán</strong> serio. La escritura de<strong> <i style="mso-bidi-font-style: normal;">El Estrangualdor</i></strong> está arropada por la
cultura de la complejidad tecnológica de la narratividad que fomentara, tal vez
sin prever los nefastos resultados, la filosofía del premio Biblioteca Breve.
Recuerdo que había una cláusula en la que se excitaba a los autores, a
complicarse la vida y la novela, tecnológicamente, y hubo quien modificó su
sintáxis, y su respiración, escribiendo a máquina mientras hacía abdominales o
con la suegra sentada sobre el tórax. </span></div>
<div style="margin: 0cm 0cm 0pt; mso-hyphenate: none; tab-stops: -36.0pt; text-align: left;">
<span lang="ES-TRAD" style="font-size: 12pt; letter-spacing: -0.15pt; mso-bidi-font-size: 10.0pt;"><br /></span></div>
<div style="text-align: left;">
</div>
<div style="margin: 0cm 0cm 0pt; mso-hyphenate: none; tab-stops: -36.0pt; text-align: left;">
<span lang="ES-TRAD" style="font-size: 12pt; letter-spacing: -0.15pt; mso-bidi-font-size: 10.0pt;"><strong>M.R.:</strong> <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Antes hemos hablado de las
poéticas del medio siglo y has hecho una breve referencia a la novela de
aquella etapa. ¿Qué relación mantienes hoy, como lector, con la narrativa de
entonces y qué novelas crees que mantienen, literariamente, plena vigencia?</i></span></div>
<div style="text-align: left;">
</div>
<div style="margin: 0cm 0cm 0pt; mso-hyphenate: none; tab-stops: -36.0pt; text-align: left;">
<span lang="ES-TRAD" style="font-size: 12pt; letter-spacing: -0.15pt; mso-bidi-font-size: 10.0pt;"><strong><br /></strong></span></div>
<div style="margin: 0cm 0cm 0pt; mso-hyphenate: none; tab-stops: -36.0pt; text-align: left;">
<span lang="ES-TRAD" style="font-size: 12pt; letter-spacing: -0.15pt; mso-bidi-font-size: 10.0pt;"><strong>M.V.M.</strong>: He recuperado recientemente a <strong>García Hortelano</strong> y al <strong>Aldecoa
</strong>cuentista, gracias a Josefina que me ha facilitado una buenísima edición de <i style="mso-bidi-font-style: normal;">El corazón y otros frutos amargos</i> que me
habían robado los del sindicato democrático premayista cuando se reunían en mi
casa. Por extensión, hace años que pregono una relectura desestuchada de
aquellos autores.</span></div>
<div style="margin: 0cm 0cm 0pt; mso-hyphenate: none; tab-stops: -36.0pt; text-align: left;">
<span lang="ES-TRAD" style="font-size: 12pt; letter-spacing: -0.15pt; mso-bidi-font-size: 10.0pt;"><br /></span></div>
<div style="text-align: left;">
</div>
<div style="margin: 0cm 0cm 0pt; mso-hyphenate: none; tab-stops: -36.0pt; text-align: left;">
<span lang="ES-TRAD" style="font-size: 12pt; letter-spacing: -0.15pt; mso-bidi-font-size: 10.0pt;"><strong>M.R</strong>.:<i style="mso-bidi-font-style: normal;"> Uno, que leyó hace mucho y
no sin deslumbramiento los relatos de Aldecoa, contempla un tanto sorprendido
el impulso editorial y crítico que en tiempos recientes se ha dado en España al
"realismo sucio" americano, <strong>Carver, Ford, McInerney,</strong> etc... ¿Qué
opinión te merece ese fenómeno y hasta qué punto no es un redescubrimiento del
mediterráneo que un día descubriera nuestra narrativa crítica, o social?...</i></span></div>
<div style="text-align: left;">
</div>
<div style="margin: 0cm 0cm 0pt; mso-hyphenate: none; tab-stops: -36.0pt; text-align: left;">
<span lang="ES-TRAD" style="font-size: 12pt; letter-spacing: -0.15pt; mso-bidi-font-size: 10.0pt;"><strong><br /></strong></span></div>
<div style="margin: 0cm 0cm 0pt; mso-hyphenate: none; tab-stops: -36.0pt; text-align: left;">
<span lang="ES-TRAD" style="font-size: 12pt; letter-spacing: -0.15pt; mso-bidi-font-size: 10.0pt;"><strong>M.V.M</strong>.: Siempre fue la lengua compañera del imperio, escribió <strong>Nebrija</strong>
hace quinientos años.</span></div>
<div style="margin: 0cm 0cm 0pt; mso-hyphenate: none; tab-stops: -36.0pt; text-align: left;">
<span lang="ES-TRAD" style="font-size: 12pt; letter-spacing: -0.15pt; mso-bidi-font-size: 10.0pt;"><br /></span></div>
<div style="text-align: left;">
</div>
<div style="margin: 0cm 0cm 0pt; mso-hyphenate: none; tab-stops: -36.0pt; text-align: left;">
<span lang="ES-TRAD" style="font-size: 12pt; letter-spacing: -0.15pt; mso-bidi-font-size: 10.0pt;"><strong>M.R</strong>.: <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Después vino el
"boom" hispanoamericano. ¿Te influyó? ¿eres consciente de que dejara
alguna huella en tu obra?</i></span></div>
<div style="text-align: left;">
</div>
<div style="margin: 0cm 0cm 0pt; mso-hyphenate: none; tab-stops: -36.0pt; text-align: left;">
<span lang="ES-TRAD" style="font-size: 12pt; letter-spacing: -0.15pt; mso-bidi-font-size: 10.0pt;"><strong><br /></strong></span></div>
<div style="margin: 0cm 0cm 0pt; mso-hyphenate: none; tab-stops: -36.0pt; text-align: left;">
<span lang="ES-TRAD" style="font-size: 12pt; letter-spacing: -0.15pt; mso-bidi-font-size: 10.0pt;"><strong>M.V.M</strong>.: El boom hispanoamericano influyó en la ética de la resistencia
y en la disposición ético-estética, puesto que sus principales valedores eran
rojos y en cambio escrbían con un gran rigor literario. Sospecho que el
escritor que sirvió para dar un bandazo al gusto de los escritores españoles
jóvenes a finales de los sesenta no venía de las filas latinoamercianas, salvo
el <strong>Cortazar</strong> de <i style="mso-bidi-font-style: normal;"><strong>Rayuela</strong></i>, sino que se
llamaba <strong>Luis Martín Santos</strong> o el <strong>Juan Goytisolo</strong> de <i style="mso-bidi-font-style: normal;"><strong>Señas de identidad</strong></i> o <strong>Juan Benet</strong>. Ninguno de los tres me influyeron
en aquel momento, tal vez porque yo acababa de dejar de ser un adolescente, al
menos un adolescente literario.</span></div>
<div style="text-align: left;">
</div>
<div style="margin: 0cm 0cm 0pt; mso-hyphenate: none; tab-stops: -36.0pt; text-align: left;">
<span lang="ES-TRAD" style="font-size: 12pt; letter-spacing: -0.15pt; mso-bidi-font-size: 10.0pt;"><br /></span></div>
<div style="margin: 0cm 0cm 0pt; mso-hyphenate: none; tab-stops: -36.0pt; text-align: left;">
<span lang="ES-TRAD" style="font-size: 12pt; letter-spacing: -0.15pt; mso-bidi-font-size: 10.0pt;"><strong>M.R.</strong>:<em> No sé si era un problema de
adolescencia, pero lo cierto es que tu generación (me refiero a los novísimos)
descalificó a sus antecesores inmediatos con un argumento: escribían de espaldas
a las literaturas europea y anglosajona. Sin embargo, si uno lee los textos
teóricos de los años 50/primeros 60, observa que había un sustrato de lecturas
poco "garbanceras": novela realista italiana, <strong>Pavesse, Vitorini,
Pratolini</strong>, </em>nouveau roman<em>, narrativa americana de posguerra, generación
perdida, <strong>Faulkner, Dos Passos, Capote, McCullers</strong>... Y en poesía, ahí están los
trabajos críticos de <strong>Gil de Biedma</strong> sobre <strong>Eliot</strong>, de<strong> Barral</strong> sobre la poesía
alemana, de<strong> Claudio Rodríguez</strong> sobre poesía inglesa... ¿Cuál era la diferencia
esencial entre los referentes foráneos de unos y de otros? ¿No tenía mucho de
impostura esa descalificación?</em></span></div>
<div style="text-align: left;">
</div>
<div style="margin: 0cm 0cm 0pt; mso-hyphenate: none; tab-stops: -36.0pt; text-align: left;">
<span lang="ES-TRAD" style="font-size: 12pt; letter-spacing: -0.15pt; mso-bidi-font-size: 10.0pt;"><strong><br /></strong></span></div>
<div style="margin: 0cm 0cm 0pt; mso-hyphenate: none; tab-stops: -36.0pt; text-align: left;">
<span lang="ES-TRAD" style="font-size: 12pt; letter-spacing: -0.15pt; mso-bidi-font-size: 10.0pt;"><strong>M.V.M.</strong>: Yo jamás descalifiqué a la generación de los cincuenta porque
me constaba que sí había leído a esos escritores que citas y muy especialmente
a los italianos en novela y a los anglosajones en poesía, aunque en algunos
casos fuera poesía traducida. Mi choque venía, y no con los de la experiencia,
insisto, por el error de considerar que la poesía era un arma cargada de futuro
o que había que lanzarla a la calle para echar al franquismo o para el asalto a
la contradicción fundamental. A diferencia de otros novísimos, yo no sentía, ni
siento, una repugnancia estética por el uso social, político, histórico de la
palabra, pero sí rechazo el mesianismo redentorista del escritor y la escrtura.</span></div>
<div style="margin: 0cm 0cm 0pt; mso-hyphenate: none; tab-stops: -36.0pt; text-align: left;">
<span lang="ES-TRAD" style="font-size: 12pt; letter-spacing: -0.15pt; mso-bidi-font-size: 10.0pt;"><br /></span></div>
<div style="text-align: left;">
</div>
<div style="margin: 0cm 0cm 0pt; mso-hyphenate: none; tab-stops: -36.0pt; text-align: left;">
<span lang="ES-TRAD" style="font-size: 12pt; letter-spacing: -0.15pt; mso-bidi-font-size: 10.0pt;"><strong>M.R</strong>.: <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Algo que hoy ya es un hecho
en la narrativa presente. Las polémicas de entonces, al menos en los términos
en que se daban en aquella época, han quedado enterradas. La novela y la
poesía, en los 90, viven, en un contexto de diversidad, un buen momento. ¿Cómo
ves el panorama último?</i></span></div>
<div style="text-align: left;">
</div>
<div style="margin: 0cm 0cm 0pt; mso-hyphenate: none; tab-stops: -36.0pt; text-align: left;">
<span lang="ES-TRAD" style="font-size: 12pt; letter-spacing: -0.15pt; mso-bidi-font-size: 10.0pt;"><strong><br /></strong></span></div>
<div style="margin: 0cm 0cm 0pt; mso-hyphenate: none; tab-stops: -36.0pt; text-align: left;">
<span lang="ES-TRAD" style="font-size: 12pt; letter-spacing: -0.15pt; mso-bidi-font-size: 10.0pt;"><strong>M.V.M.</strong>: La novela ha conseguido credibilidad ante el lector y no sólo
el español. Lo que mediados los ochenta pudo ser fruto de una curiosidad de
mercado por la <i style="mso-bidi-font-style: normal;">España democrática y sus
escritores</i> hoy día ha dado lugar a una sedimentación y a la existencia de
una respetable nómina de novelistas que merecen ser leídos. No ha sido habitual
en la novela española. En cuanto a la poesía está todavía en plena transición
democrática.</span></div>
<div style="margin: 0cm 0cm 0pt; mso-hyphenate: none; tab-stops: -36.0pt; text-align: left;">
<span lang="ES-TRAD" style="font-size: 12pt; letter-spacing: -0.15pt; mso-bidi-font-size: 10.0pt;"><br /></span></div>
<div style="text-align: left;">
</div>
<div style="margin: 0cm 0cm 0pt; mso-hyphenate: none; tab-stops: -36.0pt; text-align: left;">
<span lang="ES-TRAD" style="font-size: 12pt; letter-spacing: -0.15pt; mso-bidi-font-size: 10.0pt;"><strong>M.R.</strong>: <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Hablemos, para terminar, de
tu obra futura, de los proyectos literarios en que, ahora, estás embarcado.
¿Qué puedes anticiparnos?</i></span><br />
<strong style="text-align: center;"><br /></strong>
<strong style="text-align: center;">M.V.M.</strong><span style="text-align: center;">: En breve, se publicará la versión final de </span><i style="mso-bidi-font-style: normal;"><strong>Memoria y Deseo</strong></i><span style="text-align: center;"> con la inclusión de </span><i style="mso-bidi-font-style: normal;"><strong>Pero el viajero que huye</strong></i><span style="text-align: center;">. Se cumple el ciclo de mi mala educación
sentimental expresada poéticamente con el primer poema de </span><i style="mso-bidi-font-style: normal;"><strong>Una educación sentimental</strong></i><span style="text-align: center;"> dedicado a la juventud de mi madre y con
el último</span><span style="mso-spacerun: yes;"> </span><span style="text-align: center;">de </span><i style="mso-bidi-font-style: normal;"><strong>Pero el viajero que huye</strong></i><span style="text-align: center;"> sobre su muerte. Tengo un libro de poemas
acabado: </span><strong style="text-align: center;"><i style="mso-bidi-font-style: normal;">Ciudad</i> </strong><span style="text-align: center;">y preparo otro
inspirado en un cuplé de </span><strong style="text-align: center;"><i style="mso-bidi-font-style: normal;">Luisa Fernanda</i>:
</strong><i style="mso-bidi-font-style: normal;"><strong>El soldadito se fue a la guerra</strong>... </i><span style="text-align: center;">Trabajo
en una novela sobre César Borja (Borgia), pero no en clave estrictamente
renacentista, si consideramos que el Renacimiento fue sólo cosa del XIV, XV y
XVI o que la reacción Thermidor sólo se dio en la Revolucion Francesa. Todo
Renacimiento tiene su reacción Thermidor y la reacción contra los Borgia fue el
Concilio de Trento y la Compañía de Jesús, capitaneada por otro Borja, Santo,
naturalmente.</span></div>
<div style="margin: 0cm 0cm 0pt; mso-hyphenate: none; tab-stops: -36.0pt; text-align: left;">
<span lang="ES-TRAD" style="font-size: 12pt; letter-spacing: -0.15pt; mso-bidi-font-size: 10.0pt;"><br /></span></div>
<div style="text-align: left;">
</div>
<div style="margin: 0cm 0cm 0pt; mso-hyphenate: none; tab-stops: -36.0pt; text-align: left;">
</div>
<div style="text-align: left;">
</div>
<div style="margin: 0cm 0cm 0pt; mso-hyphenate: none; tab-stops: -36.0pt; text-align: left;">
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="https://1.bp.blogspot.com/-X_msnyVdgzY/VGSU8-QTXRI/AAAAAAAADBM/_4tMjSjGFH0/s1600/mvm%2B13.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" height="207" src="https://1.bp.blogspot.com/-X_msnyVdgzY/VGSU8-QTXRI/AAAAAAAADBM/_4tMjSjGFH0/s400/mvm%2B13.jpg" width="400" /></a></div>
<span lang="ES-TRAD" style="font-size: 12pt; letter-spacing: -0.15pt; mso-bidi-font-size: 10.0pt;"><br /></span>
<span lang="ES-TRAD" style="font-size: 12pt; letter-spacing: -0.15pt; mso-bidi-font-size: 10.0pt;">La conversación llega a su fin. Han quedado, sin duda, muchas cosas en
el tintero. <strong>Vázquez Montalbán</strong>, con cada respuesta, abre un sinnúmero de
posibilidades de indagación en la literatura presente y en la pasada. En la
suya y en la de tantos otros... Pero el espacio tiene sus límites y el tiempo
también. La realidad, como en la obra toda de <strong>Vázquez Montalbán</strong>, se impone a
nuestro deseo. Somos conscientes de la inutilidad de <i style="mso-bidi-font-style: normal;">"insistir en el empeño/de prolongar la realidad más que el
deseo"</i>, tal y como escribiera nuestro escritor en su poema "Las
huidas", ese título ambiguo de cuya interpretación se ha zafado en la
entrevista mediante otra huida, la que lo aleja del diván y del psicoanalista:
miles y miles de folios de escritura. Literatura pura y dura en definitiva.</span></div>
<div style="margin: 0cm 0cm 0pt; mso-hyphenate: none; tab-stops: -36.0pt; text-align: left;">
<span lang="ES-TRAD" style="font-size: 12pt; letter-spacing: -0.15pt; mso-bidi-font-size: 10.0pt;"><br /></span></div>
<div style="margin: 0cm 0cm 0pt; mso-hyphenate: none; tab-stops: -36.0pt; text-align: left;">
<span lang="ES-TRAD" style="font-size: 12pt; letter-spacing: -0.15pt; mso-bidi-font-size: 10.0pt;"><a href="http://www.rtve.es/alacarta/videos/los-documentales-de-culturales/manuel-vazquez-montalban/518384/">http://www.rtve.es/alacarta/videos/los-documentales-de-culturales/manuel-vazquez-montalban/518384/</a></span></div>
<div style="margin: 0cm 0cm 0pt; mso-hyphenate: none; tab-stops: -36.0pt; text-align: left;">
<span lang="ES-TRAD" style="font-size: 12pt; letter-spacing: -0.15pt; mso-bidi-font-size: 10.0pt;"><br /></span></div>
<div style="text-align: left;">
</div>
<div style="mso-element: footnote-list; text-align: left;">
<br /></div>
<hr size="1" style="text-align: left;" width="33%" />
<div id="ftn1" style="mso-element: footnote;">
<div style="margin: 0cm 0cm 0pt -41.4pt; mso-hyphenate: none; tab-stops: -41.4pt 0cm; text-align: justify;">
<a href="https://www.blogger.com/blogger.g?blogID=8755177956862443022#_ftnref1" name="_ftn1" style="mso-footnote-id: ftn1;" title=""></a><i style="mso-bidi-font-style: normal;"><span style="letter-spacing: -0.15pt; mso-ansi-language: ES;"> </span></i><i style="mso-bidi-font-style: normal;"><span lang="EN-US" style="letter-spacing: -0.15pt; mso-ansi-language: EN-US;"><span style="mso-special-character: footnote;"><b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><span lang="EN-US" style="font-family: "CG Times","serif"; font-size: 12pt; letter-spacing: -0.15pt; mso-ansi-language: EN-US; mso-bidi-font-family: "Times New Roman"; mso-bidi-font-size: 10.0pt; mso-bidi-language: AR-SA; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: ES;">[1]</span></b></span></span></i><i style="mso-bidi-font-style: normal;"><span style="letter-spacing: -0.15pt; mso-ansi-language: ES;">.- "El hombre que quiso ser Yeats". Manuel
Vázquez Montalbán. El País. 23 de julio de 1988.</span></i><br />
<br />
<br />
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<i style="mso-bidi-font-style: normal;"><span style="letter-spacing: -0.15pt; mso-ansi-language: ES;"></span></i></div>
</div>
</div>
MANUEL RICOhttp://www.blogger.com/profile/18013142254113133506noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-8755177956862443022.post-70579649036058330022014-09-28T16:44:00.001-07:002014-09-29T00:51:58.434-07:00Sobre "La vida en los ramajes", de Olalla Castro Hernández<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
</div>
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
</div>
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
</div>
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
</div>
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
</div>
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
</div>
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</div>
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</div>
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</div>
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</div>
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</div>
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
</div>
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
</div>
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
</div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm;">
<span style="font-family: "Arial","sans-serif"; font-size: 12.0pt;"></span></div>
<br />
<table cellpadding="0" cellspacing="0" class="tr-caption-container" style="float: left; margin-right: 1em; text-align: left;"><tbody>
<tr><td style="text-align: center;"><a href="http://2.bp.blogspot.com/-Tt_d1ndc2PE/VCicQX1Mr5I/AAAAAAAAC-Y/pqos0UhAvVg/s1600/Olalla%2B1.JPG" imageanchor="1" style="clear: left; margin-bottom: 1em; margin-left: auto; margin-right: auto;"><img border="0" src="http://2.bp.blogspot.com/-Tt_d1ndc2PE/VCicQX1Mr5I/AAAAAAAAC-Y/pqos0UhAvVg/s1600/Olalla%2B1.JPG" height="400" width="180" /></a></td></tr>
<tr><td class="tr-caption" style="text-align: center;"><b><span style="color: #0b5394;"><i>Olalla Castro Hernández</i></span></b></td></tr>
</tbody></table>
<div class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm;">
<span style="font-family: inherit;"><b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><span style="font-size: 12.0pt;"><span style="font-family: inherit;">O</span>lalla Castro Hernández</span></b><span style="font-size: 12.0pt;"> es una joven poeta y
cantante (Granada, 1979) que, con el Premio Nacional de Poesía 2013 de la Fundación
Miguel Hernández concedido a su primer libro, ha entrado con paso firme en el
mundo literario. Es una poeta del siglo XXI, consciente de su condición de
mujer y consciente del valor que en todo ejercicio poético tiene el lenguaje
como fuente de revelación, de descubrimiento de zonas ocultas de la realidad.
Esa doble consciencia hace que <b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><i style="mso-bidi-font-style: normal;">La vida en los ramajes</i></b> sea un libro
extrañamente maduro, bien construido y en el que la crítica social (porque hay crítica)
no impide que disfrutemos de un magnífico ejercicio de lenguaje.</span></span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm;">
<span style="font-family: inherit;"><br /></span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm;">
<span style="font-family: inherit;"><span style="font-size: 12.0pt;">El
propio título del libro es una hermosa metáfora de lo que encontraremos en su
interior. Uno imagina un árbol enorme por cuyo tronco corre la savia, lo
esencial de la vida. De esa corriente depende la vida de cada rama, de cada
hoja, el nacimiento de cada flor o de cada fruto. Es quien “manda”, el factor
determinante de la vida en una sociedad patriarcal. Tanto la del propio tronco
y de las ramas más próximas a él y más sólidas, como la de los ramajes, siempre
más endebles y alejados, más sometidos a los vaivenes de la naturaleza, a
lluvias y temporales.</span></span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm;">
<span style="font-family: inherit;"><br /></span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm;">
<span style="font-family: inherit;"><span style="font-size: 12.0pt;">Olalla,
en el libro, nos habla de esa vida. De la que anida en las zonas más frágiles
del árbol. De la vida a la intemperie, de la vida que ha sido condenada a ser subalterna.
El árbol es el mundo contemporáneo, el tronco es el símbolo de la dominación y
los ramajes son el refugio de las aves que aman la libertad y, a la vez, viven,
insomnes,<span style="mso-spacerun: yes;"> </span>excluidas, marginadas de la
propia construcción del mundo. Puede pensar el lector que exagero con la imagen
y su descripción. Sin embargo, tanto en la lectura como en la relectura, esa es
la sensación que he tenido al enfrentarme al poemario. </span></span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm;">
<span style="font-family: inherit;"><br /></span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm;">
<span style="font-family: inherit;"><span style="font-size: 12.0pt;">El
libro está dividido en cinco apartados o capítulos. Con ellos, su autora traza
un itinerario que va de la declaración de principios del apartado que le da
título hasta el lugar de la infancia filtrado por la memoria y tamizado por la
luz de lo vivido después, de “Autobiografías apócrifas”.</span></span><br />
<br />
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="http://3.bp.blogspot.com/-8aqir1mXCvM/VCkPRCdMS0I/AAAAAAAAC-s/B57wlpf2cus/s1600/OLalla%2B3.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" src="http://3.bp.blogspot.com/-8aqir1mXCvM/VCkPRCdMS0I/AAAAAAAAC-s/B57wlpf2cus/s1600/OLalla%2B3.jpg" height="266" width="400" /></a></div>
</div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm;">
<span style="font-family: inherit;"><br /></span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm;">
<span style="font-family: inherit;"><span style="font-size: 12.0pt;">La
declaración de principios de la primera parte viene a establecer, como respuesta
de género a la dominación antes enunciada mediante lo que denomina “mínimas resistencias” (que acaban por ser gigantescas). <b style="mso-bidi-font-weight: normal;">Olalla</b>
escribe poemas de la fragilidad. En ellos afirma la identidad femenina y a la
vez, la consciencia de las posibilidades de la derrota, y, por ello, subraya la
firmeza de un refugio interior desde el que seguir batallando. Eso se hace
evidente en el poema “Mujer-Fortaleza”: “Mujer-fortaleza, carne-piedra, / aquí
dentro ya no podréis sitiarme”, escribe. </span></span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm;">
<span style="font-family: inherit;"><br /></span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm;">
<span style="font-family: inherit;"><span style="font-size: 12.0pt;">La voz
poética, sin embargo, no renuncia a vivir la experiencia a través de otras
voces, de otras biografías emblemáticas de la lucha de la mujer por afirmar su
identidad a través del arte, del apartado “Las <i style="mso-bidi-font-style: normal;">otras</i> invisibles”. Ahí están: la experiencia de <b style="mso-bidi-font-weight: normal;">Emily Dickinson</b>, que vive la libertad
en la naturaleza para acabar en el obligado refugio de la casa, toda una
metáfora: “Y la libertad, / con su collar de espinas, / se arrastra otra vez
hasta la alcoba”; la espera de Penélope y su convencional tejer y destejer
mientras (propone <b style="mso-bidi-font-weight: normal;">Olalla Castro</b>) lee
e imagina otros mundos, otras odiseas y desea un final que no se producirá; la <b style="mso-bidi-font-weight: normal;">Virginia Woolf</b> atravesada por la
depresión y mecida por el infortunio de sus últimas palabras antes de morir
bajo las aguas y dejar en ellas “sólo un eco / de ondas sobre el río / que no
se apague nunca”; el secreto de la señorita Jo entre el mundo acomodaticio de
sus hermanas en la novela <b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><i style="mso-bidi-font-style: normal;">Mujercitas</i></b><i style="mso-bidi-font-style: normal;"> </i>que no es otro que el triunfo de la literatura:<span style="mso-spacerun: yes;"> </span>“Sube Jo de dos en dos los escalones / y
regresa vencedora a su patria-escritorio”.<span style="mso-spacerun: yes;">
</span>Todas ellas, entre otras muchas “resistentes” en los ramajes que no
están en el libro pero que respiran a través de ellas, han sido<span style="mso-spacerun: yes;"> </span>el permanente desafío a la dominación,<span style="mso-spacerun: yes;"> </span>un gesto valiente e imprescindible:</span></span><br />
<br />
</div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm;">
<a href="http://1.bp.blogspot.com/-ExZrhVhL9MM/VCicQW7YX-I/AAAAAAAAC-U/TdhNJIDOAj8/s1600/Olalla%2B2.jpg" imageanchor="1" style="clear: left; float: left; margin-bottom: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" src="http://1.bp.blogspot.com/-ExZrhVhL9MM/VCicQW7YX-I/AAAAAAAAC-U/TdhNJIDOAj8/s1600/Olalla%2B2.jpg" height="320" width="204" /></a><span style="font-family: inherit;"></span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; margin-left: 35.4pt; margin-right: 0cm; margin-top: 0cm;">
<br />
<span style="font-family: inherit;"><span style="color: #0b5394;"><span style="font-size: 12.0pt;">“Fuimos brujas.
Amantes. Compañeras.</span></span></span><br />
<span style="font-family: inherit;"><span style="color: #0b5394;"><span style="font-size: 12.0pt;">Y ardimos juntas,
mientras ellos temblaban”. <span style="mso-spacerun: yes;"> </span><span style="mso-spacerun: yes;"> </span></span></span></span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm;">
<span style="font-family: inherit;"><br /></span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm;">
<span style="font-family: inherit;"><span style="font-size: 12.0pt;">La
lucha de los negros por los derechos civiles, por la igualdad y por su
emancipación, le sirve a <b style="mso-bidi-font-weight: normal;">Olalla </b>como
vía en paralelo, como universo en el que mostrar y ejemplificar el valor del
desafío de quienes desarrollan su “vida en los ramajes”. Desde el llanto de <b style="mso-bidi-font-weight: normal;">Armstrong </b>y su trompeta evocado sobre
el Mississippi hasta el gesto de <b style="mso-bidi-font-weight: normal;">Rosa
Park</b> tomando asiento en un autobús en el que, por ser negra, le estaba
prohibido (cambiando, así, la historia), ahí está la evidencia de una lucha en
la que la vindicación feminista encuentra ejemplos y realidades: los negros
“inventaron el swing / para probar sus alas”, escribe nuestra poeta cerrando,
así, la tercera parte, “Negritudes”.</span></span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm;">
<span style="font-family: inherit;"><br /></span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: normal;">
<span style="font-family: inherit;"><span style="font-size: 12.0pt;">El amor, la distinta sensibilidad con que
hombre y mujer afrontan la sexualidad y el erotismo no podían estar ausentes
del libro de <b style="mso-bidi-font-weight: normal;">Olalla </b>y en él se
concentra la cuarta parte. Desde la denuncia de los arquetipos establecidos por
la cultura dominante (casi siempre construida por los hombres) hasta la mezcla
de ternura, pasión y actitud reflexiva con que la mujer asume el sexo, siempre
en el límite en que el gozo irrefrenable y la huida se interrelacionan. “Y ella
quiere arrancarse el terciopelo, / desvestir de lascivia sus razones / y que la
dejen a solas con su sombra”, nos dice la autora al final del poema
“Blue-Velvet”. </span></span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm;">
<span style="font-family: inherit;"><span style="font-size: 12.0pt;">Decía
antes que el libro nos conduce hacia “el lugar de la infancia filtrado por la
memoria”. En efecto, con “Autobiografías apócrifas”, <b style="mso-bidi-font-weight: normal;">Olalla </b>parece cerrar un círculo. Vuelve al lugar en que la infancia
se evoca a través de tamiz agrietado: en la infancia se vive la conciencia de
lo distinto, de la marginación, del distinto espacio emocional y vital que
viven los niños y adolescentes de distinto sexo. Y la infancia a la que regresa
el sujeto poético en <b><i>La vida en los ramajes </i></b>es una infancia triste, en claroscuro,
en la que no siempre la esperanza fue cumplida: “Y corrió por los tejados la
noticia / de que no iba a esperarnos la mañana, / de que esta vez,
definitivamente, / se habían partido en dos nuestros abrazos”. </span></span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm;">
<span style="font-family: inherit;"><br /></span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm;">
<span style="font-family: inherit;"><span style="font-size: 12.0pt;">Cierra
el libro con un poema titulado “Autorretrato” en el que se respira un
escepticismo cargado de amargura: en el fondo, es la amargura de una generación
(al menos, así lo he visto yo) en la que no es fácil afirmar la identidad,
lograr la realización personal, en la que cada ser humano lleva un “altar de <i style="mso-bidi-font-style: normal;">yoes </i>deformes, / mutilados”<span style="mso-spacerun: yes;"> </span>por quienes deciden por todos nosotros. De
ese modo, <b style="mso-bidi-font-weight: normal;">Olalla Castro Hernández</b> se
desnuda y, situándose al borde del nihilismo, se rebela contra todo, afirma el “NO”
no como un juego, sino como una necesidad vital. Así, escribe:</span></span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm;">
<span style="font-family: inherit;"><br /></span></div>
<span style="font-family: inherit;"><span style="color: #0b5394;">
</span></span><br />
<div class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; margin-left: 35.4pt; margin-right: 0cm; margin-top: 0cm;">
<span style="font-family: inherit;"><span style="color: #0b5394;"><span style="font-size: 12.0pt;">“Más vale que aceptes
de una vez por todas,</span></span></span><br />
<span style="font-family: inherit;"><span style="color: #0b5394;"><span style="font-size: 12.0pt;">maldita tramoyista,</span></span></span><br />
<span style="font-family: inherit;"><span style="color: #0b5394;"><span style="font-size: 12.0pt;">perfecta estafadora,</span></span></span><br />
<span style="font-family: inherit;"><span style="color: #0b5394;"><span style="font-size: 12.0pt;">que jugar al no, al
nunca, al nada,</span></span></span><br />
<span style="font-family: inherit;"><span style="color: #0b5394;"><span style="font-size: 12.0pt;">hace tiempo que dejó
de ser un juego”.</span></span></span></div>
<span style="font-family: inherit;"><span style="color: #0b5394;">
</span></span><br />
<div class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm;">
<span style="font-family: inherit;"><br /></span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm;">
<span style="font-family: inherit;"><span style="font-size: 12.0pt;">Un
primer libro que no debe pasar inadvertido. Que nos muestra un poeta considerable.</span></span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm;">
<span style="font-family: inherit;"><br /></span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 0.0001pt;">
<span style="font-family: inherit;"><span style="font-size: 12.0pt;">----------------------------------------------------------------------</span></span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 0.0001pt;">
<span style="font-family: inherit;"><span style="font-size: small;"><span style="color: #0b5394;"><b><i>La vida en los ramajes.</i></b> Olalla Castro Hernández. Devenir. Madrid, 2013 / 84 páginas.</span></span></span></div>
<span style="font-family: inherit;"><span style="font-size: small;">
</span></span><br />
<div class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 0.0001pt;">
<br /></div>
MANUEL RICOhttp://www.blogger.com/profile/18013142254113133506noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-8755177956862443022.post-20979240874537084092014-09-08T09:37:00.001-07:002014-09-08T09:37:24.828-07:00Algunas notas sobre poesía y compromiso. Una conferencia de octubre de 2013<!--[if gte mso 9]><xml>
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</xml><![endif]--><span style="color: #0b5394;"><span style="font-size: small;"><span style="font-family: inherit;"><i>El 31 de octubre de 2013, tuve la fortuna de abrir la edición de ese año de "Voces del extremo" en el Ateneo de Madrid. Hoy, al ver anunciada, en alguna red social, la edición de este año, he creído oportuno publicar en <b>LA ESTANTERÍA</b> mi conferencia íntegra. El texto fue objeto de polémica tras mi intervención y en él intenté situar algunas de mis preocupaciones sobre la función sociopolítica dela poesía. Aquí queda.</i><span style="line-height: 150%;"> </span></span></span></span><br />
<br />
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="http://2.bp.blogspot.com/-tNEJ10kd3yk/VA3ZoEIgw7I/AAAAAAAAC8E/BAreja5HsbI/s1600/GENOVES%2BI.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" src="http://2.bp.blogspot.com/-tNEJ10kd3yk/VA3ZoEIgw7I/AAAAAAAAC8E/BAreja5HsbI/s1600/GENOVES%2BI.jpg" height="258" width="400" /></a></div>
<br />
<span style="font-size: small;"><span style="font-family: inherit;"><span style="line-height: 150%;">Hoy, el poder económico y el poder
político (hablo del poder político en su vertiente conservadora, restrictiva de
las libertades, resistente y beligerante ante cualquier transformación), puede
estar tranquilo respecto a los poderes subversivos, en términos prácticos, de
la poesía. No sólo son malos tiempos para la lírica (aunque la lírica ocupe
cada vez más espacio en la red y en el mapa de pequeñas editoriales y revistas
del país), sino que ésta vive en un reducto sociológico-cultural que tiene
mucho de ámbito idealizado en el que goza, sufre, se apasiona o se confronta un
colectivo de poetas lectores y de lectores poetas (a los que hemos de añadir no
pocos críticos con vocación de poetas o “poetas en la intimidad”) que a duras
penas alcanza los tres millares de personas. Magro colectivo para cambiar el
mundo y para complicarle la vida al poder.</span><span style="line-height: 150%;"> </span></span></span><br />
<div class="MsoNormal" style="line-height: 150%;">
<br />
<span style="font-size: small;"><span style="font-family: inherit;"><span style="line-height: 150%;">Esa percepción, expuesta negro
sobre blanco en el día de hoy, 31 de octubre de 2013, es decir, en el Madrid del
siglo XXI, no es, sin embargo, una novedad. <b>Manolo Vázquez Montalbán</b>, uno de
los artífices de las reflexiones más lúcidas sobre el tema que nos ocupa
(recomiendo la lectura de su libro de ensayos <b><i>La literatura en la
construcción de la ciudad democrática</i></b>) ya la apuntaba nada menos que en
1968. Es decir, hace la friolera de 46
años. En un texto titulado “</span><span style="line-height: 150%;">Rápidas notas sobre la llamada poesía social” describía
su poética para la <i>A<b>ntología de la nueva
poesía española</b></i>, elaborada para la mítica colección El Bardo por su
fundador, <b>José Batlló.</b></span><span style="line-height: 150%;"> Escribía: <i>“Tras unos años
en que la “poesía social” se autojustificaba porque había una identidad entre
la intención de la protesta y su formalización, en la actualidad, la significación
de “poesía social” se corresponde a la función de un modesto tirachinas”<a href="https://www.blogger.com/blogger.g?blogID=8755177956862443022#_ftn1" name="_ftnref1" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><span class="MsoFootnoteReference">[1]</span></span></a></i>.
Es decir, ya a finales de los sesenta, un poeta ideológicamente situado a la
izquierda, en una izquierda crítica, como <b>Vázquez Montalbán</b>, excluía la poesía
como alegato, como instrumento transformador desde el punto de vista político
o social.</span><span style="line-height: 150%;"> </span></span></span><br />
<br />
<table align="center" cellpadding="0" cellspacing="0" class="tr-caption-container" style="margin-left: auto; margin-right: auto; text-align: center;"><tbody>
<tr><td style="text-align: center;"><a href="http://3.bp.blogspot.com/-j4eP9_jnxCY/VA3Zvep6gnI/AAAAAAAAC8M/LzxZagyXwrQ/s1600/GENOVES%2BIII.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: auto; margin-right: auto;"><img border="0" src="http://3.bp.blogspot.com/-j4eP9_jnxCY/VA3Zvep6gnI/AAAAAAAAC8M/LzxZagyXwrQ/s1600/GENOVES%2BIII.jpg" height="258" width="400" /></a></td></tr>
<tr><td class="tr-caption" style="text-align: center;"><span style="color: #0b5394;"><i>Movilización "Todos somos cultura". Madrid, 9 de junio 2014</i></span></td></tr>
</tbody></table>
<span style="font-size: small;"><span style="font-family: inherit;"><span style="line-height: 150%;">Esa idea nos lleva a otra: ¿Ha sido siempre así? </span></span></span><br />
<br />
<span style="font-size: small;"><span style="font-family: inherit;"><span style="line-height: 150%;">No de manera
tan tajante. En tiempos del romancero, de la poesía juglaresca, cuando el poema
se movía entre la épica y la lírica y era, esencialmente, un medio de comunicación/transmisión
de acontecimientos históricos, de leyendas y tradiciones, de experiencias
colectivas, la poesía, entendida en sentido amplio, ejercía una significativa
influencia sobre el poder. No en vano era una de las apoyaturas más utilizadas
por la Iglesia, por la nobleza, por las instituciones en definitiva, para
mantener posiciones de hegemonía. Y la siguió ejerciendo durante varios siglos:
ya fuera dentro del género poesía entendido en sentido convencional, ya lo
fuera en su transferencia hacia el teatro o hacia la narrativa. En buena medida
era el medio a través del cual el pueblo accedía a contenidos más elevados en
términos culturales (también políticos), a contenidos, digámoslo con toda la
cautela que se quiera, críticos. La plaza pública, la corrala, el patio, las
salas teatrales tenían algo de lugar de encuentro entre el poema, o entre el
producto literario, y sus destinatarios. En los procesos revolucionarios del
siglo XX, la poesía jugó un papel. No decisivo, ni siquiera relevante, pero sí
de cierta importancia. Ayudaba a la crítica al poder que era cuestionado,
apoyaba a las fuerzas sociales emergentes, emocionaba, movilizaba o daba moral
a los desheredados, los alimentaba de nuevos imaginarios. Cierto que no es
fácil calcular en qué porcenjate contribuyó la poesía (diría más: la literatura
en su conjunto, entendida como arte y sin integrar dentro de ese concepto los
textos políticos o teóricos) a tales procesos revolucionarios. Pero sí sabemos
que en cada una de ellas ha habido un colectivo de poetas coadyuvando al
cambio, de cada uno ha quedado, al menos, el nombre de un poeta: <b>Withman,
Maiakovski, Evtuchenko, Alberti, Lorca, Pavese, Brecht, Eluard, Aragon, Breton,
Neruda, Cardenal, Vallejo, Bob Dylan</b>...</span><span style="line-height: 150%;"> </span></span></span><br />
<br />
<span style="font-size: small;"><span style="font-family: inherit;"><span style="line-height: 150%;">Hoy no es fácil plantearse en los
mismos términos la relación entre la poesía y el poder. Un acontecimiento como
la guerra de Irak o como el atentado terrorista del 11-M en Madrid produjo, es
verdad, varios libros colectivos de poemas, movilizó a los poetas. Pero no (al
menos, no en todos los casos) se movilizaron cuestionando, con sus poemas, el
poder. Fue la solidaridad, la compasión, el asco, el terror, la desolación, el
estupor, lo que movió a los poetas. Algo parecido ocurre con la crisis
económica. Es el rechazo, el estupor, el desacuerdo, la rabia, la contestación.
Sólo en unos casos, en los que media una conciencia crítica y
tansformadora, aparece la voluntad consciente
de transformar el mundo, de hacer una poesía que recupere el viejo concepto de
compromiso, que busque la revitalización de la “poesía social” que cultivaran
los<b> Otero, Ángela Figuera, Gloria Fuertes, Celaya, Nora</b> o<b> Hierr</b>o.</span><span style="line-height: 150%;"> </span></span></span><br />
<br />
<span style="font-size: small;"><span style="font-family: inherit;"><span style="line-height: 150%;">¿A qué se debe ese cambio respecto
a otras épocas?</span><span style="line-height: 150%;"> </span></span></span><br />
<br />
<span style="font-size: small;"><span style="font-family: inherit;"><span style="line-height: 150%;">Creo que, a medida que la poesía ha
ido perdiendo espacio en el universo de preocupaciones de la sociedad (o de esa
parte de la sociedad que lee habitualmente, de las llamadas clases ilustradas),
su capacidad de influencia se ha ido reduciendo. Otros paradigmas ocupan su
lugar en los imaginarios que construyen las clases y sectores sociales con
capacidad de actuar como instrumentos transformadores (lo que configura lo que
antes denominábamos el “sujeto revolucionario”). La televisión y, en general,
los soportes audiovisuales, incluyendo Internet, se han convertido en
instrumentos que integran géneros diversos y materiales de toda procedencia: y
son mecanismos movilizadores, críticos, cuya eficacia se corresponde con una
era globalizada. Las redes sociales
ocupan en muchos casos el lugar que ocuparan los foros colectivos con presencia
física de otros tiempos.</span><span style="line-height: 150%;"> </span></span></span><br />
<br />
<span style="font-size: small;"><span style="font-family: inherit;"><span style="line-height: 150%;">Por tanto, el problema hoy no es
tanto concebir la poesía como un instrumento de transformación social como
construir una poesía (y cuando digo poesía quiero decir poesía, es
decir, lenguaje revelador, palabra nueva, no puro alegato) con capacidad para
desvelar aquellos aspectos ocultos que determinan la dominación del hombre por
el hombre. Siendo conscientes de que son otros los instrumentos que el poeta,
como ciudadano, tiene a su disposición para cambiar el mundo. <b>René Menard,</b> en
sus <i><b>Reflexiones sobre poesía,</b> </i>recapitula sobre el efecto del poema sobre
el tejido social del siguiente modo: <i>“El más solitario esfuerzo de creación
no conseguirá sino una modificación infinitesimal de la aleación mental de la
humanidad, la que será, por eso mismo, justificada. (...) La energía poética,
surgida de algunos, no se transmite más que a un pequeño número. Este la
traduce a expresiones de un uso más corriente, que trazan las líneas de fuerza
de la prosa. Esta prosa, después de degradaciones sucesivas, enriquece el
lenguaje del hombre de la calle”.</i></span><span style="line-height: 150%;"> </span></span></span><br />
<br />
<span style="font-size: small;"><span style="font-family: inherit;"><span style="line-height: 150%;">Creo que la definición que más se
ajusta a esa concepción del poema es la que acuñó el filósofo <b>Ernst Bloch</b> en su
libro <b><i>El principio esperanza</i></b><a href="https://www.blogger.com/blogger.g?blogID=8755177956862443022#_ftn2" name="_ftnref2" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><i><span class="MsoFootnoteReference">[2]</span></i></span></a><i>.
</i> “El pensamiento debe acompañar a los
hombres como conciencia moral del mañana”. Aunque el objetivo que perseguía con
tal afirmación no era otro que combatir el nihilismo en filosofía, apostar por
el pensamiento sobre el fatalismo a que invita una realidad especialmente
hostil a las transformaciones, esa afirmación nos lleva a una pregunta
obligada: ¿Puede la poesía, jugar, como el pensamiento, ese papel de
acompañante del hombre como conciencia moral del mañana al que aludía
<b>Bloch</b>? A mi juicio, sí. La poesía puede
ayudarnos a entender nuestra realidad. En sus zonas visibles y en sus zonas
ocultas. A acceder al conocimiento de los mecanismos del poder, a iluminar sus
sótanos y sus desvanes, a intuir un mundo mejor, a perturbar nuestra
conciencia, a promover en el lector una nueva mirada sobre la realidad.</span><span style="line-height: 150%;"> </span></span></span><br />
<br />
<span style="font-size: small;"><span style="font-family: inherit;"><span style="line-height: 150%;">¿Ocurre así en la España del siglo
XXI, en nuestra poesía más reciente?</span><span style="line-height: 150%;"> </span></span></span><br />
<br />
<span style="font-size: small;"><span style="font-family: inherit;"><span style="line-height: 150%;">Sólo de manera muy parcial.<b> Santos
Alonso </b>realizó, hace ahora cuatro años, un diagnóstico que comparto: <i>“Buena
parte de los poetas, jóvenes y no tan jóvenes, parecen asumir la creación
poética no como fin necesario, como disidencia del ser humano en su dialéctica
personal o social con el mundo o como expresión de la contradicción o el
extrañamiento, sino como reducto de una intimidad que casi nunca tiene que ver
con las frustraciones y aspiraciones colectivas. Entre tanta neutralidad
digestiva y políticamente correcta, su palabra carece de la temperatura
necesaria para provocar en el lector el estremecimiento y el cuestionamiento o
la ruptura con la sensibilidad complaciente y con los valores (sociales,
culturales, estéticos) dominantes”</i>.</span><span style="line-height: 150%;"> </span></span></span><br />
<br />
<span style="font-size: small;"><span style="font-family: inherit;"><span style="line-height: 150%;">Creo que un tiempo y una sociedad
como los que nos condicionan como poetas, como escritores, necesita de una
propuesta poética que yo definiría de la conciencia crítica. Es decir, una
poesía que, consciente de que no puede aspirar a remover directamente el poder
(o, en último extremo, sólo a ayudar), cuestione el mundo heredado, dibuje
nuevos imaginarios, nos hable de cuanto nos impide cumplirnos como seres
humanos, recupere la memoria personal como parte de la memoria colectiva (el
poder conservador reniega de la memoria colectiva, siempre intenta enterrarla),
ayude a transformar la conciencia del lector. En otras palabras que haga
realidad, en el texto, en el poema, el “principio esperanza” al que me refería
al citar a <b>Bloch,</b> una de los argumentos de más hondo cuestionamiento del
poder.</span><span lang="ES-TRAD" style="line-height: 150%;"> </span></span></span><br />
<br />
<a href="http://4.bp.blogspot.com/-Q5oJC8dQ_rw/VA3ZhTcZZ5I/AAAAAAAAC78/q-3q4IKs0Tk/s1600/GENOVES%2BII.jpg" style="clear: left; float: left; margin-bottom: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" src="http://4.bp.blogspot.com/-Q5oJC8dQ_rw/VA3ZhTcZZ5I/AAAAAAAAC78/q-3q4IKs0Tk/s1600/GENOVES%2BII.jpg" height="266" width="400" /></a><span style="font-size: small;"><span style="font-family: inherit;"><span lang="ES-TRAD" style="line-height: 150%;"> </span></span></span><br />
<span style="font-size: small;"><span style="font-family: inherit;"><span lang="ES-TRAD" style="line-height: 150%;">El poder político (más el que se sustenta en posiciones retardatarias,
conservadoras, que el que descansa en posiciones progresistas) es, por lo
general, inmune a la poesía. No es que la desdeñe, es que es indiferente ante
ella.</span><span lang="ES-TRAD" style="line-height: 150%;"> </span></span></span><br />
<br />
<span style="font-size: small;"><span style="font-family: inherit;"><span lang="ES-TRAD" style="line-height: 150%;">Por eso, la poesía, desde el planteamiento que antes apuntaba, debe
seguir desafiándolo, cuestionándolo. Eso quiere decir que, pese a la “teoría
del tirachinas” de <b>Manolo Vázquez Montalbán </b>o a la escasa repercusión en la
“aleación mental de la humanidad” a la que se refiriera <b>Menard,</b> la
funcionalidad crítica del poema sigue estando vigente. Del mismo modo que está
vigente (siempre lo ha estado) su funcionalidad emocional, o su funcionalidad
reflexiva, o su funcionalidad paisajística, o su funcionalidad amorosa. Desde
un enfoque distinto, insisto, al que inspiró la poesía social de los 50/60
puesto que la experiencia literaria e histórica han demostrado que la
contribución de la poesía (de la literatura) a los cambios político-sociales es
modesta tirando a nula.</span><span lang="ES-TRAD" style="line-height: 150%;"> </span></span></span><br />
<br />
<span style="font-size: small;"><span style="font-family: inherit;"><span lang="ES-TRAD" style="line-height: 150%;">Es básico para que esa funcionalidad modifique, aunque sea una brizna,
la conciencia del lector, que el poema huya del alegato, de la proclama, del
tratado sociológico, <i>sea poesía</i>. Es decir: lenguaje
revelador, territorio del arte, realidad nueva y autónoma, búsqueda en los
reductos inéditos del idioma de nuevos sentidos y significados...</span><span lang="ES-TRAD" style="line-height: 150%;"> </span></span></span><br />
<br />
<span style="font-size: small;"><span style="font-family: inherit;"><span lang="ES-TRAD" style="line-height: 150%;">No es fácil de entender por qué, para los críticos y bardos del
establishment, es “líricamente correcto” cantar a un atardecer, o a un paisaje
otoñal, o a la amada, e “intento de politización“ hacerlo a un barrio de
chabolas, o a un inmigrante, o a las carencias cotidianas de un ciudadano
medio... <i>“La ventaja esencial para un poeta no es la de enfrentarse con un
mundo bello: es ser capaz de ver tras la fealdad y la belleza; es ser capaz de
ver el tedio, el horror y la gloria”</i>. No lo escribió <b>Celaya</b>, ni <b>Otero</b>, ni<b>
Char,</b> ni <b>Brecht,</b> ni<b> Eluard. </b>Fue el indiscutido <b>T. S. Eliot.</b></span><span style="line-height: 150%;"> </span></span></span><br />
<br />
<span style="font-size: small;"><span style="font-family: inherit;"><span style="line-height: 150%;">Eso nos
lleva a una última reflexión. Me refiero al lenguaje y a sus convenciones y a
su relación con el poder. No creo en las posiciones cerradas. Creo que el poder
puede ser cuestionado con un lenguaje directo, transparente, pero revelador,
poéticamente intenso. Y que puede serlo con un lenguaje rupturista, heredero de
las vanguardias. También me parece que puede ocurrir lo contrario.</span><span style="line-height: 150%;"> </span></span></span><br />
<div style="text-align: right;">
<span style="font-size: small;"><span style="font-family: inherit;"><span style="line-height: 150%;"> Muchas gracias. </span></span></span></div>
</div>
<br />
<br />
<div>
<span style="font-size: small;"><span style="font-family: inherit;"> --------------</span></span><br />
<span style="font-size: small;"><span style="font-family: inherit;"></span></span><br />
<div id="ftn1">
<div class="Textodenotaalpie" style="margin-bottom: 7.05pt; text-align: justify;">
<span style="font-size: small;"><span style="font-family: inherit;"><span style="color: #0b5394;"><a href="https://www.blogger.com/blogger.g?blogID=8755177956862443022#_ftnref1" name="_ftn1" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><span lang="ES-TRAD"><span class="MsoFootnoteReference"><span lang="ES-TRAD">[1]</span></span></span></span></a><span lang="ES-TRAD">.—"Rápidas
notas sobre la llamada `poesía social'". Manuel Vázquez Montalbán. En <i>Antología de la nueva poesía española</i>,
de José Batlló.</span></span></span></span></div>
<span style="font-size: small;"><span style="font-family: inherit;"><span style="color: #0b5394;">
</span></span></span></div>
<span style="font-size: small;"><span style="font-family: inherit;"><span style="color: #0b5394;">
</span></span></span><br />
<div id="ftn2">
<span style="font-size: small;"><span style="font-family: inherit;"><span style="color: #0b5394;">
</span></span></span><br />
<div class="MsoFootnoteText" style="text-align: justify;">
<span style="font-size: small;"><span style="font-family: inherit;"><span style="color: #0b5394;"><a href="https://www.blogger.com/blogger.g?blogID=8755177956862443022#_ftnref2" name="_ftn2" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><span lang="ES-TRAD"><span class="MsoFootnoteReference"><span lang="ES-TRAD" style="letter-spacing: -0.15pt;">[2]</span></span></span></span></a><span lang="ES-TRAD">. Ernst Bloch.<i> El
principio esperanza. </i>Aguilar. Madrid, 1977, 1979 y 1980. </span></span></span></span></div>
</div>
</div>
MANUEL RICOhttp://www.blogger.com/profile/18013142254113133506noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-8755177956862443022.post-1084670205148496642014-07-31T03:13:00.002-07:002014-07-31T03:13:48.429-07:00Fragmentos de vida que siempre suman. Sobre "Las sumas y los restos", de Ana Pérez Cañamares
<a href="http://3.bp.blogspot.com/-i4fptdFRd60/U9oU67kCJgI/AAAAAAAAC4o/UWmoviJBFCc/s1600/P%C3%A9rez+Ca%C3%B1amares.jpg" imageanchor="1" style="clear: left; float: left; margin-bottom: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" src="http://3.bp.blogspot.com/-i4fptdFRd60/U9oU67kCJgI/AAAAAAAAC4o/UWmoviJBFCc/s1600/P%C3%A9rez+Ca%C3%B1amares.jpg" height="213" width="320" /></a><span style="font-family: inherit;">Con <b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><i style="mso-bidi-font-style: normal;">Las sumas y los restos</i></b>, <b style="mso-bidi-font-weight: normal;">Ana Pérez Cañamares</b> fue galardonada con
el premio Blas de Otero Villa de Bilbao 2012. Aparecido en 2013, ha sido uno de
los libros de mayor intensidad y calado que se publicaron en ese año. Autora,
además, de tres poemarios y de un libro de relatos (<b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><i style="mso-bidi-font-style: normal;">En días idénticos a nubes</i></b>,
2009), publicados todos ellos en el siglo<span style="font-variant: small-caps;">
xxi, </span>podríamos ubicarla en una hipotética generación del cambio de siglo
(los nacidos a finales de la década de los sesenta en los primeros setenta) y,
dentro de ella, en la zona de la poesía sustentada en una mirada crítica hacia
el mundo. Estaríamos hablando, hasta cierto punto, de una poesía “indignada”
(sus libros, con excepción del primero, aparecen en plena crisis). </span><br />
<span style="font-family: inherit;">
<b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><i style="mso-bidi-font-style: normal;"></i></b></span><br />
<span style="font-family: inherit;"><b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><i style="mso-bidi-font-style: normal;">La sumas y los restos</i></b> no es un poemario al uso: no sólo por su
estructura, que lo aleja de la simple agregación de poemas, sino por la
inteligente combinación de la reflexión sobre la propia poesía, la referencia a
los males colectivos y una mirada hacia la intimidad cargada de emoción y
memoria, también de alusiones indirectas al marco histórico. <b style="mso-bidi-font-weight: normal;">Pérez Cañamares</b> lo ha dividido en dos
grandes bloques. “Los mapas” y “Los tesoros”. En el primero, traza, en cuatro
apartados cuyos títulos se corresponden con los cuatro puntos cardinales, la
geografía de una vida; en el segundo, el íntimo patrimonio legado por los
padres. Con ello, la poeta nos invita a adentrarnos en las diversas caras de
una autobiografía hecha de rastros (de “restos”), de instantáneas, de
acercamientos a la realidad en la que la poesía es salvación: “No vuelo, ni
ando, ni me hundo. / Escribo palabras como barandillas. / Me asomo desde ellas
y no me caigo”. </span><br />
<br />
<span style="font-family: inherit;">
</span><span style="font-family: inherit;">Esa proclamación de la casi vital necesidad del poema cruza
los textos que componen el apartado “Norte” del primer bloque. Metapoesía al
servicio no del arte, sino del sentido de la propia vida, poesía para
explicarse y para mirar el mundo que visitaremos en el apartado “Sur”: un
universo agrietado, en el que la realidad es una suma de servidumbres y en el
que la felicidad es relegada o condenada a ser una quimera, en la que la conciencia
se divide (“No parecemos reparar en / cómo se mancha la conciencia / mientras
nos quedamos quietos”) y se siente culpable por la impotencia y las renuncias:
es la conciencia del perdedor. Desde esa perspectiva, es de subrayar la mirada
de la mujer y la presencia, como una sombra y no siempre explícita, de la
crisis. </span><br />
<span style="font-family: inherit;">
</span><br />
<div class="MsoNormal" style="margin: 0cm 0cm 0pt;">
<a href="http://3.bp.blogspot.com/--Ti7tHNtu_s/U9oU5Cx2u2I/AAAAAAAAC4g/pTcFXYGrJuA/s1600/P%C3%A9rez+Ca%C3%B1amares+2.jpg" imageanchor="1" style="clear: left; float: left; margin-bottom: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" src="http://3.bp.blogspot.com/--Ti7tHNtu_s/U9oU5Cx2u2I/AAAAAAAAC4g/pTcFXYGrJuA/s1600/P%C3%A9rez+Ca%C3%B1amares+2.jpg" height="320" width="198" /></a><span style="font-family: inherit;">Al “Este” vive el espejo deforme de lo cotidiano: desde lo
cotidiano íntimo (las labores de la casa, los animales domésticos, los sueños
imposibles) hasta lo cotidiano colectivo (“Las horas de las mujeres en la cola
del mercado”). En el “Oeste” asoma la memoria y respiran las marcas del pasado,
las huellas de una educación sentimental contradictoria, limitada por la
condición de género: “Ayer fue que en esta familia / las mujeres han tenido que
elegir entre hombres e hijos”. </span></div>
<span style="font-family: inherit;">
</span><br />
<div class="MsoNormal" style="margin: 0cm 0cm 0pt;">
<span style="font-family: inherit;">El libro se cierra con el canto a la herencia de los
antepasados inmediatos, una herencia cargada de recuerdos (teñidos siempre por
un dolor sutil, por una sorda y, a la vez, tierna recriminación) y de objetos
(“los platos que me regaló mi madre / están ya deslucidos y pasados de moda”) y
con un epílogo compuesto por dos breves poemas que se cierran con un sucinto alegato a
favor de la poesía: “defiende tus alas”.</span></div>
<span style="font-family: inherit;">
</span><br />
<div class="MsoNormal" style="margin: 0cm 0cm 0pt;">
<span style="font-family: inherit;"><b style="mso-bidi-font-weight: normal;">Ana Pérez Cañamares</b>
escribe con un estilo directo, casi coloquial, cargado de ironía y siempre
teñido por la emoción y por la ternura (algo que es visible, incluso en los
momentos de mayor sequedad) y en el que no se eluden términos en apariencia
reñidos con la lírica como los procedentes de la economía (ibex, opa hostil,
prima de riesgo…). <strong><em>Las sumas y los restos</em></strong> confirma a su autora como una de las
más lúcidas exponentes de una poesía crítica surgida en la primera década del
siglo XXI, con conciencia de género y, sobre todo, con ambición estética, lo
que no significa, en absoluto, complejidad forzada o alambicamiento. Un libro
para emocionarse y para contemplar el mundo. Desde el pesimismo y la conciencia
de derrota, sin duda. Pero sin desdeñar lo imprescindible: una brecha de
esperanza. <span style="mso-spacerun: yes;"> </span></span></div>
<div class="MsoNormal" style="margin: 0cm 0cm 0pt;">
<span style="mso-spacerun: yes;"><span style="font-family: inherit;"></span></span> </div>
<div class="MsoNormal" style="margin: 0cm 0cm 0pt;">
<span style="mso-spacerun: yes;"><span style="font-size: x-small;"><strong><span style="color: #0b5394;"><span style="font-family: inherit;"><em>Las sumas y los restos </em>/ Ana Pérez Cañamares / Premio Blas de Otero - Villa de Bilbao 2012 / 131 páginas / Devenir. Madrid, 2013.</span></span></strong></span></span></div>
<span style="font-family: inherit;">
</span>MANUEL RICOhttp://www.blogger.com/profile/18013142254113133506noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-8755177956862443022.post-88267199273776463862014-07-25T05:10:00.001-07:002014-07-25T05:30:20.588-07:00El rey de los destellos. Crítica a "Antología poética", de Marià Manent<!--[if gte mso 9]><xml>
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<span style="font-family: inherit;"><i><span style="color: #0b5394;">Reproduzco a continuación mi reseña a </span></i><span style="color: #0b5394;"><b>Antología poética,</b></span><i><span style="color: #0b5394;"> de <b>Marià Manent</b>, publicada el sábado, 19 de julio, en el suplemento Babelia, del diario El País.</span></i> </span></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="http://4.bp.blogspot.com/-bx3uN_0TiIE/U9JF-rMMRBI/AAAAAAAAC4Q/_jOd8npKWDY/s1600/Mari%C3%A0+Manent.jpg" imageanchor="1" style="clear: left; float: left; margin-bottom: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" src="http://4.bp.blogspot.com/-bx3uN_0TiIE/U9JF-rMMRBI/AAAAAAAAC4Q/_jOd8npKWDY/s1600/Mari%C3%A0+Manent.jpg" height="256" width="320" /></a></div>
<div class="MsoNormal">
<a href="https://3.bp.blogspot.com/-NxzwGf2joeg/U9JF5MX062I/AAAAAAAAC4I/rqYwUd6MtjE/s1600/Antolog%C3%ADa+Manent.jpg" imageanchor="1" style="clear: left; float: left; margin-bottom: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" src="http://3.bp.blogspot.com/-NxzwGf2joeg/U9JF5MX062I/AAAAAAAAC4I/rqYwUd6MtjE/s1600/Antolog%C3%ADa+Manent.jpg" height="200" width="130" /></a><a href="http://3.bp.blogspot.com/-NxzwGf2joeg/U9JF5MX062I/AAAAAAAAC4I/rqYwUd6MtjE/s1600/Antolog%C3%ADa+Manent.jpg" imageanchor="1" style="clear: left; float: left; margin-bottom: 1em; margin-right: 1em;"></a><span style="font-family: inherit;"><b>Marià Manent </b>(Barcelona, 1898-1988) fue crítico, editor,
poeta <span style="mso-spacerun: yes;"> </span>y original traductor <span style="mso-spacerun: yes;"> </span>de la poesía anglosajona. Primero al catalán (<b><i style="mso-bidi-font-style: normal;">Versions de l’anglês</i>,</b> 1938) y más tarde
al castellano (<b><i style="mso-bidi-font-style: normal;">La poesía inglesa</i>,</b>
1958). Esa anglofilia condicionó su poesía y buena parte de su actividad crítica
y reflexiva sobre la propia poesía (<i style="mso-bidi-font-style: normal;"><b>Poesía,
llenguatge, forma</b>,</i> 1973). Y ocultó en parte su breve obra poética: cuatro
poemarios en setenta años de vida literaria. La poesía de <b>Manent,</b> marcada por
la contemplación reflexiva de la naturaleza y hecha de instantáneas, es un
ejemplo de depuración, delicadeza <span style="mso-spacerun: yes;"> </span>e intensidad.
<span style="mso-spacerun: yes;"> </span>En sus libros domina el poema breve, el
destello que se oculta más allá de lo visible y la capacidad para dotar a los
elementos de la naturaleza de vida humana: “La avellana / repica por los sacos.
Las manzanas llaman / al grajo a la solana”. <span style="mso-spacerun: yes;"> </span>Tal es el tono de su obra maestra, <b><i style="mso-bidi-font-style: normal;">La ciutat del temps</i> </b>(1961), publicada mucho
después del final de la guerra, en plena madurez creativa. <span style="mso-spacerun: yes;"> </span>La <b>A<i style="mso-bidi-font-style: normal;">ntología
</i></b><span style="mso-spacerun: yes;"> </span>descansa esencialmente en ese libro,<span style="mso-spacerun: yes;"> </span>del que se recogen quince poemas que
trascienden lo paisajístico y que van de la experiencia cotidiana (“A mi hija
María…) a la cultural (“La tumba de Rilke”) o a la viajera (“Andorra en
octubre”). En todos hay una dolorida conciencia frente al paso del tiempo y una
serena mirada hacia la muerte.<span style="mso-spacerun: yes;"> </span>A finales
de los años setenta, Manent comenzó a escribir los poemas de un libro que
quedaría inacabado, <b><i style="mso-bidi-font-style: normal;">El cant amagadís</i>.</b><span style="mso-spacerun: yes;"> </span>Mayor depuración, aire de despedida,
melancolía: “El tiempo del hombre es breve / y la puesta de sol se confunde con
la claridad del alba”. Y una rara fusión de la vida y de la naturaleza que
recuerda las miniatura de la pintura figurativa inglesa de finales del siglo
XIX y principios del XX. </span></div>
<span style="font-family: inherit;">
</span><br />
<span style="font-family: inherit;"></span><br />
<div class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm;">
<a href="http://cultura.elpais.com/cultura/2014/07/18/babelia/1405707249_757497.html"><span style="font-family: inherit;">Enlace a la crítica en Babelia</span></a></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 0.0001pt;">
<br />
<span style="color: #0b5394;"><b><span style="font-size: x-small;"><span style="font-family: inherit;">Marià Manent / <i>Antología poética /</i><i> </i>Edición y traducción de José Muñoz Millanes / Edición bilingüe. Fundación Ortega Muñoz. Cáceres, 2013 / 71 págs.</span></span></b></span></div>
<!-- Blogger automated replacement: "https://images-blogger-opensocial.googleusercontent.com/gadgets/proxy?url=http%3A%2F%2F3.bp.blogspot.com%2F-NxzwGf2joeg%2FU9JF5MX062I%2FAAAAAAAAC4I%2FrqYwUd6MtjE%2Fs1600%2FAntolog%25C3%25ADa%2BManent.jpg&container=blogger&gadget=a&rewriteMime=image%2F*" with "https://3.bp.blogspot.com/-NxzwGf2joeg/U9JF5MX062I/AAAAAAAAC4I/rqYwUd6MtjE/s1600/Antolog%C3%ADa+Manent.jpg" -->MANUEL RICOhttp://www.blogger.com/profile/18013142254113133506noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-8755177956862443022.post-66898016297321903582014-07-13T16:55:00.002-07:002014-07-13T17:00:38.696-07:00Las dos "almas" de la poesía de Félix Grande<!--[if gte mso 9]><xml>
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</xml><![endif]--><span style="color: #0b5394; font-size: small;"><i>Reproduzco a continuación mi artículo publicado en el número de mayo de 2014 de la revista </i><b>República de las Letras</b>,<i> de la Asociación Colegtial de Escritores, como homenaje a</i></span><span style="font-size: small;"><b><span style="color: #0b5394;"><i> Félix Grande. </i></span></b><span style="color: #0b5394;"><i>Un recorrido por su obra con paradas en algunas anécdotas especialmente queridas.</i></span></span><br />
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</style>
<![endif]--><br />
<div align="center" class="MsoNormal" style="text-align: center;">
<span lang="ES-TRAD" style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12.0pt; line-height: 115%; mso-ansi-language: ES-TRAD;">I</span></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
<span style="font-family: inherit;"><span lang="ES-TRAD" style="font-size: 12pt; line-height: 115%;">Las dos deudas poéticas esenciales de
<b>Félix Grande,</b> según él mismo reconoció en diversas ocasiones, tienen dos nombres
propios: <b>Antonio Machado </b>y <b>César Vallejo</b>. No siempre los poetas reconocen sus
deudas con la claridad con que <b>Félix Grande</b> lo hizo desde el comienzo de su
trayectoria. Ese dato, aunque puede ser contemplado como una ayuda para acercarnos
a sus primeras lecturas, para entender el origen de su vocación poética, es
esencial para analizar el conjunto de su obra lírica, para cualquier acercamiento
crítico a su concepción del lenguaje y a su formalización. En mi memoria de la
amistad, de las conversaciones frente a un vaso de vino de tantas veces,
siempre hay destellos, momentos especiales vinculados a algún verso evocado de cualquiera
de estos dos grandes de la lengua castellana.<span style="mso-spacerun: yes;">
</span>Conviene, no obstante, destacar algo esencial: la confluencia de esas
dos “almas de lenguaje” en su obra, filtrada por su propia experiencia, por sus
obsesiones y por nuevos aprendizajes, daría lugar a una de las empresas líricas
más personales e inimitables de la poesía en castellano del último medio siglo.</span><span lang="ES-TRAD" style="font-size: 12pt; line-height: 115%;"> </span></span></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="http://2.bp.blogspot.com/-_joKIiFBvQE/U8MakGP4AZI/AAAAAAAAC3w/S_19lX1DSbQ/s1600/11032008056.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" src="http://2.bp.blogspot.com/-_joKIiFBvQE/U8MakGP4AZI/AAAAAAAAC3w/S_19lX1DSbQ/s1600/11032008056.jpg" height="300" width="400" /></a></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
<span style="font-family: inherit;"><span lang="ES-TRAD" style="font-size: 12pt; line-height: 115%;"></span></span></div>
<div class="MsoNormal">
<span style="font-family: inherit;"><span lang="ES-TRAD" style="font-size: 12pt; line-height: 115%;">Aunque ambas pulsiones, la
transparencia, el realismo y el temblor difícil de lo sencillo de un lado, y la
indagación en el lenguaje, la adjetivación difícil, la quiebra de lo
convencional de otro, se advierten a lo largo de todos sus libros, la realidad es
que podemos establecer dos “zonas creativas” claramente diferenciadas. <b>Machado
</b>es, en <b>Grande</b>, la “honda palpitación del espíritu”, la “palabra en el tiempo”:
más de una vez, en las conversaciones interminables del tiempo de la felicidad,
solía referirnos aquellos dos versos memorables con que <b>Antonio</b> evocaba sus
días sorianos en el poema final de <b><i>Campos de Castilla</i></b>: “voy caminando solo, /
triste, cansado,<span style="mso-spacerun: yes;"> </span>pensativo y viejo”,
subrayando la poderosa carga lírica de cuatro adjetivos sencillos, directos, casi
vulgares; <b>Vallejo</b>, en <b>Félix</b>, <span style="mso-spacerun: yes;"> </span>representa <span style="mso-spacerun: yes;"> </span>la ruptura de la tradición, la búsqueda en los
recovecos del lenguaje, la investigación, lo nunca expresado, una forma de
vanguardia en la que el juego verbal nunca acaba en si mismo, sino que conecta
con las incertidumbres del ser humano de todo tiempo y lugar.<span style="mso-spacerun: yes;"> </span>Y en ambos, como hilo conductor, la atención
a los procesos históricos, la implicación en las aspiraciones más hondas de los
más humildes, una concepción <i style="mso-bidi-font-style: normal;">comprometida</i>
del poema y de la labor del escritor. <span style="mso-spacerun: yes;"></span> </span></span></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
<span style="font-family: inherit;"><span lang="ES-TRAD" style="font-size: 12pt; line-height: 115%;">Obviamente, <b>Félix </b>tenía otras
devociones: de <b>Neruda</b> a <b>Lorca</b> o <b>Rosales</b>; de <b>Julio Cortázar </b>a <b>Pepe Hierro</b>; de
<b>Rilke, Eliot</b> o <b>Miguel Hernández</b> a los poetas anónimos del flamenco, de <b>Pessoa </b>a
<b>Onetti. </b>Pero en lo esencial, esas dos “almas” han respirado, con mayor o menor
énfasis a lo largo de su obra.<span style="mso-spacerun: yes;"> </span>Y en una
y otra alma lingüística estaba su pasión por la poesía como misterio, como vía
de acceso a la “santidad” entendida en sentido laico, como expresión de lo
inexplicable desde el punto de vista de la lógica.<span style="mso-tab-count: 1;"> </span></span></span></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
<span style="font-family: inherit;"><span lang="ES-TRAD" style="font-size: 12pt; line-height: 115%;">La huella vallejiana, rotunda,
voluntariamente explícita y, a la vez, filtrada por su propia experiencia de
aprendizaje en el campo castellano-manchego, ya se manifiesta en su primer
libro real (no fue el que primero publicó),<b> </b><i style="mso-bidi-font-style: normal;"><b>Taranto</b>
</i>(1971). El lenguaje roto, la búsqueda del neologismo, el grito y el canto a
lo más sencillo y humilde se mezclan para dar lugar a un poemario raro,
inasimilable para las tendencias del momento (no olvidemos que <b>Félix</b> lo escribe
en los años del realismo de la generación del 50) y de gran calado. De <i style="mso-bidi-font-style: normal;">T<b>aranto</b></i> a <b><i style="mso-bidi-font-style: normal;">Las piedras</i></b> (1964) hay un camino de depuración y de acercamiento a
los clásicos castellanos, sobre todo a <b>Antonio Machado</b>, <span style="mso-spacerun: yes;"> </span>y una apuesta meditativa en la que el tiempo,
el paisaje, el diálogo con la infancia, con cierta poesía entrañada de los
poetas del 36, da lugar a un poemario que, tal y como lo subrayó en el prólogo
a su obra completa A<b>ngel Luis Prieto de Paula</b>, “imbrica esencia y tiempo
histórico”. </span></span></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
<span style="font-family: inherit;"><span lang="ES-TRAD" style="font-size: 12pt; line-height: 115%;">En <b><i style="mso-bidi-font-style: normal;">Música amenazada</i></b> (1965) pondrá en juego las dos vertientes
estéticas, combinándolas, para abordar un canto/sustituto (así lo ha confesado
<b>Félix Grande</b> más de una vez) a una de sus pasiones irrealizadas: la creación
musical. Pero no sólo eso: hay una feroz indagación en la condición humana. <span style="mso-spacerun: yes;"> </span>Esa preocupación asaltará, de modo terminante,
su siguiente libro, <i style="mso-bidi-font-style: normal;"><b>Blanco Spirituals</b> </i>(1967)<i style="mso-bidi-font-style: normal;">,</i> en el que , con materiales propios de
la llamada poesía social pero con un lenguaje ambicioso, rupturista,
emparentado con las vanguardias y con las nuevas corrientes culturales de la
época (son los años 60), construye un mundo poético desasosegador y corrosivo <span style="mso-spacerun: yes;"> </span>(el inevitable <b>Vallejo</b> al fondo) <span style="mso-spacerun: yes;"> </span>y, a la vez, esperanzado y solidario. Un verso
largo que no rehúye el collage ni el alegato, ni el coloquialismo, tantea en
los avatares histórico-sociales que marcan la época: la guerra del Vietnam, la
bomba nucler, la inmigración interior, la confrontación Este-Oeste, el jazz, el
París existencialista, la música pop. En el libro siguiente, Félix asume el
difícil reto del poema en prosa con <b><i style="mso-bidi-font-style: normal;">Puedo
escribir los versos más tristes esta noche</i></b> (1971)<i style="mso-bidi-font-style: normal;">.</i> Esos tres libros, que parecen formar parte de un ciclo que se
extiende a lo largo de una década trascendental<span style="mso-spacerun: yes;">
</span>para la literatura en castellano (son los años iniciales del “boom”, no
lo olvidemos), es destacable, por su novedad y su sintonía con los nuevos
impulsos culturales, el uso de referentes de un tiempo en proceso de mutación: <b><i style="mso-bidi-font-style: normal;">Rayuela</i></b>, una cajetilla de L&M, María
Borgia, el jazz, los misiles, el <b><i style="mso-bidi-font-style: normal;">Ulyses </i></b>de
<b>Joyce</b>, son,<span style="mso-spacerun: yes;"> </span>entre otros, ejemplos de esa
búsqueda con una orientación tan cosmopolita y universalizadora como
comprometida.</span><span lang="ES-TRAD" style="font-size: 12pt; line-height: 115%;"> </span></span></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
<span style="font-family: inherit;"><span lang="ES-TRAD" style="font-size: 12pt; line-height: 115%;"></span></span></div>
<div class="MsoNormal">
<span style="font-family: inherit;"><span lang="ES-TRAD" style="font-size: 12pt; line-height: 115%;">La depuración lingüística, el
lenguaje preciso y cargado de sensualidad a la vez, <span style="mso-spacerun: yes;"> </span>integrarán las dos almas aludidas en poemas
breves, intensos, irreverentes, sustentados en el desdoblamiento psíquico y
vital y fuertemente erotizados, de <i style="mso-bidi-font-style: normal;"><b>Las
Rubayatas de Horacio Martín</b> </i>(1978)<i style="mso-bidi-font-style: normal;">,</i>
uno de los más inquietantes acercamientos al misterio de la relación amorosa
que ha producido nuestra literatura. Junto a ello, hay un afán metaliterario
que se expresa en la creación del heterónimo <b>Horacio Martín</b>. Como si sólo a
través del personaje inventado pudiera afrontar poéticamente esa parcela de su
experiencia. Las huellas del <b>Antonio Machado</b> creador de los apócrifos, sobre
todo Abel Martín y Juan de Mairena,<span style="mso-spacerun: yes;"> </span>o de
un poeta curtido en la creación de heterónimos como<b> Pessoa</b>, son obvias. Con <i style="mso-bidi-font-style: normal;"><b>La noria</b> </i>(1986) volverá el alma más machadiana
de <b>Félix Grande</b>, recuperando algunas de las claves que dieron sentido a <b><i style="mso-bidi-font-style: normal;">Las piedras</i></b> y después vendrá un largo
silencio poético. <span style="mso-spacerun: yes;"> </span></span></span>
</div>
<div align="center" class="MsoNormal" style="text-align: center;">
<br /></div>
<div align="center" class="MsoNormal" style="text-align: center;">
<span style="font-family: inherit;"><span lang="ES-TRAD" style="font-size: 12pt; line-height: 115%;">II</span></span></div>
<span style="font-family: inherit;">
</span><br />
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
<span style="font-family: inherit;"><span lang="ES-TRAD" style="font-size: 12pt; line-height: 115%;">Hace </span><span style="font-size: 12pt; line-height: 115%;">algunos años,
cuando, a finales de los noventa del pasado siglo, trabajaba en la edición
crítica de <b><i><span style="mso-bidi-font-weight: bold;">Blanco Spirituals</span></i></b>
y <i><span style="mso-bidi-font-weight: bold;"><b>Las rubaiyàtas de Horacio Martín</b> </span></i><span style="mso-bidi-font-style: italic; mso-bidi-font-weight: bold;">(apareció en 1998)</span>,
un conocido poeta de una generación posterior me <span style="mso-spacerun: yes;"> </span>dijo que con aquellos libros Félix había
agotado su capacidad creativa. Los más de treinta años de silencio poético
que habían sucedido desde<i style="mso-bidi-font-style: normal;"><b> Las rubaiyàtas</b> </i>parecían
dar la razón al colega. Es más, hasta hace apenas tres años<span style="mso-spacerun: yes;"> </span>(hablo del otoño de 2011) esa afirmación
parecía tener cierto fundamento. Sin embargo, los últimos meses de 2011
pusieron de relieve lo errático de tal apreciación. </span></span></div>
<span style="font-family: inherit;">
</span><br />
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
<span style="font-family: inherit;"><span lang="ES-TRAD" style="font-size: 12pt; line-height: 115%;">Treinta y tres años después de la
publicación de<i style="mso-bidi-font-style: normal;"> <b>Las rubayátas de Horacio
Martín</b>,</i> <b>Félix </b><span style="mso-spacerun: yes;"> </span>cerró su obra
completa,<i style="mso-bidi-font-style: normal;"> <b>Biografía</b> </i>(2011)<i style="mso-bidi-font-style: normal;">,</i> con <b><i style="mso-bidi-font-style: normal;">La cabellera de la Shoá,</i></b> un largo poema escrito en verso libre (con
una serie de endecasílabos pareados, un soneto y un fragmento en prosa)<span style="mso-spacerun: yes;"> </span>de una altura, una densidad y una profundidad
acordes con los mejores momentos de su obra. En él, afronta una reflexión
perturbadora que habla desde el más radical humanismo ante la más radical (e
inexplicable) abyección de la especie. Es una reflexión (o una mirada a la raíz
de la condición humana) provocada tras una visita relativamente reciente<span style="mso-spacerun: yes;"> </span>a las instalaciones del Campo de Exterminio de
Auschwitz. <b>Félix Grande</b>, en un poema largo, que se lee de un tirón, sumerge al
lector en una pesadilla de la que no puede (no quiere) salir, en la que se ve
atrapado gracias a la belleza de un lenguaje envolvente en el que los ecos del <i style="mso-bidi-font-style: normal;"><b>Guernica</b> </i>picassiano, la desolación
de<span style="mso-spacerun: yes;"> </span>la más dura memoria del Holocausto y
la irrupción de momentos de un hiperrealismo descriptivo<span style="mso-spacerun: yes;"> </span>que arranca con el propio título del
libro-poema, la cabellera de la Shoá. <span style="mso-spacerun: yes;"> </span></span></span></div>
<span style="font-family: inherit;">
</span><br />
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
<span style="font-family: inherit;"><span lang="ES-TRAD" style="font-size: 12pt; line-height: 115%;">Poco después de </span><span style="font-size: 12pt; line-height: 115%;">la
nueva edición ampliada de <i><span style="mso-bidi-font-weight: bold;"><b>Biografía</b> <span style="mso-spacerun: yes;"> </span></span></i>apareció un nuevo libro en el que
trazaba nuevos senderos sobre los caminos inaugurales sustentados en las
enseñanzas de <span style="mso-bidi-font-weight: bold;">Vallejo</span> y <span style="mso-bidi-font-weight: bold;">Machado</span>. Hablo de <i><span style="mso-bidi-font-weight: bold;"><b>Libro de familia</b> </span></i><span style="mso-bidi-font-style: italic; mso-bidi-font-weight: bold;">(2011)<i>. </i>Con
él </span><span style="mso-spacerun: yes;"> </span>nos damos cuenta de cuánta
verdad había ya en <b><i><span style="mso-bidi-font-weight: bold;">Blanco
Spirituals</span></i></b>: la búsqueda de la palabra precisa en un verso ambicioso,
a veces desbordante, la creación de neologismos que iluminan nuevos
significados, la indagación en las raíces de la existencia en la combinación
entre recuperación de la memoria y mirada crítica hacia la realidad, elementos
consustanciales al libro con que <span style="mso-bidi-font-weight: bold;">Grande</span>
ganó el premio Casa de las Américas en 1966, están también en <b><i><span style="mso-bidi-font-weight: bold;">Libro de familia</span></i>..</b> </span></span></div>
<span style="font-family: inherit;">
</span><br />
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
<span style="font-family: inherit;"><span style="font-size: 12pt; line-height: 115%;">Quien
haya gozado de la amistad de<b> <span style="mso-bidi-font-weight: bold;">Félix
</span></b>(es mi caso) sabe muy bien que hay varios universos que forman parte del
propio metabolismo emocional y cultural del poeta:<span style="mso-spacerun: yes;"> </span>además de los citados <b>Vallejo</b> y <b>Machado</b>, están
el flamenco, la música clásica, el miedo heredado y mamado a la vez,
generado por la crueldad de los vencedores durante la Guerra Civil y la
posguerra, y la memoria personal (la propia, la de <b><span style="mso-bidi-font-weight: bold;">Paca Aguirre</span></b>, poeta y esposa, y la colectiva). Todo eso está
en<b> </b><i><span style="mso-bidi-font-weight: bold;"><b>Libro de familia</b>.</span></i><span style="mso-bidi-font-weight: bold;"> El poeta </span>se sumerge en más de medio
siglo de historia propia y ajena. Poemas largos, escritos con un lenguaje de
una gran riqueza, crudo cuando la referencia lo exige y delicado y frágil
cuando se refiere a lo más cercano y querido. En <b><i><span style="mso-bidi-font-weight: bold;">Libro de familia</span></i> </b>encontramos al poeta proteico y generoso
capaz de hermanar el vocablo más rudimentario de nuestra lengua con el más
intelectualizado: el temblor popular del flamenco y la intuición elitista de <b><span style="mso-bidi-font-weight: bold;">Johan Sebastian Bach</span></b> conviven, se
entrelazan, se miran de frente y no con la mirada por encima del hombro con que
a veces queda "canonizada" la relación de la música clásica con la
música popular. Quien haya leído <b><i><span style="mso-bidi-font-weight: bold;">La
balada del abuelo Palancas</span></i></b> no podrá evitar evocar capítulos enteros
al leer algunos de los poemas de este poemario de <span style="mso-bidi-font-weight: bold;">Grande</span>: por ejemplo, "El madrigal del odio muerto", un
emocionante ajuste de cuentas con la figura materna, o "Hijopaterno
de mí", con el que cierra el libro. Del primeo poema, destaco estos
versos: "¿En dónde nace el odio, madre? / ¿En qué naufragio de la
confianza / se me pegó esa grasa sobre mi piel de hijo? / ¿En qué estallido de
la decepción / nació aquel estupor que se clavó en mi infancia / como un arpón
de soledad, y de culpa, y de angustia?". </span></span></div>
<span style="font-family: inherit;">
</span><br />
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
<span style="font-family: inherit;"><span style="font-size: 12pt; line-height: 115%;">Escuché,
en la sede de la Fundación Juan March, de Madrid, la que habría de ser última
conferencia de Félix un día frío del pasado mes de diciembre. Hizo un recorrido
por sus padres poéticos, pero también abordó una incursión por su infancia y
por el papel que desempeñó la madre. Al escucharle, tuve la sensación de que se
estaba despidiendo de todos nosotros. Y de que en esa despedida había una
extraña y emocionada reconciliación con la madre. La esencia de sus palabras
aquella tarde memorable de diciembre de 2013, estaba, sin ninguna duda, en el
citado poema de<i style="mso-bidi-font-style: normal;"> Libro de familia. </i></span></span></div>
<span style="font-family: inherit;">
</span><br />
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
<span style="font-family: inherit;"><span style="font-size: 12pt; line-height: 115%;">Se
reconoce una obra maestra por su capacidad para depurar, en el lugar más
recóndito y en apariencia provinciano, la esencia de lo universal: Macondo, el
condado de Jefferson de <b>Faulkner</b>, La Mancha de <b><i style="mso-bidi-font-style: normal;">El Quijote</i>,</b> la Santa María de <b>Onetti</b>, la Soria de <b>Machado</b>…<span style="mso-spacerun: yes;"> </span>Son ejemplos sobradamente conocidos. Pues
bien, en el Tomelloso de<b> Félix</b>, que es también un quinto piso de la madrileña
calle de Alenza,8, que es también la pequeña e inmensa patria de<b> Paca Aguirre</b>,
o en la remota memoria de su Mérida natal… lugares que están en todos y cada
uno de sus libros, vive la esencial verdad de su obra poética. Gracias a sus
libros, son lugares que no morirán nunca. Probablemente, sus primeras lecturas
de <b>Antonio Machado</b> y de <b>César Vallejo</b> ayudaron a ello.<span style="mso-spacerun: yes;"> </span><span style="mso-spacerun: yes;"> </span></span></span></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: right;">
<span style="font-family: inherit;"><span style="font-size: 12pt; line-height: 115%;"><span style="mso-spacerun: yes;"><b><span style="font-size: x-small;"><span style="color: #0b5394;">Publicado en la revista<i> República de las Letras, </i>de la Asociación Colegial de Escritores. Mayo de 2014. </span></span></b></span></span></span></div>
<span style="font-family: inherit;">
</span><br />
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
MANUEL RICOhttp://www.blogger.com/profile/18013142254113133506noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-8755177956862443022.post-77882404647118706932014-06-29T10:57:00.000-07:002014-06-29T14:33:35.536-07:00 "En la poesía se escuchan los silencios". Una conversación con Juan Gelman en noviembre de 1999<br />
<span style="font-family: inherit;"><span style="font-size: small;"><span style="color: #0b5394;"><i>A finales de 1999, El País me encargó una entrevista con <b>Juan Gelman</b> con motivo de la aparición en España de su libro </i><b>Cólera buey</b><b>.</b> <i>Fue publicada el 16 de enero de 2000 (1). Hoy es una entrevista inencontrable. La magia de la red me permite, ahora, recuperarla para </i>LA ESTANTERÍA.</span> </span></span><br />
<span style="font-family: inherit;"><span style="font-size: small;"><br /></span></span>
<br />
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<span style="font-family: inherit;"><span style="font-size: small;"><a href="http://2.bp.blogspot.com/-N_zUrTCjxOg/U7BSwE_zUwI/AAAAAAAAC2w/X0stfE3CDVA/s1600/gelman+2.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" src="http://2.bp.blogspot.com/-N_zUrTCjxOg/U7BSwE_zUwI/AAAAAAAAC2w/X0stfE3CDVA/s1600/gelman+2.jpg" height="200" width="400" /></a></span></span></div>
<span style="font-family: inherit;"><span style="font-size: small;"><br /></span></span>
<span style="font-family: inherit;"><span style="font-size: small;">En la poesía de <b>Juan Gelman </b>se evidencian, con una difícil intensidad y no poca capacidad de transgresión, las contradicciones del hombre contemporáneo. Es una poesía en la que la ternura, la ironía y la visión crítica de la realidad establecen, en el lenguaje, un juego lleno de esquinas imprevistas y desafíos al lector. Su vida, terriblemente marcada en lo más íntimo por la dictadura militar argentina, es un exponente del amplio colectivo de hombres y mujeres para los que la lejanía respecto al país de origen se ha convertido en una seña de identidad. Residente en México desde hace más de una década, su labor como escritor ha continuado desarrollándose sin apenas interrupciones en una búsqueda de ese “lugar más calcinado del idioma” con que, en más de una ocasión, ha definido el lenguaje poético. </span></span><br />
<span style="font-family: inherit;"><span style="font-size: small;"><br /></span></span>
<span style="font-family: inherit;"><span style="font-size: small;"><b>Pregunta.</b> Hace dos años, <b>Juan Gelman</b> recibió el Premio Nacional de Poesía de Argentina, lo que supone, de alguna manera, el reconocimiento oficial a un poeta que ha tenido una relación especialmente dolorosa, trágica, con su país. ¿Por qué, tras ese reconocimiento, sigue viviendo en Ciudad de México? ¿Cómo contempla la posibilidad del retorno?<br /><b>Respuesta.</b> La decisión de vivir en México la tomé hace casi 11 años por amor. Amor a una mujer, hoy mi segunda esposa, y amor a este país tan vario y bello. Ningún premio podrá mellarlo. Digo, a ese amor.</span></span><br />
<span style="font-family: inherit;"><span style="font-size: small;"><b>P.</b> ¿No es el exilio, el desarraigo, más que la condición vital de <b>Juan Gelman</b>, una seña de identidad de su obra poética?<br /><b>R.</b> Es posible. Millones de argentinos han vivido y viven un largo exilio interior. Están exiliados -por ejemplo- de la posibilidad de tener un trabajo, educación, techo seguro, una vida decorosa, en suma. No es raro que eso haya marcado mi poesía. Tal como marca la vida de tantas personas. Uno de cada 300 habitantes del planeta ha buscado refugio en otro país que el suyo por razones económicas o políticas. También las guerras desparraman a la gente.</span></span><br />
<div style="text-align: right;">
<blockquote class="tr_bq">
<div>
<blockquote class="tr_bq">
<span style="font-size: large;"><span style="font-family: inherit;"><span style="color: #0b5394;">“En la poesía se escuchan los silencios.Y eso también es realidad del hombre”</span></span></span></blockquote>
</div>
</blockquote>
</div>
<span style="font-family: inherit;"><span style="font-size: small;"><b>P</b>. ¿Qué lugar y qué entidad ocupa, en su trayectoria literaria, <b><i>Cólera buey</i></b>, un libro escrito en los años 60?</span></span><br />
<span style="font-family: inherit;"><span style="font-size: small;">
<b>R.</b> Ese libro es una suerte de reunión de poemas pertenecientes a nueve libros que nunca publiqué completos. Los escribí a lo largo de 7 años intensos en muchos sentidos -personal, político, amoroso-, a veces hasta diez poemas en un día. No me interesaba publicarlos. Me perseguía una sola obsesión: cómo pasar esos volcanes de la vivencia a la imaginación venciendo las barreras del lenguaje. Para mí es un libro de apertura a lo que vino después.<b> </b></span></span><br />
<span style="font-family: inherit;"><span style="font-size: small;"><b>P. </b>¿Su poesía puede ser concebida como una síntesis entre lenguaje revelador y conciencia, al modo en que lo era en la obra de <b>César Vallejo</b>?</span></span><br />
<span style="font-family: inherit;"><span style="font-size: small;"><b>R.</b> Creo que el lenguaje es conciencia.</span></span><br />
<span style="font-family: inherit;"><span style="font-size: small;"><b>P.</b>- Hay en su obra, sobre todo en su <b><i>Salarios del impío y otros poemas</i></b>, una progresiva depuración formal, algo que a veces la emparenta con lo que en España hemos llamado retórica del silencio, especialmente con la poética de<b> Valente</b>. ¿Es una búsqueda de la esencialidad de la lengua? ¿Supone un cierto alejamiento de la realidad del hombre?</span></span><br />
<span style="font-family: inherit;"><span style="font-size: small;"><b>R.</b> Yo pienso que más bien se trata de la búsqueda de la poesía. La poesía es lenguaje calcinado y su palabra se alza desde esas calcinaciones que algunos llaman silencio y, sin embargo, todavía se retuercen y aún crepitan. En la poesía se escuchan los silencios. Y eso también es realidad del hombre.<b> </b></span></span><br />
<span style="font-family: inherit;"><span style="font-size: small;"><b>P.</b>- En <i><b>Cólera buey </b></i>hay una evidente conexión con la política, un intento de indagar en los obstáculos que encuentra el ser humano en su realización. ¿Sigue vigente, casi treinta años después de su primera edición en Argentina, esa preocupación como zona esencial de su apuesta lírica?</span></span><br />
<span style="font-family: inherit;"><span style="font-size: small;"><b>R.</b> Sigue presente. En la Argentina padecimos una dictadura militar feroz, un verdadero genocidio, y me pregunto cómo vuelve la palabra luego de atravesar ese infierno. Se conoce la desdichada frase de <b>Adorno </b>-mal corregida luego- acerca de que después de Auschwitz no se puede escribir poesía. <b>Paul Celan</b> mostró que sí se puede escribir poesía después de Auschwitz. Sólo que no como antes de Auschwitz. No como antes del genocidio argentino.</span></span><br />
<span style="font-family: inherit;"><span style="font-size: small;"><b>P.</b> Yamarrokuchi Ando y John Wendell son dos de las identidades que, en este libro, asume el sujeto poético y que se manifiestan a través de sendas colecciones de poemas en apariencia traducidos. ¿Qué función desempeñan en su obra?</span></span><br />
<span style="font-family: inherit;"><span style="font-size: small;"><b>R.</b> Son máscaras, no heterónimos como los de <b>Pessoa</b>. Me ayudaron. Personalmente atravesaba un período clausurado en lo íntimo. La intimidad es parte de la subjetividad, pero no toda la subjetividad. Hablar desde Yamanokuchi Ando, o John Wendell, me permitió salir de esa clausura.<b> </b></span></span><br />
<span style="font-family: inherit;"><span style="font-size: small;"><b>P.</b> ¿Y Dom Pero, autor de poemas en un castellano antiguo, emparentado con la lengua sefardí, una lengua trasterrada y no sé si muerta?</span></span><br />
<span style="font-family: inherit;"><span style="font-size: small;"><b>R.</b> Los poemas de Dom Pero -como los de mi libro<b><i> Dibaxu</i></b>, escritos directamente en sefardí- obedecen a mi obsesión por el castellano, que oculta muchos tesoros, cimientos abandonados sobre los cuales se edifica. Necesité viajar al idioma del Cid -hoy llamado sefardí o ladino- tal vez para explorar la carne y la nervadura de la lengua, tal vez porque el exilio me empujó a la zona más exiliada de la lengua. No lo sé.</span></span><br />
<span style="font-family: inherit;"><span style="font-size: small;"><b>P.</b> Todo en su poesía es desafío: al sentido convencional del lenguaje, a las verdades establecidas por el poder, a toda apariencia de felicidad, al fantasma de la muerte. ¿De dónde procede esa irreverencia que es ironía unas veces, causticidad otras y ternura las más?</span></span><br />
<span style="font-family: inherit;"><span style="font-size: small;"><b>R.</b> Eso tampoco lo sé. Ni deseo averiguarlo. Me guío por el viejo cuento ruso que me narró mi madre alguna vez: una araña ve pasar a un ciempiés y le pregunta cómo hace para caminar, si adelanta primero las 50 patas de la derecha y luego las 50 de la izquierda, o 10 y 10, o 5 y 5, y el ciempiés se quedó pensando y nunca más caminó. Hablo, claro, de que prefiero no explorar "científicamente" el recorrido de la experiencia a la imaginación y su palabra. Tal vez todavía creo en una virginidad posible ante cada nuevo poema que busca ser escrito. Y esto tal vez sea no más que una ilusión.</span></span><br />
<span style="font-family: inherit;"><span style="font-size: small;"><b>P.</b>- ¿Sigue de cerca la poesía que, hoy, se escribe en España? ¿Qué opinión tiene acerca de ella?<br /><b>R.-</b> Admiro la obra de <b>José Angel Valente,</b> con quien usted generosamente me emparienta. Leo a grandes poetas españoles como<b> Angel González, Claudio Rodríguez, Antonio Gamoneda, José Hierro. </b>Quizás lo sobresalte la aparente heterogeneidad de mis preferencias, pero ocurre que no creo ni en escuelas, ni en generaciones poéticas, ni en movimientos nacionales de poesía, etc. Sólo creo en los poetas.<b> </b></span></span><br />
<span style="font-family: inherit;"><span style="font-size: small;"><b>P.</b>- ¿Reconoce algún tipo de deuda literaria, o de influencia, de los poetas españoles contemporáneos?<br /><b>R.-</b> Francamente, no. </span></span><br />
<span style="font-family: inherit;"><span style="font-size: small;"></span></span>
<span style="font-family: inherit;"><span style="font-size: small;"><b>P.- </b>¿Y en lo que se refiere a la poesía latinoamericana?</span></span><br />
<span style="font-family: inherit;"><span style="font-size: small;"><b>R.-</b> Francamente,sí:<b> César Vallejo</b>. </span></span><br />
<span style="font-family: inherit;"><span style="font-size: small;"><br /></span></span>
<span style="font-family: inherit;"><span style="font-size: small;">----------------------------</span></span><br />
<span style="font-family: inherit;"><span style="font-size: small;"><span style="color: #0b5394;"><span style="background-color: white; display: inline ! important; float: none; font-style: normal; font-variant: normal; font-weight: normal; letter-spacing: normal; line-height: 16.8px; text-align: start; text-indent: 0px; text-transform: none; white-space: normal; word-spacing: 0px;"><br /></span></span></span></span>
<span style="font-family: inherit;"><span style="font-size: small;"><span style="color: #0b5394;"><span style="background-color: white; display: inline ! important; float: none; font-style: normal; font-variant: normal; font-weight: normal; letter-spacing: normal; line-height: 16.8px; text-align: start; text-indent: 0px; text-transform: none; white-space: normal; word-spacing: 0px;">(1) RICO, M. "El territorio más exiliado de la lengua. Juan Gelman y su experiencia con el lenguaje poético". En: <i>EL PAÍS</i>, Edición de Madrid, 16/01/2000.</span></span></span></span>MANUEL RICOhttp://www.blogger.com/profile/18013142254113133506noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-8755177956862443022.post-90587102533346285572014-06-26T12:24:00.001-07:002014-06-26T12:24:13.545-07:00Un anhelo que es “hambre de ser”: sobre "Carcaj: Vislumbres", de Mercedes Roffé <!--[if gte mso 9]><xml>
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<div class="MsoNormal" style="line-height: 150%; margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm;">
<span style="font-family: inherit;"><i style="mso-bidi-font-style: normal;"><span lang="ES-TRAD" style="font-size: 12pt; line-height: 150%;"></span></i></span><span style="font-family: inherit;"></span><span style="font-family: inherit;"><i style="mso-bidi-font-style: normal;"><span lang="ES-TRAD" style="font-size: 12pt; line-height: 150%;"></span></i></span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 150%; margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm;">
<span style="font-family: inherit;"><i style="mso-bidi-font-style: normal;"><span lang="ES-TRAD" style="font-size: 12pt; line-height: 150%;"></span></i></span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 150%; margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm;">
<span style="font-family: inherit;"><i style="mso-bidi-font-style: normal;"><span lang="ES-TRAD" style="font-size: 12pt; line-height: 150%;"></span></i></span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 150%; margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm;">
<span style="font-family: inherit;"><i style="mso-bidi-font-style: normal;"><span lang="ES-TRAD" style="font-size: 12pt; line-height: 150%;"></span></i></span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 150%; margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm;">
<span style="font-family: inherit;"><i style="mso-bidi-font-style: normal;"><span lang="ES-TRAD" style="font-size: 12pt; line-height: 150%;"></span></i></span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 150%; margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm;">
<span style="font-family: inherit;"><span lang="ES-TRAD" style="font-size: 12pt; line-height: 150%;"><span style="font-family: Arial,Helvetica,sans-serif;">“<span style="font-family: inherit;">El lenguaje nombra, significa, pero algo de él y en el mismo lenguaje excede de todo significar: una reserva de sentido se sustrae a todo nombrar”, escribió <b>Hugo Mújica</b> en su libro <b><i>Flecha en la niebla </i></b>(Trotta, 1997), un libro misceláneo en el que la poesía, la reflexión en prosa y cierta pulsión narrativa se mezclaban para dar sentido a un ejercicio de pensamiento sobre la identidad y sobre el papel del lenguaje en su construcción (el libro acaba de reeditarse por Vaso Roto en el volumen primero de su <i><b>Prosa Selecta</b></i>).</span></span></span></span><br />
<br />
</div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 150%; margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm;">
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<span style="font-family: inherit;"><a href="http://1.bp.blogspot.com/-PQ7kemMR9ZI/U6xx8o9yBsI/AAAAAAAAC1w/vax49ve2QCg/s1600/Roff%25C3%25A9+1.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" src="http://1.bp.blogspot.com/-PQ7kemMR9ZI/U6xx8o9yBsI/AAAAAAAAC1w/vax49ve2QCg/s1600/Roff%25C3%25A9+1.jpg" height="182" width="400" /></a></span></div>
<br />
<span style="font-family: inherit;"><span lang="ES-TRAD" style="font-size: 12pt; line-height: 150%;">Ahora, <b>Mercedes Roffe</b>, poeta argentina residente en Nueva York, nos ofrece una colección de flechas en la niebla metidas en un carcaj y listas para ser lanzadas. Para quien desconozca el significado del término, diré que el diccionario de la lengua de la Real Academia recoge como primera acepción de la palabra carcaj el vocablo “aljaba”. Si uno busca aljaba se encuentra con una definición que nos ayuda a entender el sentido último del libro que nos ocupa:<i> “Caja portátil para flechas, ancha y abierta por arriba, estrecha por abajo y pendiente de una cuerda o correa con que se colgaba del hombro izquierdo a la cadera derecha”</i>. El libro de <b>Mercedes Roffé </b>podría ser concebido como una “Caja portátil para flechas de niebla” (hago mío el concepto de <b>Mújica</b>) aunque su autora haya preferido denominar a esas flechas “vislumbres”. En lo esencial, en la poesía contemporánea en castellano hay dos líneas básicas (aunque de cada una de ellas surjan variables de diversa índole). La primera es aquélla que, aunque parta de la realidad, enfatiza en las potencialidades semánticas del idioma y su objetivo último ha de buscarse en el poema y sólo en el poema referenciado a sí mismo y al sentido de cada una de las palabras (y de los silencios) que lo contienen. El poema como realidad otra. La segunda tiene a la realidad como principio y fin. Aunque, como parece obvio, construye el poema con palabras, su objetivo último se encuentra en el poema pero de forma inacabada, puesto que éste remite a la realidad de la que ha surgido: la modifica dentro del poema, la reforma, pero el poema no es una realidad otra e independiente, sino que intenta dar una dimensión distinta a la realidad de la que procede. La primera se construye a base de destellos, de fragmentarias percepciones de lo real, de dudas, de descubrimientos y sorpresas, lejos de la lógica convencional. La segunda, sigue los senderos de lo racional, es “comprensible” en primera instancia, es directa.</span></span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 150%; margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm;">
<span style="font-family: inherit;"><br /></span>
<span style="font-family: inherit;"><a href="http://2.bp.blogspot.com/-ADVYTPnLvHg/U6xytzPuXwI/AAAAAAAAC14/YWj0MqtUeKk/s1600/Roff%C3%A9+2.jpg" style="clear: left; float: left; margin-bottom: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" src="http://2.bp.blogspot.com/-ADVYTPnLvHg/U6xytzPuXwI/AAAAAAAAC14/YWj0MqtUeKk/s1600/Roff%C3%A9+2.jpg" height="320" width="320" /></a></span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 150%; margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm;">
<span style="font-family: inherit;"><span lang="ES-TRAD" style="font-size: 12pt; line-height: 150%;">La poesía de <b>Mercedes Roffé</b> pertenece a la estirpe de la primera línea. Lo afirmé hace algún tiempo, a principios de 2013, en mi crítica a su poemario<a href="http://regorique.blogspot.com.es/2013/06/la-opera-fantasma-de-mercedes-roffe-por.html"> <b><i>La ópera fantasma</i></b></a>: subrayaba entonces que su poesía “se adentra, ante todo, en el sentido del lenguaje: da vida a los espacios en blanco, juega con las palabras, apunta destellos creacionistas, ensaya definiciones-poema” y destacaba en otro momento de la reseña su empeño por encontrar en el poema “la propia respiración existencial y el sentido más inquietante” (y misterioso, añado ahora) “del lenguaje poético”. El último <b>Valente, Gamoneda, Olvido García Valdés, Chantal Maillard,</b> para entendernos, podrían ser nombres entresacados de la poesía de nuestro país asociables a la estética de <b>Roffé.</b></span></span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 150%; margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm;">
<span style="font-family: inherit;"><br /></span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 150%; margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm;">
<span style="font-family: inherit;"><span lang="ES-TRAD" style="font-size: 12pt; line-height: 150%;">Confieso que la poética que siento más cercana se mueve en un registro diferente a su poética. Sin embargo, la lectura de sus versos me despierta una rara emoción: no es la emoción sustentada en una narratividad con origen en una realidad sentimental reconocible. No es la emoción ante el reconocimiento de experiencias de le vida cotidiana con las que identificarme. No: es la emoción del idioma en estado puro, en un proceso de búsqueda de la matriz originaria: flechas de luz o flechas de niebla. Igual da: vislumbres o azogues de sombra, certezas o incertidumbres. Es el lenguaje en gestación, es el poema convertido en realidad otra, en un artefacto no explicable racionalmente pero sí cargado de sentido y de emoción estética. Son vislumbres que tantean en la memoria, indagan en el origen, alumbran fragmentos del mundo en que vivimos, van desplegando pistas sobre la propia identidad y nos alejan del territorio de la razón: “no preguntes / por aquello que se halla / más allá de la razón”.<br /> </span></span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 150%; margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm;">
<span style="font-family: inherit;"><span lang="ES-TRAD" style="font-size: 12pt; line-height: 150%;">Por otra parte, probablemente de modo no premeditado,<b> Mercedes Roffé</b> ha construido un libro poema. <b><i>Carcaj</i></b> no es una agregación de poemas más o menos dispares. Ni siquiera de poemas temáticamente relacionados. Estructuralmente es un largo poema dividido en dos capítulos o partes, escrito en un verso corto, a veces sincopado, de una musicalidad contagiosa y eficaz que refuerza el sentido de las palabras. En cierto modo recuerda a los largos poemas de cierta lírica norteamericana (pienso en <b>Ashbery,</b> en <b>Jorie Graham</b>) que descansa, ante todo, en la búsqueda de capacidades inéditas en el lenguaje, poesía no realista en todo caso.<br /><br />Imágenes, reflexiones de paso, destellos de olvidadas palabras, sombras y luces, “siluetas espectrales / en las que danza la vida / o quizás una vida / no de aquí”, sucesiones de objetos que adquieren un brillo especial, diferente, al ser nombrados (“un ancla, / un compás, / una armadura, / un laurel, / un cuaderno, / una antorcha…”), reflejos de la naturaleza vinculados a distintas etapas existenciales del sujeto poético. La silueta de un gato, el roce de un pie infantil en la hora de la siesta, la nieve, el árbol, un sueño de góndolas “deslizándose / bajo antorchas de laurel y saúco…”, cigarras, un rosal que crece solo y puro en medio de una marisma, catedrales como cumbres imprecisas de una devoción laica (con un alguien en cursiva como dios extraño del sujeto poético), la nada o el vacío que se llenan de sentido (“espuma, túnel, viento, ley de los llanos”) noticias, difusas a veces, precisas en otras ocasiones, de la muerte y del sinsentido de una vida sin trascendencia. Afán de trascendencia a través del poema como vía hacia una peculiar inmortalidad. “Hambre y / sed de ser”.<br /><br />De algún modo, el poema que sorprendemos en<b><i> Carcaj</i></b> entendido en su conjunto (y sintetizado en esa “sed de ser” que he robado al poema que cierra el libro) nos recuerda al “anhelo” al que <b>María Zambrano</b> se refiriera en “El camino recibido”, un texto recogido en una antología que se publicó en España al comienzo de la transición política: ese camino, afirma la <b>Zambrano</b>, “se tiende y abre y colma una demanda de anhelo, secreto casi siempre o conocido a medias tan sólo. Un anhelo que aunque lleve envuelto, si se trata de un simple camino de tierra, una finalidad utilitaria, va más allá de lo inmediato… y es a modo de una aventura en otro reino” […] “El anhelo no de llegar a tal o cual lugar, sino de encontrar lo que le falta para ser, para que el ser nacido a medias se cumpla”.<br /><br />Sé que hablo de un misterio. La poesía de <b>Mercedes Roffé</b> es ese misterio. Quizá cabría preguntarse si <b><i>Carcaj: Vislumbres </i></b>no es un largo poema marcado por la pasión de desentrañar un enigma que la propia poeta sabe no desentrañable . Seguramente porque la clave del enigma es el propio proceso, o el fruto de ese proceso: el libro, bellamente editado con una cubierta blanca que parece aludir a los espacios en blanco que la poeta argentina convierte en espacios de sentido en cada página. Un libro, creo, de lectura inagotable. De inagotables lecturas.</span></span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 150%; margin-bottom: 0cm; text-align: right;">
<span style="font-family: inherit;"><span lang="ES-TRAD" style="font-size: 12pt; line-height: 150%;"><span style="color: #0b5394;"><span lang="ES-TRAD" style="font-size: 12pt; line-height: 150%;"><b><i>Carcaj : Vislumbres </i></b>/</span> <b>Mercedes Roffé </b>/ </span></span></span><br />
<span style="font-family: inherit;"><span lang="ES-TRAD" style="font-size: 12pt; line-height: 150%;"><span style="color: #0b5394;">Vaso Roto Poesía / Madrid, 2014 / 73 páginas.</span></span></span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 150%; margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm;">
<span style="font-family: inherit;"><span lang="ES-TRAD" style="font-size: 12pt; line-height: 150%;">-----------------------------</span></span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 150%; margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm;">
<span style="font-family: inherit;"><span lang="ES-TRAD" style="font-size: 12pt; line-height: 150%;"><span style="color: #0b5394;"><span style="font-size: x-small;">NOTA BIOGRÁFICA</span></span></span><span style="color: #0b5394;"><br /></span><span lang="ES-TRAD" style="font-size: 12pt; line-height: 150%;"><span style="font-size: x-small;"><span style="color: #0b5394;"><b>Mercedes Roffé.</b> Buenos Aires. Argentina, 1954. Ha publicado en poesía: <i>Poemas (1977), El tapiz (bajo el heterónimo Ferdinand Oziel, 1983), Cámara baja (1987), La noche y las palabras (1996), Definiciones mayas (1999, 2000), Antología poética (2000), Canto errante (2002), Memorial de agravios (2002), Milenios caen de su vuelo. Poemas 1977-2003 (2005), La ópera fantasma (2005, 2012) y Las linternas flotantes (2009)</i>; y en traducción: <i>Bendiciones gnósticas</i>, de Leonard Schwartz (2002), P<i>oemas para el juego del silencio</i>, de Jerome Rothenberg (2004), <i>El amor de los objetos,</i> de Martine Audet (2008), <i>Una historia incomprensible y otros relatos</i>, de Odilon Redon (2010) y <i>El trabajo del sueño</i>, de Jerome Rothenberg (2013).</span></span><br /> </span></span></div>
<br />
<div class="MsoNormal" style="line-height: 150%;">
<br /></div>
MANUEL RICOhttp://www.blogger.com/profile/18013142254113133506noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-8755177956862443022.post-31071658480801028462014-06-15T12:34:00.000-07:002014-06-15T12:34:33.711-07:00Oficio de los años. Sobre "Despedida en el tiempo", de Manuel Álvarez Ortega<br />
<div style="margin: 0cm 0cm 0pt; text-align: left;">
<span style="color: #0b5394; font-family: inherit; font-size: x-small;"><span style="color: #0b5394;"><span style="font-size: small;"><i><span style="font-weight: normal;">Al
cuidado de <b>Marcos–Ricardo Barnatán</b>, apareció en 2004 </span></i></span><span style="font-size: small;"><span style="font-weight: normal;"><b>Despedida
en el tiempo</b>, </span></span><span style="font-size: small;"><i><span style="font-weight: normal;">una
antología con la que <b>Manuel Álvarez Ortega</b>, poeta de cuño
irracionalista y traductor, entre otros, de<b> Éluard, Laforgue, Breton
</b>o <b>Milosz</b>, resumía más de medio siglo de creación
poética. Reproduzco a continuación la reseña que publiqué en
Babelia aquel mismo año.</span></i></span></span></span></div>
<div style="margin: 0cm 0cm 0pt; text-align: right;">
<i><span style="font-family: inherit;"><b></b></span></i></div>
<div style="margin: 0cm 0cm 0pt; text-align: left;">
</div>
<div align="center" style="margin: 0cm 0cm 0pt; text-align: center;">
<span style="font-family: inherit;">
</span></div>
<div style="font-weight: normal; margin-bottom: 0cm; text-align: left;">
<br />
<span style="font-family: inherit;"><span style="font-size: small;">Traducir,
a finales de los años cincuenta,<b> </b></span><span style="font-size: small;"><i><b>Crónica</b>,
</i></span><span style="font-size: small;">de<b> Saint John
Perse</b>, constituía un acto de afirmación literaria respecto al clima
dominante en la época. <b>Manuel Álvarez Ortega</b> (Córdoba, 1923) lo
hizo. En tiempos de garcilasismo y poesía social, ese acto hablaba,
además, de una tradición lírica muy alejada de la que prevalecía
en la España de posguerra. </span>
</span></div>
<div style="margin: 0cm 0cm 0pt; text-align: left;">
<span style="font-family: inherit;">
</span></div>
<div style="font-weight: normal; margin-bottom: 0cm; text-align: left;">
<span style="font-family: inherit;">
<span style="font-size: small;"> </span></span><br />
<a href="http://3.bp.blogspot.com/-HYG5ljZEFBs/U53zQr71GZI/AAAAAAAAC1M/7GQNLEuBUt4/s1600/Alvarez+Ortega+1.jpg" imageanchor="1" style="clear: left; float: left; margin-bottom: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" src="http://3.bp.blogspot.com/-HYG5ljZEFBs/U53zQr71GZI/AAAAAAAAC1M/7GQNLEuBUt4/s1600/Alvarez+Ortega+1.jpg" height="188" width="200" /></a><span style="font-family: inherit;"><span style="font-size: small;">Casi
medio siglo ha pasado desde entonces. Y cincuenta y tres años entre
la publicación de su primer libro poético, </span><span style="font-size: small;"><i><b>La
huella de las cosas</b> </i></span><span style="font-size: small;">(1948),
y los últimos textos de </span><span style="font-size: small;"><i><b>Heredad
de la sombra</b> </i></span><span style="font-size: small;">(2001).
Estamos ante un poeta extraño, de una trayectoria equiparable, por
su lateralidad respecto a los grupos canonizados, a las de otros
poetas mayores, también andaluces, como <b>Rafael Pérez Estrada</b>,
<b>Vicente Núñez</b> o, en un plano distinto,<b> Rafael Guillén</b>. De un poeta
cuya obra, desde sus orígenes, ha transitado por una senda en
claroscuro, hecha de luz y de sombra. Eso quiere decir que se trata
de una obra unitaria y obsesiva en los temas pese a ser muy extensa.
Esa unicidad y el permanente acercamiento a cuantas obsesiones
estaban presentes en sus primeros libros, hacen de </span><span style="font-size: small;"><i><b>Despedida
en el tiempo</b> </i></span><span style="font-size: small;">—título
que recobra el de un largo poema elegíaco publicado en 1967—
algo más que una antología. El volumen puede ser leído, sin
merma, como un poemario en el sentido más integral y profundo de la
palabra. Las dualidades amor/muerte, dolor/gozo o espíritu/materia,
el entrañamiento con la tierra, la memoria de la infancia —otra
forma de entrañamiento—, la inclinación hacia las zonas oscuras
del pensamiento y de la vida, el Sur como metáfora de la luz y de la
juventud, encuentran en una estética de verso largo, flexible y
musical —incluso cuando de prosa poética se trata—, de metáforas
y comparaciones hechas con inteligencia e intuición, de destellos
irracionalistas a medio camino entre lo surreal y lo simbólico, el
recipiente adecuado. El lector visita un universo proteico, hecho de
patios de atardecer, de naturalezas nocturnas, de mares oscuros y
ruinas, de veranos rurales y de escenarios religiosos paganizados, de
iconografía funeraria —</span><span style="font-size: small;"><i><b>Invención
de la muerte</b></i></span><span style="font-size: small;">
(1964) es uno de sus libros más emotivos— en la que sorprendemos
una extraña mezcla entre una luz que parece aprendida en el primer
<b>Aleixandre</b> y la oscuridad fúnebre de las pinturas de <b>Valdés Leal</b>
(“un dios/ rodeado de muerte civil / y obscenos esqueletos”) o
los versos de <b>Éluard</b> o <b>Breton.</b></span></span><br />
<a href="http://3.bp.blogspot.com/-oMCVUpwvhf4/U53zv2MN3LI/AAAAAAAAC1U/KPG5OzrFPX0/s1600/ANTOLOG%C3%8DA+PO%C3%89TICA+DE+MANUEL+ALVAREZ+ORTEGA+(1941-1971).jpg" imageanchor="1" style="clear: right; float: right; margin-bottom: 1em; margin-left: 1em;"><img border="0" src="http://3.bp.blogspot.com/-oMCVUpwvhf4/U53zv2MN3LI/AAAAAAAAC1U/KPG5OzrFPX0/s1600/ANTOLOG%C3%8DA+PO%C3%89TICA+DE+MANUEL+ALVAREZ+ORTEGA+(1941-1971).jpg" height="200" width="117" /></a><span style="font-family: inherit;"><span style="font-size: small;"><b> </b></span></span></div>
<div style="margin: 0cm 0cm 0pt; text-align: left;">
<span style="font-family: inherit;">
</span></div>
<div style="font-weight: normal; margin-bottom: 0cm; text-align: left;">
<span style="font-family: inherit;">
<span style="font-size: small;">La
poesía de <b>Álvarez Ortega</b> mantiene un tono equilibrado, una tensión
lírica sostenida pese a prolongarse a lo largo de cincuenta y dos
años. No hay caídas y a veces nos sorprenden imágenes con una
fuerza perturbadora: “Tú vienes de la sombra eres germen de un
reino / que cambia sol por sangre vida antigua por sueño”. Cuando
la reiteración amenaza a nuestra realidad poética con confundir
sencillez con simpleza y realismo con precariedad expresiva, la
lectura de </span><span style="font-size: small;"><i>Despedida
en el tiempo </i></span><span style="font-size: small;">puede
ser un ejercicio de descubrimiento y gozo, de introspección y
desasosiego, de reencuentro con las capacidades líricas de nuestra
lengua y con una complejidad que, en este caso, no es hermetismo</span></span><span style="font-family: inherit;">. </span><br />
<br />
<span style="color: #0b5394; font-family: inherit; font-size: x-small;"><b>DESPEDIDA EN EL TIEMPO. Antología poética (1941–2001) /</b></span><i><span style="color: #0b5394; font-family: inherit; font-size: x-small;"><b> Manuel
Älvarez Ortega / Edición
de Marcos–Ricardo Barnatán / Huerga
y Fierro Editores. Madrid, 2004 /</b></span></i><span style="color: #0b5394; font-size: x-small;"><span style="font-family: inherit;"><i><b> </b></i></span>352
páginas.</span> <br />
<br />
<div style="text-align: right;">
<span style="color: #0b5394;"><i>Crítica publicada en</i> Babelia / El País,<i> en 2004</i></span></div>
<span style="color: #0b5394;"></span></div>
<b>
</b>MANUEL RICOhttp://www.blogger.com/profile/18013142254113133506noreply@blogger.com0